¡¿Los periodistas, culpables de los errores del gobierno?!
16 jun 2011
Por: Armando Mariaca V.
Las últimas expresiones acusatorias del Presidente a la prensa y a los periodistas muestran la realidad que siente el gobierno: Los medios y los periodistas aparecen como culpables de todo lo malo que ocurre en el país; en otras palabras y en rigor de verdad: serían culpables de los yerros del gobierno y su partido.
¿Cuál es la “gran culpa” que se puede endosar a la comunicación social? Simplemente el recoger noticias, mostrar lo que ocurre en el país, informar sobre las actividades del Presidente y su entorno y, en casos, analizar y opinar sobre todo el acontecimiento noticioso del país y del mundo. Estos serían los grandes delitos que despiertan el mal humor presidencial y hace que ataque a los periodistas.
La verdad es simple: Hay complejos e inquina contra los medios de comunicación, contra periodistas, analistas, editorialistas, articulistas y colaboradores ocasionales de los periódicos que comentan o analizan los hechos. En resumen, no gusta que la libertad de expresión – derivación de la libertad de pensamiento – sea ejercida porque es inviolable, irreductible, irremplazable, intocable si se quiere y, ante todo, respetable porque son derechos del pueblo, son partes fundamentales de la Democracia que se basa en la libertad en toda su expresión.
Para quienes emiten libremente criterios y opiniones o informan simplemente sobre hechos y acontecimientos, hacerlo es, en todas sus formas, contribuir a que el pueblo esté enterado y, por supuesto, el propio gobierno vea cómo los medios recogen lo que compete al Estado y, todo, créase o no, contribuye, coopera, colabora con el propio régimen porque la información y el comentario implican aprobación o desaprobación, aceptación o negación de lo hecho y sus consecuencias, claridad u obscuridad en todo lo que debe ser transparente. En buenos términos, es conveniencia de las autoridades, porque lo que piense y sienta el pueblo sirve para que el gobierno modifique conductas o, si lo hace bien, persista en lo bien hecho.
Para el Presidente, su entorno y su partido, no cuenta nada lo positivo de los medios y de los periodistas; para ellos, todo está mal porque ese todo no implica sólo aplausos, congratulaciones, aprobaciones y toda la gama de alabanzas que la politiquería y el populismo permiten hacer con quienes creen que lo que hacen “es lo perfecto”. La verdad es que más que los aplausos y las aprobaciones, le harían mucho bien al gobierno las críticas y las desaprobaciones porque ellas le ayudarían a rectificar rumbos, a pensar y aplicar mejor las soluciones que el país requiere para sus múltiples problemas. De alguna manera, medios que critican y hacen ver errores gubernamentales, ayudan, cooperan, construyen y muestran situaciones que, muchas veces, no ve el gobierno. ¿Condenación por todo esto?
Valdría la pena que, de tanto en tanto, el Presidente y su entorno se pregunten: ¿Qué harían sin los medios de comunicación y sin los periodistas?, ¿Sería suficiente la información de los medios oficiales, oficiosos y comedidos por conveniencias subalternas, para dar a conocer los hechos y comportamiento “sin mácula” de las autoridades?, ¿Habría credibilidad en la comunidad nacional sobre todo lo que se le dice?, ¿Cuál sería el propio comportamiento del pueblo sin noticia alguna, sin tanta fotografía y sin ningún comentario sobre las autoridades?, ¿Qué pasaría si la información se refiere sólo a hechos intrascendentes, informaciones municipales y hasta mundiales?, Valdría la pena que se responda a estas interrogantes antes de acusar al periodismo por faltas o delitos que no comete.
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