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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Ni hablar después del fracaso - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Late en la conciencia internacional que el enclaustramiento marítimo boliviano es producto de una acción de usurpación militar y ocupación territorial por la fuerza de las armas y que contó con el auspicio del Imperio Inglés, en procura de incorporar un su favor un enclave estratégico en el cono Sur. La consecuencia es que Bolivia perdió su territorio costero sobre el Pacífico en 1879 y, también, por la fuerza del chantaje, la diplomacia nacional se vio obligada a suscribir el llamado: Tratado de Paz y Amistad de 1904, previa la firma de los Tratados de Ancón de octubre de 1883 (Chile – Perú) y el denominado “Pacto de Tregua” de abril de 1884 (Chile - Bolivia).
A partir de aquel momento histórico (Octubre de 1904), Bolivia abre una campaña diplomática internacional, con el principio de reclamar por sus derechos sobre la costa del Océano Pacífico, con una salida propia y soberana y, a partir de 1979, Chile impone un incalificable régimen de control sobre el comercio externo boliviano, pese a las “enormes facilidades” que siempre ha pregonado al amparo del Tratado de 1904 y nunca las ha cumplido.
En ese cuadro histórico, la diplomacia de Bolivia ha logrado un firme respaldo a sus aspiraciones reivindicativas en el seno de la Comunidad Internacional, mientras que la Cancillería del Mapocho ha mantenido como constante, su “terminante rechazo” a las aspiraciones bolivianas, de lograr una salida soberana al Pacífico, por los territorios que le eran de su propiedad hasta antes de la contienda que provocó la invasión militar al puerto de Antofagasta. Además de este implícito reconocimiento de la existencia de un “diferendo entre los dos países”, en cuatro oportunidades abrió la posibilidad de acceder a la demanda boliviana mediante propuestas concretas, como el llamado “canje territorial” frustrado durante las dictaduras de los generales Hugo Banzer Suárez y Augusto Pinochet Ugarte (1976).
El último hecho develado por el Presidente del actual gobierno nacional, “mostrado en una suerte de contradicciones internas” y con el pasado histórico de 132 años de permanentes gestiones ante la comunidad internacional, lamentablemente, se muestra como “el fracaso de la política de la confianza mutua” que no alcanzó resultado alguno durante los primeros cuatro años de acercamiento entre los presidentes de Bolivia, Evo Morales y de Chile, Michelle Bachelet y, menos en el último de su segunda gestión.
Lo peor que pudo pasarle al país, como expresión de las debilidades de la diplomacia boliviana, es que el régimen gobernante concede al gobierno de Chile, una “pausa solidaria” en las conversaciones que Bolivia sostiene desde hacen 132 años, para encontrar el camino de solución a su ilegal y anómalo enclaustramiento marítimo, como una muestra de comprensión a la crítica situación que crea el cataclismo tectónico de Concepción.
En el lenguaje diplomático, se entiende que la Cancillería de Bolivia ha provocado “una ruptura oficial” en el largo y sacrificado proceso construido durante todo ese tiempo, siguiendo la línea inalterable de la reivindicación de sus derechos que tiene sobre el Océano Pacífico y no se encuentra una justificación plena hasta el presente, puesto que los procesos de negociación son muy prolongados y de profundo análisis por especialistas que se rigen por una política definida.
Representa, asimismo, una “dicotomía incomprensible” abandonar la teoría de la multilateralidad sobre la cual estaba construyéndose varias fórmulas de solución en los escenarios de la Organización de Naciones Unidas y de Estados Americanos, para declarar la “bilateralidad del conflicto” sin una clara visión del problema, mediante el tratamiento de trece puntos que el Gobierno los mantuvo en la más absoluta reserva y, finalmente, retomar la agenda multilateral y, con ella, abandonar la idea de recurrir a los “Tribunales de la Haya”, con cuyo motivo, hasta se organizó una Comisión del más alto nivel para formular el alegato correspondiente.
El complejo problema trinacional, que sostienen Bolivia, Perú y Chile, según los tratados firmados durante el siglo pasado y por sus connotaciones continentales, no debería sufrir estos vacíos diplomáticos en el curso de las negociaciones que sostienen las partes, cuya responsabilidad es propia del gobierno y no se busque la forma de encubrir una ineficiente y fracasada gestión que condujo el Movimiento Al Socialismo (MAS).
A estas alturas, no puede mencionar siquiera que “es la primera vez” que Bolivia logra “un triunfo diplomático” y menos que “estamos en el mejor momento del análisis del tema”, porque los presidentes Morales y Bachelet, ni siquiera lograron abrir un haz de luz que reconforte el espíritu de más de 10 millones de habitantes y, el nuevo gobierno de Sebastián Piñera, marca como línea de conducta, el “cumplir y hacer cumplir el Tratado de 1904”.
Todos sabemos que Chile “nunca tuvo la voluntad política de avanzar de manera seria y ordenada, en el tratamiento del tema marítimo”, ya sea en el nivel bilateral, como multilateral, pese a que las múltiples resoluciones de los foros regionales y mundiales, recomendaban con énfasis a realizar “los esfuerzos necesarios para encontrar una solución al conflicto”.
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