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Domingo 12 de junio de 2011

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Revista Dominical

Digresión Política

12 jun 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora

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Existen, en nuestro país, muchas personas envueltas por discursos socialistas que prometen construir un edén en el altiplano y demás pisos ecológicos de la nación. Hay gente que está apostando seriamente en una revolución, esperando que esto traiga un nuevo contrato social, que represente reales mejorías para nuestros compatriotas.

Lógicamente, que sin excepción, todos queremos un país con mas oportunidades y mejor calidad de vida; está por demás recordar que todos soñamos con paz y progreso. Sumado a que sabemos que nuestro país tiene las riquezas necesarias para desarrollarse, no somos desvalidos.

Empero, aún no se avizora en el horizonte el molinete capaz de transformar el país sin trastorno. Ya aprendimos que por decreto las cosas no giran. El cambio no pasa por copiar slogans foráneos. Es preciso mucho más que palabras, es necesaria una acción social sostenible en el tiempo, hermanada de una toma de conciencia masiva. Sencillamente, es necesario vivir un proceso para el cambio. Pues sin olvidar, que cualquier proceso es un movimiento de transformación que se desarrolla en el transcurso del tiempo.

Cuando existen necesidades insatisfechas desde hace mucho tiempo, sumadas a las carencias de cada día, se torna problemático aceptar que los resultados reales de los cambios se visibilizaran en veinte o treinta años, en los mejores de los casos. Entonces, es necesario entender que las revoluciones son giros que damos hoy, para que disfruten las generaciones venideras. Siempre y cuando, las generaciones postremas crean que las condiciones que les heredamos son las ideales para ellas. Caso contrario, ocurrirá una nueva caída del muro, o una apertura como en la antigua URSS.

Alterar el curso de la historia sin implementar fábricas es totalmente iluso, pues, no existe progreso sin pan.

Es posible y saludable, fomentar el deporte e invertir millones de recursos pecuniarios en ello, pero es injusto cuando no hay carreteras en condiciones de retirar los productos agropecuarios que garantizan el sustento de la familia campesina y abastecen las ciudades.

Eso crea un hueco en el discurso socialista que estamos escuchando, ya que la teoría sin acción debilita la ideología que intentan impregnarnos. Eso aumenta la nebulosa entre las palabras y las cosas.

Es más, un socialismo que necesita intercesores, no resulta, pues ya está naciendo hemipléjico.

Pensar en un país antiimperialista que depende de la ayuda de países que no lograron, por cualesquier que sea el motivo, subsanar sus necesidades internas, es embaucador.

Hay mucha gente que apuesta en un discurso socialista, basado en el éxito de la revolución cubana.

Pero, a mí no me engañan…

En el año de 2009 yo abrí mano de pasar la navidad con mí familia en mí querido Oruro, para ir a descubrir la Cuba que no sale en las propagandas. Donde la corrupción empieza en el aeropuerto, es una gran contradicción.

Tuve el gran honor de vivir en hogares cubanos, de gente de sepa, que apoya al régimen desde sus inicios, aún cuando, ellos solo tienen derecho a comer un pan día por medio.

La fuerza que tienen para sobrevivir en un país donde falta todo, es espectacular.

Cuba abrió universidades y formó cientos de miles de médicos, en desmedro de la agropecuaria.

También construyó muchas prisiones para todos los disidentes. Quizás, el cuestionamiento de la verticalidad sea uno de los grandes problemas para resolver, antes de ser confundido con un vil gobierno de facto.

Es desolador ver los campos sin cultivos y sin ganado. Salud para todos, sin frutas, verduras y carne vacuna, es demagogia.

Independiente de cualquier factor externo que oprima a Cuba, hay que tener en cuenta que ningún país que no es autosuficiente en el agro, puede surgir.

Entonces, yo que vivo las contradicciones del capitalismo, tuve oportunidad de vivir las contradicciones del socialismo… Que también no me gustaron. Quizás, porque los niños no tienen navidad, ni juguetes, con excepción de aquellos que tienen parientes en el extranjero que envían encomiendas y dólares que hacen demasiada diferencia, para las pocas familias que reciben; así como para el gobierno que capta estos dólares ávidamente, contrapuestamente a su política antiimperialista.

Aparentemente, al noble pueblo cubano, no le falta nada; pero muchos jóvenes profesionales, ingenieros y de otras ramas, me manifestaron sus ganas de trabajar para ganar dinero, y así llegar a obtener aquello que el sudor de su rostro les permita comprar. Es frustrante cuando uno tiene que vivir bajo la ideología ajena y su sueldo no permite un platito extra o una golosina para el hijo.

Por lo expuesto y por las cosas feas que vi y me las reservo, pregunto a los ideólogos de hoy: ¿Sí, no es simulacro todo éste discurso de revolución? ¿Si, saben que revolución es antónimo de paz? ¿Cómo es posible ver contradicciones y perseguirlas como un ideal? ¿O entre el rechazo de lo que somos y la búsqueda de lo que podemos ser, existe algún interés, de unos cuantos, de por medio?

Lógicamente, que cuando viene una ola, ella trae consigo mucha agua. Pero cuando se va, deja al descubierto todo aquello que pagaríamos por no ver.

En un mundo globalizado crear islas, sin puertos ni puentes, es sencillamente un retroceso.

Además, es importante comprender que la fuerza de la pluriculturalidad siempre existirá, y es normal en las personas, mirar más allá de las fronteras. Entonces, la hermenéutica de los discursos socialistas son singularidades que reaccionan frente a las corrientes ordinarias de pensamiento.

Hay mucha gente que espera un nuevo discurso socialista; un discurso cercano a la realidad de los movimientos sociales, que tenga la capacidad de ajustarse, constantemente, con tales movimientos.

Sin embargo, en nuestro medio, los que hablan de socialismo no conocen el nuevo discurso: el que permite establecer negociaciones empezando por aceptar el punto final, acordado de antemano, y negociar, los medios y los tiempos (el como y el cuando).

En la praxis, no hacen más que dar la impresión de una negociación muy dura, con métodos muy antiguos, como si se tratara de una extrema derecha. Eso confunde a propios y extraños. ¡Al final, no es así que se juega! Hay que saber ceder para avanzar, es una regla básica.

En este momento, no se trata de abrazar o detener un movimiento político. Se trata de que los ideólogos del movimiento, aprendan un nuevo modo de hablar: no basta con ser convincentes, deben ser claros.

Ser claros, es hacer visibles cosas que en otras situaciones no se podían ver. Si, se lo hace con fundamento, se puede descubrir situaciones que la derecha se empeñó en ocultar.

La clave del éxito no reside en acabar con la oposición, tampoco en apropiase de los medios de producción; muy por el contrario, la clave del éxito reside en destapar el problema oculto por la derecha, e implementar una solución inminentemente. No se trata de entarquinarse en discursos que lindan entre la denuncia y la quejumbre.

Todos aplaudiríamos la capacidad de dar respuestas inmediatas. Pues, cuando se apostó por el cambio todos se jugaron todo, para ganar en calidad de vida. No fue para recoger en céspedes sintéticos malos tratos, discriminación, índices positivos que no se perciben el bolsillo y promesas incumplidas.

- Desgraciadamente, entre errores y tropiezos, se percibe una autentica impotencia constructiva; seguramente, por no admitir que los intelectuales son imprescindibles en los procesos políticos.

- Es un conjunto de abstracciones las que conforman una ideología política; en nuestro caso específico, parece además, que existe una mezcla con ficción científica.

- Después de todo, me remito a la idiosincrasia de nuestra gente, que es por naturaleza muy trabajadora, capaz de amasar sus bienes con sacrificio, porque le gusta construir su casita y más otra para dejar a los hijos, para facilitarles el camino en la vida… Nuestra gente, no vislumbra la necesidad de repartir su techo con un sin techo, puesto que el sacrificio es personal.

Entonces, me doy cuenta que ellos no están buscando el bien estar común. Estamos en otro momento histórico, y no hay que perderlo de vista.

No existe una educación para el modelo de socialismo cubano, entre los nuestros. Incluso, mismo porque no somos cubanos.

Percibo, que los nuestros, siguen con la mentalidad de que: cada uno vele por sí y que Dios vele por todos.

- De esto deduzco, de manera sorpresivamente asombrosa, que los ideólogos del socialismo en nuestro medio, en el fondo, saben que no están hablando en serio. Porque ellos conocen muy bien, antes que nadie, como piensa y siente nuestra gente.

- En éste momento me pregunto: ¿De que socialismo estamos hablando? ¿Quién esta dispuesto a trabajar para el bien del estado? ¿Quién va utilizar pantalón de tocuyo y abandonar su Preste para descolonizar al país?

Fuente: LA PATRIA
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