No se sabe exactamente la cantidad de minas que fueron “sembradas” por las fuerzas armadas de Chile en su territorio próximo a la frontera con Bolivia, donde durante mucho tiempo se han producido lamentables accidentes que han afectado a ciudadanos bolivianos y a innumerable cantidad de ejemplares de variado ganado nacional.
Se ha firmado acuerdos pertinentes entre representantes del gobierno chileno y el nuestro con un claro compromiso de efectuar el “desminado” de su frontera en un determinado tiempo que ya se cumplió, que fue de varios años y que en el presente se pretende extenderlo nada más ni nada menos que por ocho años más.
Esa posición de las autoridades chilenas muestra dos situaciones realmente claras, una primera que se trataría de una respuesta indirecta a los planteamientos bolivianos en lo que corresponde a su reclamo sobre la recuperación marítima, pero también al problema vigente del uso indebido de las aguas del manantial del Silala y el caso pendiente del Río Lauca.
No es todo porque además también persiste el malestar de los chilenos por la abierta aproximación que demuestra el mandatario electo del Perú, quien así lo hubiese dicho con sentido simplemente cívico no está lejos de alcanzar un propósito de unidad entre los dos pueblos hermanos “para enfrentar juntos las adversidades” que no olvida la historia y sus derivaciones.
En verdad que últimamente las relaciones entre Bolivia y Chile han bajado de temperatura, están más frías que durante la anterior gestión de Michelle Bachelet, recordando empero que entonces el diálogo era más fluido pero tampoco hubo resultados satisfactorios a la agenda de los 13 puntos.
Con Piñera las cosas han cambiado sustancialmente y la posición boliviana, apoyada por otros países amigos para buscar soluciones en tribunales internacionales, ha sacudido la diplomacia de La Moneda y ahora se toman actitudes muy particulares, “pinchando” la paciencia boliviana con cosas que se agravan como un incidente de policías y militares, o con la muestra clara desde Bolivia de un trajín imparable de contrabando de coches desde Chile, vulnerando las últimas medidas restrictivas que se aplican en nuestro país.
El caso de las minas chilenas que no han sido retiradas en su totalidad como debió suceder hace tiempo atrás y que ahora puede demorarse un lapso de ocho años más sólo porque tal situación está siendo activada como medida de presión o de advertencia ante el curso de las demandas bolivianas.
Chile incumple convenios, aunque sus autoridades hablan de cumplir de forma estricta los tratados acordados. Este tema del desminado, salta a las claras como un factor más que altera las relaciones y que sigue siendo un latente peligro para la vida de los bolivianos.
Frente al incumplimiento reconocido por las propias autoridades chilenas la instancia del reclamo formal será elevada por Bolivia ante la Convención de Ottawa en Ginebra, exigiendo que Chile cumpla su compromiso de retirar y desactivar todas las minas sembradas en el territorio próximo a la frontera con Bolivia. Las minas chilenas son un peligro latente.
Fuente: LA PATRIA
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