La música religiosa durante el siglo XVII

Italia. El principal reformador de la música religiosa en Italia fue Giacomo Carissimi con sus historias sacras y oratorios escritos en lengua vulgar: Job, Jefté, El juicio de Salomón, Juicio Final y Miserere. Otros compositores sobresalientes son Viadana, Monteverdi, Cavalli, Stradella, Francesco Durante y Giovanni Battista Pergolese o Pegolesi, autor del Stabat Mater.

Francia. Francia cultivó el gran motete cuyas interpretaciones requerían solistas, coros, agrupaciones instrumentales e interludios sinfónicos. Sus creadores fueron Nicolas Formé, Henri Dumont y Michel de La Lande. De su parte, Marc-Antonie Carpentier destacó por sus misas, cantatas y oratorios latinos.

Alemania. Heinrich Schütz es considerado creador del oratorio alemán. Sus composiciones renombradas: Cantiones sacrae, Synphoniae sacrae, cuatro Pasiones y un Oratorio de Navidad, anuncian el arte de Johann Sebastian Bach. Le siguen Johann Hermann Schein, Franz Tunder, Andreas Hammerschmidt, Philipp Heinrich Erlebach y Dietrich Buxtehude.

La música de arco y de laúd en Italia. En Italia se concedió primacía a la música de cámara y los solos de violín. Entre sus creadores sobresalen Salomone Rossi, Biagio Marini, Giovanni Battista Vitali, Giovanni Battista Bassani, Giusseppe Torelli y Arcangelo Corelli, este último compositor de los concerti Grossi que estableció la forma definitiva de la sonata. Antonio Vivaldi se expresó bajo la forma de allegro lento y allegro finale.

Organistas y clavistas italianos. El principal organista fue Girolamo Frescobaldi cuyas improvisaciones maravillaban a los oyentes. Escribió toccate, ricercari, partite y fantasie, reunidas en el Fiori musicali que fue copiado a mano por Johann Sebastian Bach. Bernardo Pasquini brilló como organista, tañedor de clave y productor de sonatas. A él se le debe la introducción de danzas francesas en Italia.

Violinistas y laudistas franceses. En Francia, los instrumentos de arco eran reservados para acompañar danzas mientras que las bandas de violines se hicieron célebres al ser instituidas por Luis XIII y Luis XIV. Lully dio mayor importancia a la orquesta con sus suites e incorporó oberturas al repertorio. En esa dirección trabajaron François Couperin, Sébastien de Brossard, François Duval y Jean-Féry Rebel. Entre los laudistas, cobran renombre Ennemond Gaultier, Denis Gaultier y Charles Mouton. Como intérprete destacó Jean-Baptiste Anet.

El clave en Francia. Tuvo como fundador a Jacques Champion de Chambonières, autor de piezas descriptivas y danzas rígidas que pronto ganaron en animación por obra de su discípulo Louis Couperin. Destacaron también Jean-Henri d’Anglebert, Nicolas Lebègue y Guillaume-Gabriel Nivers, Louis Marchand, Jean-François d’Andrieu y Louis Nicolas Clérambault. Como tañedores de clave brillaron François Couperin (Couperin el Grande), Jannequin, Fauré y Nicolas Couperin. Entre los clavicinistas figuran Jean Titelouze, François Roberday y Jacques Boyvin.

Compositores alemanes y holandeses. Los violinistas Nicolaus Adam Strungk y Johann Paul von Westhoff asombraron por su virtuosismo. Georg Muffat, Johann Siegmund Kusser y Philipp Heinrich Erlebach, compusieron para orquesta. La música de tecla fue cultivada por Jan Pieters Sweelinck, Samuel Scheidt, Jakob Preaetorius, Heinrich Scheidemann, Malchior Schildt, Nicolaus Bruhns, Johann Adam Reinken, Alessandro Poglietti, Johannn Kaspar Kerl, Johann Pachelbel y Tomás de Leipzig, instaurador de la sonata moderna y precursor de la música de programa. También resaltó la escuela iniciada por Johann Jakob Froberger con sus tocatas y fantasías para órgano. Entre todos ellos, Johann Kuhnau, eminente jurisconsulto cuya tesis doctoral abordó la situación jurídica de los músicos, es considerado el antecesor de Johann Sebastian Bach.

Fuente: LA PATRIA