En verdad que resulta compleja la situación del Hospital General, dadas las condiciones de deterioro que sufre su infraestructura por una parte, la falta de insumos por otra, carencia de equipos adecuados y modernos, pero también insuficiente personal profesional y de apoyo para atender la siempre creciente demanda de servicios de una población, que carente de seguro social, sólo puede acudir al Hospital General para solucionar sus problemas de salud.
La terrible situación que afecta al principal nosocomio de la ciudad no es un problema reciente, al contrario, sus deficiencias se arrastran desde hace años y por la falta de voluntad y capacidad de sus administradores, muchos problemas se han ido agravando a tal punto que ni siquiera su infraestructura es ya la más adecuada y segura para albergar a centenares de pacientes.
Hay deterioro en sus salas y consultorios, en cocina y lavandería, en los ambientes más delicados como los de terapia intensiva, recuperación, en pediatría o en maternidad, allí donde debe existir seguridad para los pacientes siempre se encuentran problemas, los que se agravan con el paso del tiempo y la poca atención de las autoridades.
En el último tiempo se han generado más reclamos que de costumbre, lógicamente porque los problemas han aumentado, la inseguridad es mayor y la atención garantizada es menor. Los factores adversos suman y siguen, así lo han comprobado autoridades como la Oficial Mayor de Desarrollo Humano, la Defensora del Pueblo y autoridades de salud, coincidiendo en que nuestro Hospital General padece una gravísima dolencia y necesita pasar por un tratamiento, incluso de terapia intensiva para recuperar su bien ganado prestigio y su calidad y calidez hacia sus centenares de pacientes.
Lo más importante es que se disponga de los suficientes recursos económicos que demandará la rehabilitación del principal hospital general de Oruro, que se haga un estudio adecuado para encarar su refacción por secciones, que se defina el soporte para un reequipamiento de equipos e instrumental, que se apruebe el soporte necesario para renovar mobiliario y por supuesto la ropa de cama necesaria, además de materiales y equipos de limpieza, para completar el cambio que necesita el Hospital San Juan de Dios, para habilitarse en el nivel que le corresponde y para seguir prestando la atención a la gente más necesitada no sólo de la ciudad sino de todo el departamento.
Se trata de responsabilidades mayores de nuestras autoridades que como el Municipio, responsable ahora de mantener en el mejor estado los servicios de salud, no tiene otra alternativa que priorizar un presupuesto de emergencia para curar los males del hospital. Es urgente que inclusive eliminando las trabas burocráticas que se generan en la “pulseta” de autoritarismo que se pretende imponer en la aprobación de ciertos documentos, se eliminen en el caso del Hospital, porque aunque no se crea es un problema de vida o muerte.
Las autoridades ejecutivas de la Alcaldía deben formular con inmediatez su proyecto de rehabilitación del Hospital General San Juan de Dios y el Concejo Municipal, sin dilaciones obstruccionistas, debe aprobar un presupuesto de emergencia para atender este grave problema que tiene que ver con la salud de la población.
Fuente: LA PATRIA
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