No se trata de incomodar y preocupar al Comandante y otras autoridades de la Policía Nacional, pero el plazo de 90 días otorgado por el Primer Mandatario para reestructurar esa entidad se acorta día que pasa y de momento sin mayores novedades sobre tal cometido.
Las incongruencias que se dan en el ámbito institucional muestran más casos de corrupción que se suman a los que motivaron la decisión de erradicar lo malo, mientras que los planes de saneamiento orgánico son todavía un albur.
Complicación de más policías en casos irregulares, actos de prepotencia, negligencia en investigaciones, uso de vehículo con documentos clonados, contradicciones con instrucciones emanadas del Ministerio de Gobierno, denuncias sobre pago de sobornos internos para evitar cambio de destinos, una serie de actitudes que muestran más hechos irregulares que una disminución de aquellos problemas que ponen en duda la seriedad y solvencia de nuestro organismo vigía de la seguridad ciudadana.
Es posible que el tiempo asignado resulte insuficiente dada la magnitud del problema que proviene de hace muchos años y que en varias gestiones se trató de solucionarlo sin resultados positivos, sin embargo es posible que se trate también de una opción para terminar un proceso que ya se prolonga más de lo debido y que debería permitir el deteriorado cambio de la entidad policial.
La ciudadanía debe confiar plenamente en su policía, lo contrario sería perder el sentido de reconocimiento hacia los profesionales que a su vez forman las generaciones de policías con la misión de preservar el bien común, aplicar todo un bagaje de conocimientos para efectivizar los planes de seguridad ciudadana en concordancia con los problemas de cada región y atendiendo las contingencias que se originan por causas endógenas en la mayoría de los casos, pero también por factores externos que provienen de otros países.
En realidad de lo que se trata es de recuperar el prestigio institucional que ha sido vulnerado por una serie de hechos que a su vez han producido una lógica desconfianza ciudadana en su institución policial, ese es el grave problema que debe revertirse de forma tal que cada ciudadano boliviano confíe plenamente en su policía, en sus jefes y sus guardias, sabiéndose protegido cada día y a toda hora.
Un hecho que debe ser tomado en cuenta es que la corrupción es como la parte podrida de la manzana, no toda está mal, pero hay que erradicarla, hay que limpiarla para evitar que siga creciendo y afectando la integridad de todo el cuerpo institucional. Esa es la tarea que debe cumplirse en plazo definido.
Por lo demás y tomando ejemplo de que se hace en organismos policiales de otros países es importante que el personal superior esté capacitado en las materias de tan delicada profesión, pero que las responsabilidades sean transmitidas a todos los “guardianes del orden” para que absolutamente todos los efectivos policiales respondan al reto de la sociedad que exige tener una Policía eficiente con su personal capacitado adecuadamente, no sólo en las técnicas policiales, sino fundamentalmente en el cumplimiento de normas, valores morales y humanos como base de crear un policía, sensible, respetuoso, servicial, eficiente profesionalmente lo que permitirá tener el guardia ideal, humano, pero sobre todo honrado y disciplinado.
Fuente: LA PATRIA
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