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Sábado 14 de mayo de 2011

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Revista Tu Espacio

Enseñar a los niños a no acosar

14 may 2011

Fuente: kidshealth.org

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Descubrir que su hijo se ha metido en problemas por meterse con alguien o que se le tacha de acosador puede ser preocupante y sobrecogedor.

Aunque resulte difícil asumir esta noticia, es importante abordar el problema inmediatamente. Tanto si el acoso es físico como si es verbal, en caso de no detenerse, podría derivar en un comportamiento antisocial más agresivo e interferir con el aprendizaje de su hijo en la escuela y con su capacidad de hacer amistades y mantenerlas.

Los niños acosan por muchas razones. Algunos acosan porque se sienten inseguros. Meterse con alguien que parece emocionalmente o físicamente más débil proporciona un sentimiento de ser más importante, de ser más admirado o de ejercer un mayor control.

Haga saber a su hijo que el acoso es inaceptable y que si mantiene ese comportamiento, va a tener serias consecuencias en casa, la escuela y la comunidad.

Intente entender las razones que hay detrás del comportamiento de su hijo. En algunos casos, los niños acosan a otros porque tienen dificultades para manejar emociones fuertes como la ira, la frustración y la inseguridad. En otros casos, los niños no han aprendido maneras de resolver los conflictos y entender las diferencias cooperando con los demás.

Asegúrese de que:

Se toma seriamente el acoso. Haga entender a sus hijos que usted no tolerará el acoso en casa ni en ninguna otra parte. Establezca normas sobre el acoso y cúmplalas. Si castiga a sus hijos negándoles algún privilegio, asegúrese de que sea algo que tenga sentido. Por ejemplo, si su hijo acosa a otros niños mediante correo electrónico, mensajes de texto o redes sociales de Internet, retírele por un tiempo el privilegio de usar el teléfono o el ordenador. Si su hijo actúa de manera agresiva en casa, con los hermanos u otras personas, ponga freno a este comportamiento. Enséñele maneras más apropiadas (y no violentas) de reaccionar, como marcharse.

Enseñe a los niños a tratar a otros con respeto y amabilidad. Enseñe a su hijo que es incorrecto ridiculizar las diferencias (p. ej., de raza, religión, aspecto, necesidades especiales, sexo y nivel económico) e intente inculcarle un sentimiento de empatía hacia los que son diferentes. Considere la posibilidad de participar en algún grupo de la comunidad donde su hijo pueda relacionarse con niños que sean diferentes.

Investigue sobre la vida social de su hijo. Intente descubrir qué factores pueden estar influyendo en el comportamiento de su hijo en el entorno de la escuela (o en cualquier lugar donde esté produciéndose el acoso). Hable con los padres de los amigos y compañeros de su hijo, con profesores, tutores y directores de la escuela. ¿Hay otros niños que también acosan? ¿Cómo son los amigos de su hijo? ¿Qué tipo de presiones tienen que enfrentar los niños en la escuela? Hable con sus hijos de estas relaciones y sobre las presiones a las que tienen que adaptarse. Haga que participen en actividades fuera de la escuela para que puedan conocer a otros niños y desarrollar nuevas amistades.

Fomente un comportamiento adecuado. El refuerzo positivo puede ser más poderoso que la disciplina negativa. Aprecie los momentos en que sus hijos se porten bien; y cuando reaccionen a las situaciones de manera constructiva o positiva, hágaselo notar y elógielos por ello.

Sea un buen ejemplo. Reflexione sobre la manera en que usted habla delante de sus hijos y cómo maneja los conflictos y problemas. Si usted se comporta de manera agresiva —con sus hijos o delante de ellos—, es muy probable que ellos sigan su ejemplo. Trate de señalar lo positivo en vez de lo negativo. Y cuando surjan conflictos en su vida, reconozca con franqueza su frustración y la manera en que enfrenta sus sentimientos.

Empezar en casa

Cuando esté buscando qué es lo que puede estar influyendo en el comportamiento de su hijo, observe primero lo que está ocurriendo en casa. Los niños que conviven con gritos, insultos, desprecios, críticas severas y expresiones físicas de ira por parte de un hermano, uno de los padres o un cuidador pueden actuar de esa manera en otros lugares.

Es natural —y habitual— que los niños se peleen con sus hermanos en casa. Y a menos que exista un riesgo de violencia física, es preferible no involucrarse. Pero controle los insultos y los enfrentamientos físicos, y hable de vez en cuando con cada uno de ellos sobre lo que es aceptable y lo que no.

Es importante que también esté atento a su propio comportamiento. Observe la manera en que habla a sus hijos y cómo reacciona cuando siente emociones fuertes cuando ellos están presentes. Habrá situaciones que requerirán disciplina y una crítica constructiva. Pero tenga cuidado de que esto no derive en insultos y acusaciones. Si no le gusta el comportamiento de su hijo, hágale notar que es el comportamiento lo que le gustaría que su hijo cambiase, y que confía en que puede hacerlo.

Fuente: kidshealth.org
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