Cuando no hay plena conciencia de servicio a la comunidad, además cuando falta criterio y responsabilidad en el cumplimiento de deberes asignados para defender intereses ciudadanos y no de grupo, sucede que se produce una serie de gastos administrativos innecesarios fuera de lo normal, lo que además se denomina en buen cantar como malversación de fondos públicos.
Los problemas son propios del manejo de la cosa pública, donde los dineros que son del pueblo se manejan “discrecionalmente” y se justifican de algún modo cuando se ajustan las rendiciones de cuentas, cuyos resultados casi siempre arrojan pérdidas y por tanto aumentan los perjuicios de la comunidad.
En el caso de la gestión prefectural, no ha existido un adecuado informe oficial y una correcta rendición de cuentas. Lo que sucede es que informes parciales más que todo distractivos y no seriamente elaborados, andan de escritorio en escritorio y de sección en sección sin que nadie defina la calidad de toda la información anotada y se verifique si la misma es un correcto resultado de los ingresos y los gastos públicos.
Cuando todavía la autoridad era un prefecto, se impulsaron algunos proyectos que lamentablemente no fueron concluidos, irónicamente algunos ni siquiera comenzaron, pese a que se dispusieron adelantos hasta por supervisión de obras. Lo máximo, ahora se sabe que ni siquiera existía el tal proyecto.
Gastos insulsos para costear viajes al exterior de la “primera autoridad”, con el encargo de lograr acuerdos que beneficien a los planes de desarrollo regional, pero lamentablemente aquellos paseos fueron sólo eso, paseos turísticos que pagó el pueblo que por supuesto no recibió absolutamente nada que pueda considerarse resultado de una buena gestión ante organismos y gobiernos de países visitados.
En la actualidad y bajo la estructura de la Gobernación parece que las cosas no han mejorado mucho, claro está que habrá que darle tiempo al tiempo, pero no para que se continúe con la política de gastos innecesarios, especialmente para viajes improductivos en el sentido de traer tan sólo postales, fotografías y quien sabe algún borrador o perfil de acuerdo que tardará mucho tiempo en convertirse en parte de los planes que debemos encarar para fortalecer nuestro desarrollo departamental.
Fueron razones valederas las que esgrimieron los anteriores “consejeros” cuando se dispuso viajes de la ex autoridad prefectural y que en los hechos no sirvieron para nada efectivo. El cuento se repite ahora en la Gobernación, cuando los “asambleístas” critican los gastos que se efectuarán, por supuesto a “fondo perdido”, pero que en el caso presente y con la experiencia del pasado se exigirá mínimamente un informe de situación que permita valorar el interés que el gobernador viajante puso en la obtención de algunos acuerdos que sean de beneficio colectivo, lo contrario ameritará seguramente una severa llamada de atención, un informe económico y el resarcimiento de daños, si los hubiera, sólo así se aprenderá a priorizar el sentido práctico de hacer viajes sin incurrir en gastos innecesarios.
Fuente: LA PATRIA
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