Argumentos en contra de periodistas y medios de comunicación no han faltado y no faltarán en quienes, en toda forma, tratarán de desprestigiar a los que sirven al país mediante el uso de la palabra o sea los medios de prensa, radio, televisión y comunicación alternativa.
Los periodistas, por principio, actúan bajo valores que son aprendidos y experimentados en largos años de carrera, de un darse por entero a labores de recoger informaciones, redactar notas, analizar y emitir opinión; cada quien, en los medios, actúa conforme a su conciencia y cuidando que la responsabilidad y la verdad sean condiciones superlativas para cumplir las tareas impuestas.
Quienes no tienen razón ni argumentos para acusar a los medios de comunicación y a los periodistas, lo hacen por varias razones: la primera, desconocimiento de la verdad; la segunda, temor; la tercera, falta de pruebas; la cuarta, manipulación, la quinta, porque no se concibe valores ni principios en los periodistas; sexta, carencia de responsabilidad para acusar cuando no se tiene argumentos ni razones ni forma de sostener lo dicho; enumerar otras causas sería largo; pero, en general, surgen voces en contra de quienes tienen razón y hacen notar errores a las autoridades.
La libertad de expresión es consecuencia de la libertad de pensamiento y éste no puede ser manipulado, ni doblegado, ni anulado, ni tergiversado debido a intereses creados. La mezquindad de quienes profieren calumnias contra los medios es múltiple y quienes actúan de sayones de la mentira, siempre argumentarán cuestiones que nunca probarán. Felizmente, tanto los medios como periodistas que informan y que emiten opinión están muy por encima de la maldad y estupidez de los que hacen acusaciones injustas.
La comunicación social, por el mismo hecho de ser responsable con el público al que se debe, lo es también con quienes tienen poder político, económico, social o de cualquier tipo porque se comprende que ellos tienen derecho a expresar lo que lanzan con absoluta ligereza aunque, antes de hacerlo, deberían proveerse de las pruebas y presentarlas a quienes corresponda porque nadie niega que en medios y periodistas podrían haber excepciones que actúan en contra de las leyes y el bien común; pero, como en toda actividad y profesión, son excepciones que son rechazadas por el mismo gremio y por la misma opinión pública.
Los medios cuentan con ingresos provenientes de la publicidad y, en la prensa propiamente, de la circulación de los periódicos. Hay casos en que reciben subvenciones de socios o de instituciones que son conocidas o, circunstancialmente, circulan diarios o revistas propiciados y protegidos por partidos políticos o instituciones que se dan a conocer. Decir que los “medios venden la información” es falso y tendencioso y quien tenga pruebas al respecto, debería presentarlas a quienes corresponda.
La credibilidad de la comunicación social está apoyada por el respaldo y la fe de la población que acepta a uno u otro diario, es asidua o no a determinado canal de televisión o radio; esta comunidad sabe diferenciar calidad y cantidad de servicios que recibe; en muchos casos, conoce a periodistas y comunicadores que laboran en los medios. El periodismo en Bolivia es transparente, no está oculto ni trabaja en tinieblas porque se maneja con verdad y responsabilidad.
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