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Domingo 08 de mayo de 2011

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Revista Dominical

Periodista mexicano, Enrique Mandujano Sandoval:

“Un país sin libertad de prensa y expresión, es el sueño de un dictador”

08 may 2011

Fuente: LA PATRIA

El periodista confiesa que en México la prensa está un paso atrás y que ahora hasta existen narco periodistas, y es una profesión de mucho riesgo • Por: Lic. Marco A. Flores Nogales - Periodista

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México, DF.-Enrique Mandujano Sandoval, es un periodista mexicano, muy letrado por cierto, trabaja como editor en el periódico La Jornada, empezó como todos, en la calle, reporteando y tomándole el pulso a la realidad, también es coordinador de la actividad académica en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, muy prestigiosa donde han estudiado muchos jóvenes ahora buenos periodistas que trabajan en los medios de comunicación más importantes del Distrito Federal y otros estados.

Es muy crítico sobre la realidad de la prensa en su país y sincero al reconocer los males que aquejan a una sociedad que en estos últimos años ha enfrentado y ha sido víctima también de la denomina “guerra al narco” emprendida por el presidente Felipe Calderón.

Asimismo, relata cómo en México los medios de comunicación tienen una línea ideológica muy clara y en algunos casos hasta reconocida. Al igual que en otros países del mundo los medios masivos son manejados por familias y grupos empresariales. En México la característica es que esos medios tienen un poder económico y hasta incluso pueden gobernar sobre el gobierno.

Hablar en México sobre el narcotráfico y escuchar de la voz de los periodistas lo que realmente acontece, para quienes viven en sociedades donde aún -por suerte- no se han llegado a esos niveles de violencia, resulta sorprendente ya que oír esas historias parece que fueran sacadas de una novela.

Esos capítulos de esa novela, la novela del narco la están escribiendo los periodistas mexicanos, con mucho coraje y valor, pues no saben cuándo un grupo armado de sicarios irrumpirá en sus redacciones y con una ráfaga de violencia acallarán la verdad y decapitarán a la libertad de expresión.

¿Qué pasa en un país si se pierde la libertad de prensa y expresión?

EM.- Sería el sueño de los dictadores, ese es el anhelo de los gobiernos totalitarios.

Napoleón Bonaparte es uno de los primeros que ataca a la libertad de expresión, es uno de los primeros que la controla, hasta llegar al nazismo. Todos los gobiernos totalitarios han necesitado de la prensa.

Suprimir la libertad de expresión es acabar con la voz de la conciencia del pueblo, por eso cada que hay un movimiento que pretende quedarse en el poder lo primero que hace es atacar a la prensa, porque ahí están las voces críticas, porque esa es la parte pensante.

Quitar la libertad de expresión a un pueblo sería terrible, sería llegar al absolutismo, al despotismo que hubo en otros momentos y sería el sueño del dictador.

¿Cómo entiendes la libertad de expresión?

EM.- La libertad de expresión es la responsabilidad más grande que tiene la prensa, por ejemplo, cuando estamos en otros círculos con personas que no son periodistas y saben que nosotros si lo somos, inmediatamente nos preguntan opiniones sobre diferentes temas

La gente le concede al periodista por el hecho de serlo el derecho a opinar y lo considera como un opinador válido. Entonces ahí entra la responsabilidad; si la gente nos concede ello, nos está cediendo su credibilidad y debemos responderle.

No se debe legislar la libertad de expresión, porque no se puede otorgar el control al gobierno sea del color que sea. El gobierno que llegue al poder lo primero que hará es asegurarse que hablen bien de él y para ello puede usar una legislación.

La opción que en México se propone es la autorregulación y los códigos de ética, no algo que pueda aparecer como oportunismo político. La autorregulación nos ayudaría que sea el propio medio que decida hasta dónde y que sea su propio código y análisis que diga que si la información no es importante y no ayuda entonces que no se diga.

Ahora hemos ido perdiendo la sensibilidad y en parte si podemos culpar a los medios, porque ya no sorprende ver a un decapitado, es algo común, porque lo vemos a diario, pero nos sorprenderá si son más cabezas. Mientras más grotesco sea el crimen atrae más, pero luego se pierde por lo continuo.

Entonces que sean los medios los que acuerden qué informar y hasta donde llegar.

¿En México hay libertad de expresión?

EM.- En México hay libertad de expresión, se fue conquistando poco a poco y se sigue luchando poco a poco. Tenemos una libertad de expresión pero acotada y temerosa, por elementos externos, pero sobre todo que han obligado a la autocensura, al pensar que no lo voy hacer porque pierdo mi empleo, me van a matar o no es del agrado del medio.

¿Cuál es la realidad de la prensa mexicana?

Nosotros vivimos varias realidades, la podemos separar incluso desde la forma que se difunde: prensa escrita y prensa electrónica (radio y tv). La prensa escrita está pasando por un momento grave, sobre todo en la baja de ventas y caída de publicidad que han obligado a los medios a buscar otras alternativas para conseguir recursos.

Y nuestro periodismo electrónico ha formado una especie de alianza o complicidad con las autoridades, no es nuevo, con nosotros (México) se ha presentado desde el origen de los medios.

Nuestra televisión surge durante el gobierno del presidente Miguel Alemán, y buscaba qué modelo debía seguirse en México, él decide mandar a un intelectual (Salvador Novo) a estudiar el modelo europeo en el que se pagaba y a un técnico (Guillermo Gonzales Camarena) inventor de la televisión a color a EE.UU. en el que no se pagaba, para ver los dos modelos.

Traen los estudios y Miguel Alemán decide por un modelo mixto en el que el gobierno es el dueño de la frecuencia, pero se la concesiona a un particular. Acá la complicidad queda desde el primer momento que aparece la televisión que era el canal 4, con un “prestanombres” de Miguel Alemán que era Rómulo Farrel.

Desde entonces las concesiones no han acabado nunca. Televisa mantiene sus concesiones desde que nació; otro cadena de televisión que es Azteca, se las acaban de renovar.

Hubo recientemente un escándalo cuando despidieron a Carmen Aristegui, que estaba trabajando en Multivisión y se estaba renovando su concesión. Se “ofreció” la cabeza de Aristegui, es decir, su despido de la periodista por la concesión.

Entonces los medios están controlados por muy pocas familias. Dos familias controlan la televisión: la familia Azcárraga (Televisa) y Salinas Pliego (Azteca), seis o siete familias controlan la radio.

En prensa escrita es más amplio, pero también hay una fuerte presencia de un grupo, por ejemplo, está la Organización Editorial Mexicana que controla varios periódicos y una cadena nacional. Su fuerza del grupo está en la provincia, porque sólo existe un periódico. El grupo editorial pertenece a Mario Vásquez Raña, que es el principal empresario de periódicos, su hermano Olegario Vásquez Raña es dueño del periódico Excélsior y canal 28.

Los pocos periódicos que se pueden considerar independientes con una fuerza importante son La Jornada que es de izquierda, que corresponde a un grupo de accionistas inspirados en el modelo del periódico El País.

El periódico Reforma es de unos empresarios de Monterrey de tal manera que no dependen de la publicidad del gobierno. El Universal es independiente y su base de sustento es el aviso oportuno.

El problema de la violencia ha limitado las investigaciones y los temas que se manejan, nos cuentan periodistas del Norte del país, donde no saben que información publicar, pues resulta que publican una nota sobre una fiesta de 15 años, pero al día siguiente tienen a un grupo de pistoleros del narco en la redacción para advertirles que esa información no debía haber sido publicada, porque en esa fiesta estaba entre los invitados un narcotraficante.

En un accidente de tránsito insignificante puede estar implicado un narcotraficante.

Nos cuenta gente de Tamaulipas que en esa área hay un jefe de información del narco que se comunica con los medios para indicar qué pueden o no publicar. Ese es otro los grandes limitantes.

Ahora surge la Iniciativa México para que los medios hablen bien del país. Más de 400 medios acuerdan en teoría, sin que nadie los obligue a manejar y crear un código para manejar la información violenta, pero varios analistas lo toman como censura. No es una ley, aunque senadores del PRI quieren que se eleve el decálogo de 10 puntos a nivel de ley.

No se llega al ideal del periodismo de servicio, cada medio indudablemente responde a un determinado grupo de interés. Puede ser que como el caso de Grupo Reforma, se responda a grupos de interés empresarial, así se configura su primera plana y sus editoriales.

También en los medios que se pueden considerar independientes, como La Jornada, que, por ejemplo, se identifica claramente como de izquierda, tiene una línea muy fija y muy clara. Nunca atacará al candidato de la izquierda Manuel López Obrador, y buscará la manera de defenderlo. Ahí entonces se puede decir que hay un sesgo informativo.

Este ideal de una prensa de servicio es un ideal y no existe.

La prensa mexicana está en general un paso atrás en comparación a otra prensa que deberíamos estar al mismo nivel.

¿Los medios tienen una inclinación política?

EM.-No hay ningún problema que un medio tenga una determinada línea de orientación y pensamiento, que al final si la tienen. El problema es que no lo digan de manera clara, que vendan como lo hace Televisa, la bandera de la objetividad e imparcialidad, cuando viendo cualquier noticiario se observa que no es imparcial.

En la prensa la objetividad no existe, la objetividad total no existe, no somos objetivos porque no somos objetos. Somos subjetivos porque somos sujetos.

Pero aquí (México) la prensa se ha ido agrupando con diferentes sectores de poder y pone como prioridad en su agenda informativa los temas que le interesan a ese sector y, además, ha dejado de lado a la sociedad.

La sociedad en este momento no tiene ningún medio importante que la represente.

Carlos Septién García, segundo director de la escuela del mismo nombre, decía: “El periodismo es el parlamento diario de los pueblos”, frase muy bonita, que si la buscamos en los medios no la vamos a encontrar.

En el parlamento se supone que se debaten temas que le afectan a la población, pero si vemos la primera plana de un periódico observamos otros temas. Pero si le preguntamos a la gente cuál es su prioridad nos responderán que es falta de trabajo y tener qué comer.

La solución serían los medios alternativos, la cuestión con los medios tradicionales es que se han aislado de la sociedad y hay un divorcio entre lo que busca la gente y lo que ofrecen los medios La Internet es una buena alternativa para explotarla, antes que a alguien se le ocurra regularla.

¿El narco y prensa en México?

EM.- Ha dependido mucho como lo afronta cada medio, desgraciadamente en México el gremio periodístico está desunido, falto de solidaridad y no suele apoyar a sus compañeros.

Sobre esta violencia la parte principal se estaba centrando en el Norte del país, pero la violencia se está generalizando y está llegando a otros lados. No tenemos un organismo formal de defensa del periodismo.

El gobierno creó una fiscalía especial para los delitos contra la libertad de expresión y los periodistas, pero esta instancia tiene un problema porque no tiene la definición de periodista. Si la misma autoridad no sabe definir qué es un periodista, estamos en problemas.

En México hay narco periodistas y todo el mundo lo sabe, son los que llegan primero a cubrir el hecho, son los que llegan con carro y chofer, la Policía los deja pasar. Y antes de mandar la nota al periódico se la mandan al narco para que verifiquen que se están cumpliendo las órdenes y después los matan, porque son los que conocen la estructura por dentro.

Si hay muchas víctimas del narco, pero también narcoperiodistas. Para Tamaulipas hay un jefe de información del narco que controla la información y sabe quiénes son los periodistas que cubren el narco y en un momento dado se pone en contacto con ellos, algunos a pesar de eso deciden jugársela y presentar la información.

¿Hoy en día es un riesgo ser periodista en México?

En determinados sectores, no podemos generalizar. En este tipo de cuestiones (narcotráfico) siempre ha habido un riesgo. Puede que el informante se canse de darle información al periodista.

Incluso viene la otra parte, la parte oficial. Si un reportero publica y revela comportamientos ilícitos del gobierno, entra el gobierno a tratar de reprimir. Hubo casos que gente de la Procuraduría General de la República (PGR) exigió a los reporteros y los amenazó para que revelen sus fuentes.

Entonces la cosa viene de los dos lados y mucho depende del medio, porque algunos defienden a sus periodistas y otros no lo hacen.

Concretamente todo lo que es información policiaca y de seguridad nacional que implique fuerzas armadas, si es riesgoso. Entonces al periodista lo agrede la parte criminal o la parte oficial.

Así ha sido siempre, antes que se inicie el tema del narco, el columnista más importante en México era Manuel Buendía, su columna se llamaba Red Privada en el periódico Excélsior. Lo primero que hacían los políticos de primer orden era leer su columna para saber que revelaba Manuel Buendía.

Incluso cuando empieza a surgir Buendía el gobierno dice que es un escritor fantasma y que las columnas las escribían entre varios periodistas y firmaban como Manuel Buendía, pero él después se muestra.

En 1984 en un caso no esclarecido fue encontrado muerto en su oficina y es muy comentado que está implicado el presidente de entonces Miguel de la Madrid y otros políticos del PRI. Una persona fue capturada y fue a la cárcel, hace poco salió y nunca reveló nada.

Desde entones hay una agresión a la prensa y ha sido siempre constante, lo que pasa ahora es que ha recrudecido y surge el narco. Pero la agresión de parte de la autoridad y Estado siempre ha existido.

¿Cómo debe ser un periodista?

EM.- Debe ser una persona con una clara concepción social, para quién escribe, para quién trabaja, ávido de informarse, de leer y que esté consciente de los riesgos que implican la profesión. Ahora también tiene que ser alguien que esté interesado en la actualización diaria en las nuevas tecnologías.

Debe mantener ese deseo de buscar o cazar la información, pero con un rigor y una metodología casi de ciencias sociales. No cualquiera puede ser periodista.

Lo dice Guillermo Ocha, otro periodista mexicano que el ego del periodista es inmenso y se lo alimenta con exclusivas, primeras planas y con notas propias. Debe ser una persona que no trabaje para su propio engrandecimiento, pero que si lo motive un deseo de superarse diariamente.

Porque el periodista es tan bueno como su trabajo del día anterior, un día se puede llevar el premio nacional o el Pulitzer, pero al otro día lo pueden correr (despedir) porque se le fue la nota.

A Renato Leduc, periodista de la época de la revolución mexicana una vez le preguntaron qué era un periodista y respondió: “Periodista es quien desayuna con un embajador, periodista es el que come con el presidente y sus secretarios de Estado, periodista es el que en las noches sale corriendo para alcanzar el último camión (micro) para llegar a su casa”.

Entonces el periodista está dentro los grupos de poder, pero no forma parte de ellos y el momento que entra ahí, se acabó el periodista.

¿Conoce el periodismo de Bolivia?

EM.- Me llega información muy parcial en los cables internacionales y me llamó la atención la ley contra el racismo. Lo comentamos con algunos compañeros y creo que es un ataque a la libertad de expresión en un gobierno que se dice de izquierda o cercano al pueblo, no puede utilizar este tipo de conceptos o de la impresión que quiere protegerse.

No es posible que una expresión aunque sea coloquial y ese es el riesgo precisamente, se pueda tomar como racista y se ataque al medio. La función de la prensa es revelar los abusos de la autoridad.

En México se dice mucho por parte de la autoridad por qué la prensa no dice las buenas noticias o lo bueno que se hace, entonces los periodistas respondemos qué mérito tiene que el presidente haga su trabajo, ninguno, para eso se le eligió y se le paga.

Si el presidente hace su trabajo esa es su obligación, sino lo hace es nuestra obligación decirlo.

Por eso el periodista no está obligado a dar buenas noticias, que las den las oficinas de propaganda de las autoridades. Si una autoridad no cumple cómo se va a enterar la sociedad, pues mediante el periodista que es como un mediador, concluye.

El periodista Mandujano también confiesa que entre las tantas noticias que lee en la redacción de La Jornada, espera algún día leer la información que en América Latina y en Bolivia: “Por fin se alcanzó la armonía entre sus habitantes”.

PROFESIONAL

Enrique Mandujano Sandoval nació en la ciudad de México, el 26 de mayo de 1971. Toda su vida estudiantil se ha desarrollado en la capital del país. En 1986 entró a la vocacional 11, escuela de corte tecnológico, del sistema del Instituto Politécnico Nacional, pero comprendió que la ingeniería en electrónica, que era la carrera que llevaba, no era lo suyo.

Dejó de estudiar un año y por fin entró a la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Cuando iba en cuarto semestre de la carrera entró a trabajar al periódico Novedades, en el cual fue office boy, traductor, cablista, editor y encargado de la sección internacional.

Se tituló en 1995 con un trabajo sobre el movimiento estudiantil de 1968. Fue colaborador de las revistas Vía 3 y Siete cambio. En 2002 cerró el periódico Novedades y entró a trabajar al periódico La Jornada, donde actualmente sigue, como editor de la sección Capital.

En 2004 entró a dar clases a su alma mater, donde ha impartido las clases de Redacción, Noticia en Prensa, Entrevista, Crónica en prensa, Reportaje, Columna, artículo y editorial y ensayo.

También es asesor de tesis y regresó a tomar clases, esta vez para la maestría en periodismo político.

Fuente: LA PATRIA
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