El difícil arte y la gran responsabilidad de decir la verdad
09 may 2011
Por: Jorge Lazzo Valera
El difícil oficio y la gran responsabilidad que conlleva el ejercicio profesional del periodismo, es el mayor desafío de saber decir la verdad. Una verdad liberadora, sin tapujos y sin favores. Esta verdad es la defensa contrapuesta de la Libertad, que constituyen entre ambas la libre expresión, porque quien pueda decir su verdad, entonces puede actuar con libertad para construir una democracia plena.
Esa misión es la primera tarea de la responsabilidad del periodista que además rescata entre sus principios el postulado del Evangelio que afirma: “La verdad nos hará libres”. Esa verdad le permite presentar la información o noticias -como se conocen- con plena y total independencia, lejos de toda presión, condicionamiento y hasta coerción que en el último tiempo se ejerce contra los hombres y mujeres de la prensa.
La ciudadanía tiene que estar segura con una prensa libre e independiente, que pueda transmitir la verdad de los acontecimientos, porque el periodista cuenta la historia, no la hace. Los periodistas tienen la obligación de defender los derechos de la ciudadanía y les corresponde educar a la población respecto a sus deberes, por lo que están llamados a defender y acrecentar su libertad de expresión, entendiendo que esa libertad fundamentada en la verdad, es su verdad liberadora.
Así se puede afirmar que la información es condición básica para una sociedad libre, donde se respetan los derechos y libertades ciudadanas, se permite una libre expresión de ideas, pensamientos y hasta sentimientos que son transmitidos por los medios de comunicación, labor que debe realizarse pensando siempre en la grave responsabilidad que incumbe a los periodistas, a causa del impacto ciertamente profundo que ejercen sobre la información, y por tanto sobre las estructuras de pensamiento y la misma orientación de la toma de decisiones que puede asumir la población.
Rescatando este principio del manejo responsable de la información para construir una sociedad libre, podemos asegurar que una persona desinformada es incapaz de tomar decisiones inadecuadas en los diferentes ámbitos de la sociedad, tal como ocurre a veces con los gobernantes que luego se arrepienten de medidas que dictan, pretendiendo descargar sobre la prensa, el peso de sus errores, que en muchas oportunidades han provocado malestar, protestas y hasta indignación del pueblo.
Un ejemplo claro es el “gasolinazo”, que se anunció, aplicó y luego anuló, porque no aceptó la población, rechazando la información interesada y hasta manipuladora del gobierno que pretendía hacer creer que esa medida fue dispuesta “para mejorar la economía de los bolivianos y evitar un déficit fiscal”. Nada más falso como se demostró a través de los medios de información y donde los periodistas jugaron un rol determinante, para hacer retroceder con sus medidas arbitrarias, inconsultas y hasta abusivas a los gobernantes, quienes reconocieron su equivocación, pero no respetaron el derecho a informar que tienen los periodistas.
Ese hecho provocó una reacción contraria del Gobierno a los periodistas, arguyendo que no existe en el país un manejo objetivo de la información, sin saber los comunicólogos del Ejecutivo que la objetividad es imposible, pero la imparcialidad es un objetivo que se puede alcanzar, puesto que los periodistas siempre actúan con imparcialidad para mostrar lo que el pueblo debe saber y conocer, antes que estas alineados al régimen de turno, para engañar y mostrar un país de maravilla, mientras crece el hambre, producto de la desocupación que genera pobreza.
Por eso se recomienda que el periodista deba siempre actuar según el dictado de su conciencia, una conciencia libre y sin condicionamientos, para hacer conocer a la población lo que en verdad ocurre y que afecte al interés colectivo de la sociedad, porque otra responsabilidad mayor de la prensa es educar al pueblo. Así el periodismo a través de la información que difunde en los periódicos, radio y televisión, interpreta la realidad social para que la gente pueda entenderla, adaptarse a ella y modificarla, permitiendo que esa noticia sea el fiel reflejo de un hecho dado en el contexto social, lo que en definitiva sirve como guía y referencia a la sociedad en su conjunto.
Los periodistas están obligados también a asumir los desafíos que presentan el uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías que hacen posible el aumento de la información, recomendándoles que esta sea siempre cualitativa no cuantitativa, porque el hecho de difundir más noticias no significa necesariamente tener mejor información ni calidad en la información.
Para reflexión los hombres y mujeres de la prensa, deben tener siempre presente que la información no es un producto comercial, sino social que busca un equilibrio en la sociedad para preservar la vida democrática, hacer respetar los derechos ciudadanos y garantizar los derechos y libertades del pueblo. Un manejo irresponsable de la información, afecta de gran manera la carrera del periodista, porque es minar las bases sobre las que se ha edificado tradicionalmente el discurso periodístico de enfocar la realidad con veracidad y actualidad. La información siempre debe ser oportuna, verificada y además con fuentes contrastadas para evitar una parcialidad que destruye los cimientos de un manejo responsable de la información que demanda la ciudadanía que defiende junto a los periodistas el derecho a la libre expresión.
Ojalá así pueden comprender los gobernantes, que son las autoridades constituidas y llamadas por ley para hacer cumplir la Constitución que establece en su artículo 21 los derechos civiles donde dice textualmente, en el parágrafo 5, que “los bolivianos tienen derecho a expresar y difundir libremente pensamientos u opiniones por cualquier medio de comunicación de forma oral, escrita, visual, individual o colectiva” y en el parágrafo 6, señala “el derecho a acceder a la información, interpretarla, analizarla y comunicarla libremente”, que tienen los periodistas.
Si se respetarán estos derechos entonces podremos asegurar que en Bolivia hay respeto por los derechos humanos, tomando en cuenta la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su artículo 19 establece que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, que incluye no ser molestado a causa de sus opiniones y el de difundirlas sin limitación”. Ojalá terminen las agresiones, humillaciones y atropellos que sufren los periodistas y que no se recuerde el 10 de mayo Día del Periodista con un saludo hipócrita de los gobernantes mostrando su sonrisa y ocultando el garrote, para “quedar bien” con los sacrificados hombres y mujeres de la prensa, que cada día construyen nuestra realidad y la historia de nuestro país. Felicidades colegas periodistas y cada día juntos seguiremos defendiendo la verdad y la libertad de nuestro pueblo.
(*) Periodista
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