Viernes 20 de mayo de 2011
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Un tsunami político, está a punto de arrasar con todo lo que es la institucionalidad en nuestro país. El libreto que escribió el MAS al comienzo de su gestión y que vino en llamarse “Declaración de Orinoca”, para lograr el Poder total y un Estado Socialista, a partir del en triunfo las elecciones, se está cumpliendo al pie de la letra.
Primero fue la imposición, a viento y marea, de la nueva Constitución Política del Estado, con la mayoría que logró en la Asamblea Constituyente y aprobada en un cuartel militar y sólo con la asistencia de los miembros del MAS. Superó los dos tercios que necesitaba en el Órgano Legislativo Plurinacional. Impuso a los miembros del Órgano Electoral, para asegurar sus propósitos. Las gobernaciones y las alcaldías que no fueron ganadas en las urnas por el oficialismo, fueron tomadas, o están en ese proceso con una bien planificada acción política-judicial, como sucede actualmente en el Beni y en Santa Cruz.
Ahora el último escollo que les quedaba, ya está siendo superado con la convocatoria a elecciones para imponer a magistrados, jueces y fiscales. La ley electoral está pensada para hacerse del Poder Judicial. El primer paso está logrado: la selección de candidatos no nos da opción sino a elegir a personas (profesionales o no), impuestas por la mayoría del Órgano legislativo. Y para que nadie se dé cuenta, reglamenta que los candidatos no pueden darse a conocer, ni ser entrevistados por la prensa y menos hacer campañas previas a las elecciones, en contra lo que dice su propia Constitución Política. De mantenerse estas reglas de juego, los ciudadanos acudiremos a las urnas prácticamente a ciegas. Total, no importa, todos los candidatos serán iguales y de la misma línea; de todas maneras, salga quien salga, dará lo mismo, todos son (si no cambian las cosas) funcionales al oficialismo. Así, los bolivianos sólo seremos instrumentos para avalar unas elecciones dirigidas y amañadas, que “legitimen” un Órgano Judicial a la medida del instrumento político del cambio.
