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Antonio Machado Ruiz - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Invitado


Domingo 29 de mayo de 2011

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Cultural El Duende

Antonio Machado Ruiz

29 may 2011

Fuente: LA PATRIA

Antonio Machado Ruiz. Sevilla, 26 de julio de 1875 – Collioure, Francia, 22 de febrero de 1939. Miembro representativo de la Generación del 98. Publicó Soledades (1903); Soledades, Galerías y Otros poemas (1907); Campos de Castilla (1912); Nuevas canciones (1924); Poesías completas de (1928 y 1933). En 1936, en vísperas de la Guerra Civil, publicó su libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. En la década de los 30, junto a su hermano Manuel escribió obras de teatro como Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Juan de mañana (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).

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Un loco

Es una tarde mustia y desabrida

de un otoño sin frutos, en la tierra estéril y raída

donde la sombra de un centauro yerra.

Por un camino en la árida llanura,

entre álamos marchitos,

a solas con su sombra y su locura

va el loco, hablando a gritos.

Lejos se ven sombríos estepares,

colinas con malezas y cambrones,

y ruinas de viejos encinares,

coronando los agrios serrijones.

El loco vocifera

a solas con su sombra y su quimera.

Es horrible y grotesca su figura,

flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,

ojos de calentura

iluminan su rostro demacrado.

Huye de la ciudad… Pobres maldades,

misérrimas virtudes y quehaceres

de chulos aburridos, y ruindades

de ociosos mercaderes.

Por los campos de Dios el loco avanza.

Tras la tierra esquelética y sequiza

–rojo de herrumbre y pardo de ceniza–

hay un sueño de lirio en lontananza.

Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!

–¡carne triste y espíritu villano!–.

No fue por una trágica amargura

esta alma errante desgajada y rota;

purga un pecado ajeno: la cordura,

la terrible cordura del idiota.

La muerte

Aquel juglar burlesco

que, a son de cascabeles, me mostraba

el amargo retablo de la vida,

hoy cambio su botarga

por un traje de luto y me pregona

el sueño alegre de una alegre farsa.

Dije al juglar burlesco:

queda con Dios y tu retablo guarda.

Mas quisiera escuchar tus cascabeles

la última vez y el gesto de tu cara

guardar en la memoria, por si acaso

te vuelvo a ver, ¡canalla!...

La muerte del niño herido

Otra vez es la noche… Es el martillo

de la fiebre en las sienes bien vendadas

del niño. –Madre, ¡el pájaro amarillo!

¡Las mariposas negras y moradas!

–Duerme, hijo mío. Y la manita oprime

la madre, junto al lecho. –¡Oh flor de fuego!

¡Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?

Hay en la pobre alcoba olor de espliego:

fuera la oronda luna que blanquea

cúpula y torre a la ciudad sombría.

Invisible avión moscardonea.

–¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?

El cristal del balcón repiquetea.

–¡Oh, fría, fría, fría, fría!

Parábolas – I

Era un niño que soñaba

un caballo de cartón.

Abrió los ojos el niño

y el caballito no vio.

Con un caballito blanco

el niño volvió a soñar;

y por la crin lo cogía…

¡Ahora no te escaparás!

Apenas lo hubo cogido,

el niño se despertó.

Tenía el puño cerrado.

¡El caballito voló!

Quedóse el niño muy serio

pensando que no es verdad

un caballito soñado

Y ya no volvió a soñar.

Pero el niño se hizo mozo

y el mozo tuvo un amor,

y a su amada le decía:

¿Tú eres de verdad o no?

Cuando el mozo se hizo viejo

Pensaba: Todo es soñar,

el caballito soñado

y el caballo de verdad.

Y cuando vino la muerte,

el viejo a su corazón

preguntaba. ¿Tú eres sueño?

¡Quién sabe si despertó!

Mi bufón

El demonio de mis sueños

ríe con sus labios rojos,

sus negros y vivos ojos,

sus dientes finos, pequeños.

Y jovial y picaresco

se lanza a un baile grotesco,

luciendo el cuerpo deforme

y su enorme

joroba. Es feo y barbudo,

y chiquitín y panzudo.

Yo no sé por qué razón,

de mi tragedia, bufón,

te ríes… Mas tú eres vivo

por tu danzar sin motivo.

Fuente: LA PATRIA
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