La demanda marítima boliviana se escuchó abiertamente en la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), una instancia internacional para la búsqueda de soluciones a problemas entre países que la integran y que por supuesto esperan mínimamente orientaciones diplomáticas para no caer en el desastre de la confrontación. El reclamo boliviano despertó interés general.
Si bien el delicado asunto fue expuesto en un clima de expectativa diplomática, las razones de ambas partes se evaluaron entre los delegados de los países asistentes y 13 de estos se inclinaron por sugerir, quizás recomendar y hasta insinuar, una salida concertada en base al diálogo directo entre partes. De esos apoyos, los de Venezuela y el Perú, por separado, apoyaron la causa boliviana señalando que la opción debe darse en un escenario de concertación bilateral para que Chile restituya soberanía marítima.
Se rescatan algunos hechos interesantes de lo que significó la participación de los cancilleres de Bolivia y Chile, cada uno con sus argumentos y posiciones preestablecidas que mostraron de algún modo un “estancamiento” de ese diálogo que propugnan pero que no puede avanzar si ambos países mantienen la resistencia a ceder posiciones, incluso bajo la posición de la OEA que como tal simplemente no apoyó la postura boliviana de pasar de la bilateralidad a las gestiones multilaterales.
Bolivia insiste en el tratamiento multilateral que contempla el derecho internacional ya que en 132 años, ni por la vía diplomática ni a través de la negociación directa logró una solución a su enclaustramiento, como lo reconoce la propia OEA en una resolución del año 1979, lo que conduce a Bolivia a buscar otras alternativas en el contexto multilateral y en su caso acudir a instancias jurídicas previstas en los mecanismos de solución pacífica de controversias a su justa reivindicación.
Chile por su parte insiste en que la demanda boliviana debe discutirse en el plano binacional, subrayando que los “organismo multilaterales” no están facultados para intervenir en asuntos bilterales. El canciller chileno insistió en que “los conflictos deben resolverse mediante el respeto y la utilización de los tratados vigentes que los unen”. Se refiere a la última recomendación de la OEA que formula un llamado al diálogo entre Chile y Bolivia en el cual estamos plenamente de acuerdo, afirmó el diplomático de la Moneda.
Ahora bien, las cosas están planteadas de ese modo, pero en la estrategia diplomática no puede continuar un estancamiento de “meros caprichos”, por tanto lo ideal es que se abra una nueva opción de diálogo pero ahora sobre un efecto interesante y que rescató el canciller boliviano, al señalar que “por primera vez Chile aceptó ante la OEA la existencia de un diferendo con Bolivia” por tanto el tema marítimo trasciende al interés hemisférico.
Parece que este es el momento oportuno para encarar la negociación con Chile de manera abierta, bajo la mirada de la OEA y sus países miembros, agotando el mecanismo bilateral, pero sin descuidar un seguimiento multilateral que sin ser parte directa del diálogo confirme el cumplimiento de objetivos de acercamiento y disposición de soluciones al problema marítimo de Bolivia por parte de la diplomacia y la gobernabilidad chilena.
Fuente: LA PATRIA
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