En alguna oportunidad me referí con mucha modestia a las consecuencias negativas a las que estamos sometidos como efecto del Tratado de 1904, y mencionó que éste instrumento histórico que “justifica” nuestro encierro geográfico, no se hubiese difundido entre la sociedad pensante de modo que el pueblo en su conjunto domine el origen y las causas de dicho Tratado.
Un texto publicado por el Decano de la Prensa Nacional: El Diario, me dio la oportunidad de opinar sobre su contenido para decir que sólo 2 de los 12 Arts. Del Tratado de 1904, se refieren a aspectos geográficos. En efecto, el Art. 1 restablece las relaciones de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile, en mi criterio, jamás hubo paz y amistad. El Art. 2 determina el dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por este en virtud del Art. V del Pacto de Tregua de 4 de abril de 1884, y señala 96 hitos o mojones que macan la división territorial entre Bolivia y Chile, hasta aquí las motivaciones geográficas. El Art. 3, menciona al F.C. Arica-La Paz, hoy destruido como lo está la Red Andina, efecto de la capitalización a manos chilenas. Propone también otros ferrocarriles con una longitud aproximada de 2000 kms., por las condiciones y términos empleados en su redacción, ni siquiera se intentó examinar sus alcances, no existen antecedentes.
El Art. 6, la República de Chile reconoce a favor de Bolivia y a perpetuidad el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico. Otra falacia, jamás hubo libre tránsito.
Pues bien, una casualidad hizo llegar a mis manos muchísimos textos de estudio cuyos autores notables dedicaron su tiempo y vida a examinar los antecedentes de la Guerra del Pacífico y del Tratado de 1904, entre estos, el ex Canciller de la República Dr. Manuel Frontaura Argandoña, su libro de más de 300 páginas expone conceptos históricos de indudable valores humanos y geográficos que hoy en día debían ser aprovechados. En la página 288 relata la opinión de Roque Sáenz Peña, ilustre Presidente argentino (1910), “Bajo una forma u otra es Chile quien siempre anarquiza las repúblicas limítrofes. Tiene por el Norte la historia vergonzosa de Atacama… y tiene que ser esa su política eterna, porque Chile necesita usurpar para vivir…”
El libro incluye 6 anexos referidos a los diversos Tratados y Protocolos. Intentará resumir: 1-Tratado de Límites de 1866, la línea de demarcación de límites entre Bolivia y Chile en el desierto de Atacama será el paralelo 24. 2-Protocolo de 1872. Declara los Límites oficiales que hace mención el Art. 1 del Tratado de Límites de 1866 y reitera la línea divisoria de Chile con Bolivia el grado 245 de latitud Sud partiendo desde el mar Pacífico hasta la Cordillera de los Andes. 3-Tratado de Límites de 1874, reitera que el paralelo 24 en el divorita aquarión es el límite entre Bolivia y Chile. 4-Tratado Especial de 18 de mayo de 1895. Chile reconoce que Bolivia requiere su libre y natural acceso al mar. A su vez, si con el Plebiscito de acuerdo al Tratado de Ancon, Chile adquiere soberanía sobre Tacna y Arica, se obliga transferir a Bolivia, en la misma forma y con la misma extensión. 5-Protocolo de 9 de diciembre de 1895, ambas partes reconocen que la cesión definitiva del Litoral de Bolivia a favor de Chile, quedaría son efecto si Chile no entregase a Bolivia dentro de un plazo de 2 años el puerto en la costa del Pacífico de que habla el Tratado de Transferencia; que Chile se obliga a emplear todo recurso para adquirir Arica y Tacna con el propósito ineludible de entregar a Bolivia. Que si a pesar de todo, no pudiese Chile obtener dichos territorios y llegase el caso de cumplir las otras previsiones del Pacífico, entregando Vitor u otra Caleta análoga, no se dará por cumplida la obligación de Chile, sino cuando entregue un Puerto y zona que satisfaga ampliamente las necesidades del comercio e industrias de Bolivia. 6-Protocolo 30 de abril de 1896. Chile reaprueba el Protocolo de 9 de diciembre de 1895, ratifica su compromiso de transferir a Bolivia, Tacna y Arica, reitera la entrega de Vitor u otra Caleta en condiciones de Puerto, con fondeadores donde pueda construir muelles y edificios para establecer una población que mediante un ferrocarril a Bolivia, responda al servicio fiscal y económico del país.
Creo que los amables lectores captan el tenor de los Tratados y Protocolos, no obstante, a 106 años, seguimos en las mismas o peores condiciones. Por último, en lo referente a ferrocarriles, afirmo y con mucho énfasis que, el Contrato Speyer de 1906 manipulado por Chile, sustituyó el Art. 3 del Tratado de 1904. En mi opinión personal, dicho Tratado, CADUCÓ. Chile aprovechó nuestra incipiente organización institucional, territorial y estructural y cuando apenas empezaba a brillar la luz de la esperanza y de la independencia, nos dio el zarpazo y se apoderó de nuestro Litoral. Finalmente, cuando los gobernantes Chilenos hablan de una “salida” al Pacífico sin soberanía, están admitiendo que el tema no es geográfico, es esencialmente económico.
Si los bolivianos dispusiésemos un par de kms.2 de territorio con soberanía en el Pacífico, Chile dejaría de percibir miles de millones de dólares anuales por los cargos que impone al intercambio comercial vía Pacífico de Bolivia, el Mercosur y otras latitudes. Es este su fundamento.
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