El iris muda su esencia / Y el equilibrio se altera.
Los sueños llegan del cosmos / y un infinito constante
se transmigra en sus entrañas.
La gloria plasma su origen
¡En el perfecto sagrario!
III
Los siglos forjan la carne / En un retorno al silencio.
Lineal y exacta la alquimia / Reconstituye la historia;
El universo procesa / ¡Ciega espiral impoluta!
IV
Pero la nutren los ojos: / y es suyo el florilegio
seductor del paisaje; / triunfan en sus arterias
los zodiacos maravillosos / y en su garganta amanecen
cristales imponderables.
Su dulzura vence al óxido, / y en el cáliz de su vientre
la alegría concretiza / ¡la eucaristía del hombre!
V
¿Qué dimensión la señala?
¿Qué forma le da su forma?
¿Qué claridad su destello?
La nona luna la alumbra / electrizando la sombra.
Remodela la serpiente / la profecía tirana;
El mar endulza su espuma / y hay un dolor que ilumina
¡la redondez de las hembras!
¡El apocalipsis es nada; / Lo abstracto sólo es un mito;
¡La eternidad se renueva!
Danzan esporas al viento, / retoma el flujo su cauce
y el azar se desvanece / ¡frente al carbón libertado!
VI
MADRE UNIVERSAL:
Es tuya la trinidad / potente de la vida;
tuyo el compás del germen;
Tuyo el omníparo milagro de los átomos.
La gravidez del tiempo / Reposa en tus pupilas,
y de tu pulpa emerge / ¡el destino del hombre!
MADRE UNIVERSAL:
La belleza se calca en tu contorno
y la sustancia es el elan de paz en tu regazo
Eres la inapelable razón de la jornada;
hechura de lo justo, bóveda de lo perfecto.
MADRE UNIVERSAL:
Eres la urgencia material de hambre
la migaja de amor que apetece el pobre;
rescoldo tutelar de las ideas, / perennidad del grito,
discordia del averno.
MADRE UNIVERSAL:
Gineceo sagrado, / remuévase en tu estirpe
el sideral misterio;
elemental tu sombra en el confronto
nada responde el tiempo a la materia.
MADRE UNIVERSAL:
Polifonía tutelar, a la sonora
la potencia virtual de tu ternura
acredita en mi huesa el verdeciente
silabario de amor que intuye el trigo.
VII
Mujer hecha simiente; / Catedral de la vida,
armoniza tu rumbo / la proyección del verbo,
porque eres el milagro / Del: SEA, más humilde.
Acoge en tu costado / mi rebelión altiva,
desentraña la recta, para lanzarla en vilo.
Eres el eje augusto del prisma humanizado;
¡Sacramento de amor, fuego sagrado!
Rolando Arze Quintanilla. Cochabamba, 1933 – Houston, 1963. Poeta y declamador.
Fuente: LA PATRIA
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