Hay dos serios problemas que merecen atención especial y redoblada entre las autoridades nacionales y en las departamentales para evitar que los índices de esos males compliquen la ya difícil situación de la ciudadanía, especialmente de esa que se halla desprotegida en los cinturones marginales de las ciudades, aunque delitos y muy graves no faltan en los sectores centrales de las urbes bolivianas.
Queremos decir con esto que allí donde se apunte hay problemas, de mayor o menor cuantía, pero los hay y eso se debe a la falta de seguridad policial o mejor dicho de “seguridad ciudadana” y por otro lado la ilegalidad que campea en diferentes escalas de nuestra comunidad.
No hay día en que no se registren noticias sobre violencia, asaltos, daños a la propiedad privada y pública. Tampoco faltan informes sobre actos ilegales, hechos de corrupción administrativa, transgresión a disposiciones vigentes, contrabando al por mayor y menor, enfrentamientos entre políticos, inclusive del frente oficial y como si fuera poco, toda una variedad de alteraciones del orden constituido que muestran un país en permanente conflicto.
No faltan muestras de injusticia latente, hay quienes vulneran las normas más elementales aprovechando circunstanciales posiciones de poder o a través del mismo factor en perjuicio de otros ciudadanos. Está campeando la inmoralidad y la inequidad, pese a ciertas exhortaciones de segmentos de nuestra sociedad preocupados por el acontecer diario, lleno de vicisitudes.
Nadie está seguro en el contexto actual, cuando fallan los sistemas de control para garantizar la tan mentada “seguridad ciudadana” o cuando simplemente nadie se siente con la seguridad suficiente para que se respeten sus derechos frente a la iniquidad, el autoritarismo o la violencia directa.
Muchas son las normativas que rigen la vida ciudadana, pocas son las que realmente se respetan y se cumplen, por eso es que vivimos en un proceso caótico que nos deja sabor amargo y seguimos esperanzados en que el próximo día será mejor, siempre y cuando se dispongan mejores condiciones para que nuestra Policía ejerza mayor control, con los elementos necesarios, humanos, técnicos y de propia seguridad, de manera que puedan enfrentar y detener la delincuencia.
Hay que convenir también en la urgencia de exigir a las autoridades superiores, que nos gobiernan, que en aras de la seguridad que merece la comunidad extremen recursos para el respeto a la normatividad vigente, pero dando ejemplo desde la superioridad, de manera que en todos los niveles hacia abajo se entienda que el país puede marchar mucho mejor, si se respetan los derechos ciudadanos, la propiedad privada y pública, los derechos humanos y las condiciones de vida en un marco de justicia y equidad para todos.
La inseguridad y la ilegalidad no pueden, no deben sobreponerse al derecho que cada boliviano tiene para vivir sin zozobras, sin miedos, sin presiones y más bien en un marco de plena seguridad y legalidad. Es un trabajo de todos, pero más de gobernantes y autoridades en general.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.