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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La inseguridad de la seguridad ciudadana - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La difícil misión de brindar seguridad ciudadana a la población es cada vez más notoria, la falta de medios y la ausencia de políticas que a nivel regional permitan avanzar con una real y efectiva tarea coordinada, nos muestran una lejana posibilidad de acabar con la delincuencia; hasta ahora no se puede garantizar la normal circulación de personas por el mismo centro de la capital, peor aún en los barrios y zonas alejadas del casco viejo, así sea a plena luz del día.
Esta inseguridad manifiesta se debe a la falta de planificación de las autoridades llamadas por ley, para asumir con responsabilidad las tareas que les encomienda la propia Constitución y les asigna como una labor principal, en su trabajo cotidiano para enfrentar ese sentimiento generalizado de inseguridad en la ciudadanía debido al aumento desmesurado de la violencia contra las personas.
Son jóvenes que se dedican a delinquir, utilizando armas punzo cortantes y que muy difícilmente son identificados por los efectivos policiales, porque operan en los horarios denominados “tope”, cuando hay gran afluencia de personas, en sitios congestionados y donde al parecer no ocurre nada, al extremo que también está ausente la vigilancia policial.
Son muchos los casos denunciados y no aclarados, porque en alguna ocasión incluso se confirmó que hay malos efectivos policiales que inducen a estas prácticas a los “palomillos” que fueron sorprendidos in fraganti y como una forma de “sanción ejemplarizadora” para que no vuelvan a robar, les cobran una sanción pecuniaria elevada, lo que les obliga a buscar nuevas víctimas para sus asaltos a fin de satisfacer el “escarmiento” policial.
Las denuncias sobre robos, violaciones a menores y hasta agresiones van en aumento. El consumo de alcohol en las calles de la ciudad igual genera violencia y existe una cultura de la muerte que penetra a nuestra sociedad, dejando de lado los valores morales como el respeto a las personas, a su vida y hasta llega al extremo que ya no importa asaltar, asesinar y delinquir por un celular. El robo de autopartes es frecuente y casi generalizado al igual que la venta de los objetos robados.
La ausencia de control de los padres de familia también resulta ser un silencio cómplice para estos hechos y el crecimiento desmesurado de la violencia contra las personas y la delincuencia, porque muchos jóvenes de familias pudientes se dedican a beber en las plazas y paseos de la ciudad en sus automóviles que luego conducen en estado de ebriedad, con los riesgos que supone la serie de accidentes de tránsito que se registran, lamentablemente sin que nadie pueda poner coto a este abuso desmedido.
La otra ausencia notoria es la vigilancia policial, que quizá por un “ahorro de gasolina” se evita la circulación de las motocicletas y los vehículos de servicios son escasos, que por lo general cuando hay un pedido de auxilio, llegan siempre después que ha pasado todo, porque deben recorrer de un extremo a otro de la ciudad o simplemente los operadores de los servicios de patrullaje, no atienden oportunamente esos llamados, ignorando deliberadamente el pedido de ayuda de la población.
Se advierte también que en varias ocasiones estos “vehículos de servicio” son puestos a disposición de algún jefe u oficial que primero va hasta su domicilio a cumplir otros quehaceres, dejando a su chofer en la puerta y luego sale a cubrir su servicio, cuando ya están volviendo a replegarse a la unidad policial y siempre llegan “sin novedad”.
Esas prácticas tienen que cambiar, como ocurrió años atrás y fue un comandante policial el que dio ejemplo a sus subalternos, saliendo a patrullar, dirigiendo acciones para controlar y evitar el consumo de alcohol en las calles de la ciudad, deteniendo y persiguiendo a los delincuentes para evitar atracos, robos, asaltos y cuantos hechos se producen ahora a plena luz del día, en perjuicio de la ciudadanía que reclama una acción responsable de las autoridades llamadas por ley.
Ojalá estos hechos puedan ser evitados con un efectivo control y así se podrá confiar en la labor que cumplen los encargados de velar por la tranquilidad y seguridad ciudadana, que del mensaje de los pasacalles no han llegado todavía a la acción efectiva para combatir la delincuencia y hacer respetar los derechos de las personas.
(*) Periodista
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