El inicio de una acción judicial contra la alcaldesa Rossío Pimentel motivo especial preocupación y puso al fin la mirada de los jerarcas del Movimiento Sin Miedo (MSM) en nuestro municipio, quienes asumen por primera vez una actitud responsable cuando anuncian “la construcción y proyección política e institucional del Movimiento en Oruro”.
Esa acción se estrena sancionando a concejales “tránsfugas y desleales” suspendidos de su militancia “por su grave inconducta partidaria, contraria al voto popular orureño y a los principios del MSM”, buscando poner orden en la casa y además proteger a la alcaldesa que enfrenta un pleito judicial por contratar un funcionario para la oficina de Transparencia y Lucha contra la Corrupción del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro.
Lo sucedido es clara muestra y además una confirmación que la alcaldesa durante esta primera etapa de su gestión gobernaba con el enemigo desleal y tránsfuga, que lejos de contribuir al buen ejercicio de la administración municipal, de manera permanente pone obstáculos y trancas, para perjudicar su trabajo que se tradujo en una suerte de competencia al interior de la administración edil y el propio Concejo Municipal.
Empero no sólo tenía una “oposición militante” de los concejales del MSM, sino también al funcionario que esgrimía con orgullo ser masista y militante del “proceso de cambio”, que no se concretó en el Municipio por ausencia de una política definida para esa función, resultado de una designación directa, improvisada y hasta contratación apresurada que ahora motiva el proceso judicial, por la supuesta comisión de los delitos de conducta antieconómica, incumplimiento de deberes y nombramientos ilegales.
Como se dice en el adagio popular, sobre llovido mojado, porque resultan ser dos concejales del MSM, partido político que respaldo la candidatura de Rossío Pimentel al Municipio de Oruro y que fruto de esa votación y resultado obtenido, se ganó los curules para Alfredo Valles y Ricardo Gutiérrez, quienes autorizaron a la mayoría masista y al presidente del Concejo denunciar y enjuiciar a la alcaldesa, quien más bien debía recibir apoyo de quienes tienen la responsabilidad y obligación de defender el principio de lealtad partidaria, lejos de negociar la Vicepresidencia del Concejo en clara actitud de parcialidad con el Movimiento Al Socialismo (MAS).
La actitud asumida por los concejales no es el transfuguismo político que denuncia el MSM contra ellos, sino que además implica una falta ética y una actitud contraria a toda norma moral, porque no se puede anteponer el interés personal al beneficio colectivo, en este caso el respeto del voto popular que le otorgó el triunfo a Rossío Pimentel, quien sin ser militante del MSM consiguió con ese resultado cuatro curules para la bancada de esa fuerza política.
La posición asumida por los dos concejales es reprochable y producto de la improvisación partidaria, cuando se busca a los dizque “mejores ciudadanos” para representar a los orureños, siendo casi siempre el mismo resultado. Un grupo de quienes ostentan el poder para su usufructuó y para un fácil enriquecimiento, saliendo la mayoría de las veces del anonimato, porque sin tener un buen candidato, como lo fue Rossío Pimentel, jamás habrían llegado a ser concejales.
Lo ocurrido no puede ser sólo una experiencia para el MSM, sino debe sacudir las fibras de los dirigentes políticos, para actuar en consecuencia, sancionar a los tránsfugas, recuperar los curules y realizar un acompañamiento permanente a la alcaldesa, para que nadie más la sorprenda en su buena fe, con propuestas, promesas y hasta improvisados planes, que resultan ser “ganchos” para colarse a la administración municipal, lejos de asumir una responsabilidad para trabajar por Oruro y a favor de los orureños.
Los experimentos realizados en el Municipio local dejan un sabor amargo y fueron suficientes, porque se permitió la participación de gente ligada a otros partidos políticos que se aprovechan de su “sapiencia”, para organizar y dirigir una administración que resulta ser una estricta responsabilidad de la alcaldesa, porque a la hora de asumir defensa en los procesos judiciales o de otra índole, nadie está para acompañarla ni darle “consejos”.
La alcaldesa Rossío Pimentel, fue legítima ganadora de su cargo en el Municipio local, puesto que ni los propios dirigentes del MSM pueden reclamar derecho alguno, por carecer de una organización partidaria, no tener el instrumento para enfrentar tamaña responsabilidad, al extremo de ser los más sorprendidos con el resultado de la votación que logró la candidata independiente que dio vigencia a la sigla de los “Sin Miedo” en Oruro.
El MSM tiene que trabajar orgánicamente y dotarse de una estructura política que sepa enfrentar, asumir y conducir el proceso político en Oruro, para así otorgarle gobernabilidad a la alcaldesa Pimentel, que hasta ahora está lidiando sola y trabajando con el enemigo desleal y tránsfuga al interior del Gobierno Municipal. Ojalá eso cambie para beneficio de todos los orureños.
(*) Periodista
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