Una de las personas que da toda su dedicación a los seres humanos y principalmente cuando estos se encuentran mal, es sin duda alguna la enfermera, abnegada, dedicada, cariñosa e incluso llega a ser una madre, cuando la titular está ausente en los momentos más críticos.
Pero queremos referirnos a la verdadera enfermera, a la que eligió la carrera profesional por vocación y no vio como una alternativa en el camino para ser algo en la vida.
Y por qué decimos ello, porque como todo en la vida hay buenas y malas, y hoy queremos destacar sólo a las buenas, sin el ánimo de ser discriminador; sino la idea es resaltar el trabajo de las señoras o señoritas de blanco que caminan por los pasillos de los hospitales, entre las salas, atendiendo a los pacientes, para darles atención y apaciguar sus males.
Pero también queremos destacarlas, porque a través de muchas visitas que hicimos a los centros hospitalarios de nuestra ciudad, notamos que es marginada principalmente por los médicos, obviamente no todos, sino por aquellos que tienen la grandeza subida a la cabeza, cuando solo son simples instrumentos para salvar vidas.
Y aquí la enfermera tiene un papel muy fundamental, ya que si no fuera por ella, el trabajo del médico estaría incompleto, además que no se arriesgaría a hacer el trabajo de una mujer de blanco; precisamente por su condición de supuestamente tener un estatus más alto, que es confundido debido a los prejuicios que existen.
El trabajo de la enfermera es tan importante, porque gracias a ella, los pacientes llegan a sanarse, no solo en lo físico, sino también en lo espiritual y psicológico, porque a través de sus cuidados y palabras los enfermos ya curados se van reconfortados y agradecidos. Quizás una prueba clara de ello, es que cuando los atienden, llegan a confundirlas con los médicos, no por algo en varias ocasiones les escuchamos decir: “Gracias doctorita”.
Ese simple “gracias”, para la enfermera representa mucho más que el dinero, porque ha logrado que una persona que padecía los males de la vida, se vaya sano y feliz.
La enfermera se encarga de recibir al paciente, tomar la presión y sigue con cuidado las recomendaciones que da el médico, tras la evaluación del paciente. Su trabajo también consiste en curar las heridas, después de un proceso de limpieza, incluso a riesgo de su propia vida cuando se tratan de enfermedades graves o contagiosas.
Tiene que seguir al pie de la letra la medicación que se le da al paciente, para que éste se cure lo más antes posible.
Está expuesta a una serie de riesgos, pero pese a ello, hace su labor con dedicación, sin importar en muchos casos, los maltratos que recibe de los médicos, los gritos y la mala educación que poseen algunos, al no contestar ni siquiera el saludo.
Tienen que luchar las iniquidades que a veces les deja el trabajo, el autoritarismo de los mandantes y la injusticia de algunas autoridades de salud, que ven el campo de la Enfermería, como la última “rueda del carro”.
En algunas ocasiones, ni siquiera se tiene noción del papel de la enfermera y es colocada en puestos que humillan su función.
MADRE
Muchas veces la enfermera ha hecho de madre, no sólo cuando está en las salas de neonatología, cuando brinda un especial cuidado a los recién nacidos; sino también se convierte en una madre de niños, jóvenes y adultos, al dar su comprensión y que a través de sus sabias palabras, los enfermos puedan superar el mal momento que atraviesan.
Efectúan consejos por la confianza que el paciente da, que incluso cuenta hasta su vida personal, situación que la convierte en confidente. Muchas veces no puede resistir que las lágrimas le broten de los ojos, porque cuando atiende un caso difícil, imagina que un hijo o un pariente, esté entre sus manos y dependiendo de ella para salvarse.
Y así podemos ir describiéndola, con cada atributo que encontramos en ella. Pero su trabajo no termina ahí, porque además tiene que estar en constante capacitación para mejorar la atención de los enfermos, tiene que capacitarse asimismo en el manejo de los equipos modernos que con el desarrollo de la tecnología se ponen a disposición, con la única finalidad de servir y nada más que servir.
Es el ángel de la guarda en los hospitales, se desvela y lucha por salvar vidas. En algunas ocasiones su rol es más importante que el de un médico y por eso es valiosa.
Por ello nuestro homenaje a las señoras de blanco, que llevan sobre la cabeza un elemento principal, como es la cofia y que las distingue de los médicos y de las auxiliares. Pero este simple elemento, tiene representación mayúscula
DÍA DE LA ENFERMERA
La celebración de la enfermera se remonta al siglo XIX, cuando las primeras profesionales de esta carrera, egresaron en 1860 de la Escuela de Enfermeras que fundó Florence Nigthingale en el Hospital de Santo Tomás en Londres. Nigthingale nació en Florencia – Italia en 1820 y murió en 1910; se destacó en su trabajo y fue la que inició esta noble profesión, porque sin prejuicio alguno se puso a atender a los enfermos y tuvo una dedicada participación en la guerra.
Nigthingale es la mayor precursora de la noble profesión de enfermera y con la luz de su pequeña lámpara, llamó a muchas más a seguir el camino que Dios había trazado para ella.
En nuestro país, el 12 de mayo, todos los años se celebra el Día de la Enfermera, instituido en 1961 por Decreto Supremo durante el gobierno del entonces presidente Víctor Paz Estenssoro, como justo homenaje a la labor que desempeña esta profesional en el cuidado de la salud de los enfermos.
Fuente: LA PATRIA
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