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Domingo 08 de mayo de 2011

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Revista Dominical

La memoria encendida de “indignaos”

08 may 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Marlene Durán Zuleta - Poeta, escritora y compositora

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Hace un mes atrás en el programa televisivo español “24 horas”, escuché con atención el programa “Reporte”, entrevistaban al escritor alemán Stéphane Hessel, que desde hacen 7 años radica en Francia. El autor de la obra titulada ¡Indignaos! tiene 93 años y en 2 meses ha vendido 1’700.000 ejemplares.

Cómo obtener el libro, ¿comprar por internet? No estaba segura si llegaría el pedido. Me anoticié que viajaba una amiga a Madrid y su ausencia duraría solo una semana. Pregunté si había la posibilidad de adquirir un ejemplar del libro, me contestó afirmativamente y a su regreso me entregó el libro original, el precio no es importante, pero sí lo es que pueda leer y re-leer esta genial obra que, pretende concientizar a los jóvenes sobre la historia, convertida en un clamor, en un grito de alerta.

Este alegato visto con indiferencia por los poderes políticos económicos y financieros, intenta provocar un despertar de la sociedad con remembranzas que le tocaron vivir desde 1941.

Stéphane Hessel, narra en forma clara y precisa, lo que experimentó desde sus veintidós años, proceso que acentuó en su mente una herencia difícil de olvidar, participó en la segunda guerra mundial, como soldado, después como prisionero, precisamente en torno a esta situación que vivió, escribió otro libro de memorias, “Danse avec le siécle” en 1977, cuando dice: “No se persigue a alguien que ha hablado bajo tortura”. (1)

José Luis Sampedro, señala refiriéndose a Stéphane Hessel, que cuando reclama un motivo de indignación para todos, hay que hacerle caso. Porque las razones para indignarse pueden parecer hoy menos nítidas o el mundo demasiado complejo, pero siguen ahí, en la dictadura de los mercados, en el trato a los inmigrantes, a las minorías étnicas. “Buscad y encontraréis” nos dice, “coged el relevo, ¡indignaos!, porque la peor actitud es la indiferencia. Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue”. (2)

Este mensaje ha contagiado para adquirir este valioso ensayo, en la feria del libro de Sant Jordi que después de 35 años coincidió con Semana Santa, precisamente las obras de Stéphane Hessel y Albert Espinoza han sido las más requeridas por el público lector.

La Segunda Guerra Mundial provocó destrucción y división de Europa, después vino lentamente un desarrollo que según Stéphane Hessel es solo un retroceso porque no se cumplen acuerdos, resoluciones, todo en torno a los valores fundamentales. Y es cierto lo que dice, con la experiencia de un veterano que ha pasado el horror de la guerra, cuando resalta esa indiferencia por la humillación hacia los más débiles.

Esa vivencia de tragedia, ese cúmulo de información es exactamente lo que ocurre aquí en Latinoamérica, en Bolivia, que, desde la Guerra del Pacífico, cuando un “Chile depredador”, coincidentemente título de un libro escrito por un historiador chileno, usurpó parte del territorio boliviano. Vecino indigno y no confiable, tergiversa la historia para que los chilenos desde niños vayan mentalizándose que Bolivia fue la agresora, la que arrebató su territorio, cuando son precisamente ellos los que hicieron toda una parodia para mostrarse como víctimas, esa guerra brutal que terminó lapidando no solo a nuestros soldados sino que el territorio boliviano sea mutilado, y en la actualidad todavía continúen aprovechándose al no pagar una antigua deuda por el uso de aguas bolivianas que son utilizadas en el sector minero del norte chileno. Ello nos debe hacer reflexionar para decir que también estamos indignados.

Lo que aconteció en el siglo XIX, está presente, está latente, la cruel invasión, y aun no se puede olvidar la desmembración territorial a la que fuimos sometidos, todavía hay y habrá alegatos contra Chile depredador. No podemos seguir con la farsa de seguir concediendo a quién no responde con afecto, recibimos exabruptos, insolencias. Basta de consideraciones. ¿Acaso también eso no nos indigna y hiere, no solo como bolivianos, sino como ciudadanos del mundo? No es odio, sin embargo no puede pasar inadvertida su ninguna disposición, cuando hay heridas que aun después de haber pasado más de cien años no han cicatrizado.

Respondiendo a Stéphane Hessel, hombre probo, cuya obra no solo me ha llevado imaginariamente a los sitios por los que tuvo que pasar rigurosamente: como la bañera de cemento, las fábricas de trenes y cohetes, terribles circunstancias que le tocó vivir. ¡Una reverencia!, porque integró el grupo que redactó “La Declaración Universal de los Derechos Humanos” en 1948.

Su obra ¡Indignaos! convoca a reiterar que somos parte del eslabón que no muestra indiferencia, que rechaza y resiste cerrar los ojos a la realidad, cuando ciertamente estamos para proteger a los débiles y apoyar a los pobres.

Permanecemos en la tierra con la misión que da la vida, principios irrenunciables de defender y jamás negar a la Patria, remozar y asentar la palabra cierta como la fe inequívoca hacia quien nos da fortaleza y oportunidades palpables de sentir a la naturaleza viva. La Providencia leal que nunca falta en nuestras oraciones de la mesa. No podemos fallar a los orígenes del evangelio ni a la escritura.

Aquí estamos, como dijera Ernesto Sábato que “para resistir este milenio, debemos encarnar la palabra”.

Bibliografía

HESSEL HUND, Stéphane. INDIGNAOS. Ediciones Destino, S.A. España. Cuarta Impresión, marzo 2011 .(1)

Idem (2).

Fuente: LA PATRIA
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