Crímenes y abusos en nombre de la libertad y la democracia
25 abr 2011
Por: Jorge Lazzo Valera
Los crímenes y abusos que se cometen en el país en nombre de la libertad y la democracia ya resultan ser hechos cotidianos que deben llamar la atención de las autoridades, porque “la libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días”, partiendo del principio de respeto a la persona humana y de su libre expresión, pilar fundamental de una auténtica vida democrática.
No se puede hablar de democracia y nadie puede llenarse la boca de frases entrecortadas sobre la defensa de los derechos humanos, si no vive a plenitud el respeto a la persona, cualquiera que sea su condición, raza o credo, más aún si se trata de un luchador a ultranza por los derechos y libertades ciudadanas, como son los periodistas de nuestro país.
El luctuoso hecho acaecido en La Paz, que privó de su vida al colega David Niño de Guzmán Velasco, es la campanita que debe poner en alerta a todos los periodistas, porque ahora nadie está libre de cualquier agresión de un abuso de las autoridades, llámense estas policiales, militares o políticas, porque el ejemplo fue inculcado desde Palacio de Gobierno, cuando el presidente Evo Morales, agredió e insultó a un periodista de La Prensa, infiriendo improperios y advirtiendo que su principal enemigo es la prensa.
Así jamás, en la historia de los pueblos, se había visto tamaña ofensa a un humilde ciudadano que la única misión que tenía era cubrir la información que se genera en la mayor fortaleza del Poder Ejecutivo que es justamente el Palacio Quemado, por donde transitaron crecidos intelectuales, estadistas y gobernantes de gran talla, aunque existieron también otros dictadores, desaforados y hasta aventureros, pero que siempre respetaron a los periodistas.
Si recordamos los constantes ataques que comete en contra de los periodistas el primer mandatario del país, ojalá no tengamos un día que repetir lo que exclamó la famosa revolucionaria francesa Mademe Roland, junto a la guillotina en que fue ejecutada por decisión del régimen del terror: “¡Oh Libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”, porque ahora análogamente podemos expresar: “¡Pueblo, cuántos desatinos, cuántas injusticias, cuántos crímenes cometen en tu nombre los demagogos “revolucionarios” de hoy en día!”.
La situación es realmente preocupante, puesto que se evidenció que fueron uniformados, los policías que deberían otorgar protección y cuidar a la población, quienes agredieron a los periodistas que realizaban la cobertura informativa de las marchas y protestas en La Paz, llegando al extremo de destrozar los parabrisas de automóviles, sin que exista ninguna necesidad de hacer daño o causar mayor conflicto. Si bien esos malos policías serán sancionados, todavía hay otros hechos que nunca fueron esclarecidos y que llaman la atención.
El cardenal Julio Terrazas en su homilía de Semana Santa, advirtió que “no podemos aplaudir a aquellos que maquinan para quitar la vida”, al convocar a las autoridades a detener la violencia y buscar la paz y la justicia sin exclusiones, pidiendo a la población alimentar la fe y esperanza de un futuro que pueda superar el odio y la violencia que se vive actualmente en el país.
La convocatoria del prelado de la Iglesia Católica Boliviana, muestra la situación de incertidumbre y desesperanza que vivimos en Bolivia, donde lamentablemente quienes tienen que cuidar y proteger a la población incitan a la violencia, busca la división y la confrontación entre los propios bolivianos -seguramente- pretendiendo poner en práctica la teoría trotskista “divide y reinaras”.
Para buscar una salida a esta crisis y lograr que quienes gobiernan el país asuman la responsabilidad de cuidar a la población “para vivir dignamente” resulta imprescindible tomar en cuenta la recomendación del cardenal Terrazas, quien dice: “es importante asegurar la vida, es importante eliminar todo indicio de muerte, de odio, rencor y venganza”, señalando empero que “en estos momentos, tenemos que estremecernos frente a la forma en que se eliminó al hermano periodista en La Paz”.
Ratificó con vehemencia el cardenal que “nos duele todo lo que es muerte, dolor e inseguridad, porque no podemos aplaudir a aquellos que maquinan para quitar la vida”, recordando que así como Jesucristo fue mal juzgado hasta ser crucificado “por la envidia, la maldad y el orgullo de un grupo de fariseos y de gente que se creían dueños del poder absoluto”, hoy muchas veces se repite esta escena que parece convertirse en una cotidianidad en nuestras vidas.
Ojalá prime la sensatez, el respeto por la persona y por su trabajo, como exigimos los periodistas que tenemos como principal y primera responsabilidad, informar al país con la verdad, esa verdad que no puede ser manipulada ni debe ser inclinada para favorecer a quienes ostenta el poder y utilizan esa fuerza para someter y dominar a su clase, pretendiendo tener el control del pueblo que reclama por respeto a sus derechos y libertades ciudadanas, para poder vivir a plenitud en democracia, que no es un beneficio para usufructúo de unos cuantos si no de la mayoría de los bolivianos, para evitar que se sigan cometiendo crímenes y abusos en nombre de la libertad y la democracia.
(*)Periodista.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.