Lunes 23 de mayo de 2011
ver hoy
Muchas personas se atan a religiones en la creencia de que las enseñanzas de esa religión son un criterio divino, y que allí está el camino a Dios. Pero ¿para qué necesitamos religiones externas con ritos, cultos y ceremonias? Si nos atuviéramos a las enseñanzas del Espíritu de Dios cualquier religión externa sería innecesaria.
En tiempos pasados, Dios envió personas iluminadas y profetas y nunca trajeron una religión externa ni construyeron instituciones ni catedrales, sino que enseñaron la religión interna, la religión del corazón, tampoco Jesús trajo esa pompa externa.
Los sacerdotes siempre han tergiversado la verdad de Dios de acuerdo con su forma de entender las cosas, restringiendo la verdad sobre el aquí y el Más Allá, acomodándolos a los deseos de los seres humanos, estropeando y recortando todo, para mantener bajo su dominio a quienes por desconocimientos o “buena fe” se sometieron a la camisa de fuerza de un largo adoctrinamiento, desacostumbrados a pensar y vivir de forma independiente y auto-responsable.
El término sacerdote tiene muy poco que ver con Dios. El cura es en su iglesia un funcionario.