La propuesta es una más que surge en los niveles del Estado y en lo que va de las gestiones del actual partido de Gobierno, aunque ahora tiene una especial característica porque daría la apariencia de un desborde de autoridad o un ajuste especial al interior de la fuerza gobernante y dentro sus filas.
Que el sistema gobernante necesita profundas reformas, es un tema que proviene de hace muchas décadas de las que vivimos en el sistema democrático vigente que, pese a una serie de ajustes, aún no ha podido consolidar su transformación efectiva y arrastra algunos males del pasado que siguen siendo la rémora en el proceso de la administración del Estado.
Uno de los males más dañinos a la estructura gobernante es la corrupción que de uno u otro modo está horadando los cimientos de una estructura que sigue debilitándose con una secuela de casos que complican a muchos de los más cercanos colaboradores del esquema gobernante, que continúa con la marca de lo ilegal e irregular en algunos de sus niveles.
A ese hecho se suma otro no menos perjudicial y negativo que se lo conoce como la “burocracia de Estado” y que igualmente complica desde los más altos funcionarios de los poderes públicos hasta los empleados de la escala más baja en materia de salarios y responsabilidades.
Pero tocamos el asunto porque la semana pasada el ex ministro de la Presidencia y que actualmente funge como director de la Agencia para el Desarrollo de las Microrregiones y Zonas Fronterizas se atrevió a pedir de manera oficial a las autoridades superiores “una reforma profunda en el Ministerio de Gobierno, debido a que en esa cartera se mantiene la burocracia desde hace 50 años”.
Ya lo decíamos, la denuncia explícita no es ninguna novedad, la burocracia no sólo corresponde a un ministerio, está en todo el esquema administrativo del Estado y se plantea una “reforma profunda” bien se haría en aplicarla en toda las estructura funcional del Estado para que esos males, identificados como corrupción y burocracia, sean erradicados con todas las consecuencias del caso ya que la propuesta de un ex ministro se trata claramente de un implícito reconocimiento de que algo anda mal en el interior del sistema gobernante.
La propuesta que originalmente está dirigida al Ministerio de Gobierno y a través de tal dependencia por ejemplo a la Policía y sus miembros, es reflejo fiel de recibir un “pinchazo de conciencia” para acometer acciones que en un momento oportuno posibiliten la reorganización de ciertas dependencias que ahora funcionan con estigmas de irregularidades, arbitrariedades, ilegalidades y hasta manifiesta intolerancia para considerar las propuestas de la oposición que en un esquema democrático deberían ser parte de un análisis profundo para cambiar la imagen y el desempeño del aparato gubernativo.
Lo de la Policía es un referente de lo que sucede, pero no es todo, pues se ha visto que en otras dependencias del Estado también se “cuecen habas” y es allí donde deberían apuntar las reformas que hacen falta y que ya no deberían seguir dañando, no sólo la imagen de un partido, sino más bien el prestigio de un país en su conjunto.
Fuente: LA PATRIA
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