Cuando se imponen ciertas corrientes especiales y se olvidan o descuidan deliberadamente las normas obligatorias del respeto a las Leyes, a los derechos humanos y a la propiedad privada, se producen insólitos actos que desconciertan a la comunidad y nos dejan un mensaje de grandes dudas y demasiada incertidumbre sobre los valores morales que deberían cumplirse rígidamente en la entidad policial del país donde algunos hechos dicen todo lo contrario.
Alarma la posición del Gobierno cuando a través de su ministro de Gobierno dispone condecoraciones para “miembros de la Utarc, ex grupo de élite que abatió a Rózsa”, acción dizque de reconocimiento “por el heroísmo en defensa de la unidad de la Patria”. Puede ser un motivo de especial orgullo para algunos de esos “valerosos policías” que se enfrentaron a una banda de forajidos, según señaló el ministro de gobierno… pero resulta insólito el hecho cuando entre los beneficiarios están policías que eluden al Ministerio Público, que cometen atropellos contra la ciudadanía, provocan accidentes por conducir ebrios sus vehículos y aparecen muy orondos en actos policiales, burlando las citaciones de una fiscalía.
Qué se puede pensar de este tipo de hechos que son deliberadamente cubiertos por la máxima autoridad política, bajo cuyo mando desenvuelven sus tareas los jefes policiales de la entidad verde olivo.
Hay que decirlo con nombre y apellido, el capitán Walter Andrade, condecorado el sábado pasado, es responsable de haber disparado contra una movilidad de un canal televisivo, de haber encañonado y agredido a un periodista, al camarógrafo y chófer de la Red Unitel, además de haberles decomisado un video y destruido una cámara filmadora, amedrentarlos y luego darse a la fuga. Tiempo después y tras eludir o simplemente desestimar las imputaciones del Ministerio Público, protagoniza un accidente por conducir en estado de ebriedad su movilidad, poniendo en riesgo la humanidad de transeúntes, por ese hecho es procesado por la Dirección de Responsabilidad Profesional de la Policía, tampoco pasa nada de nada, simplemente no responde al llamado de la Ley.
No está clara, ni ha concluido la investigación del bullado caso Rózsa en el que el mismo efectivo policial aparece en fotos junto a Ignacio Villa Vargas, conocido como “el viejo”, primero testigo y luego acusado en el caso que se produjo en Santa Cruz.
Ha pasado más de un año de una serie de hechos irregulares cometidos por el capitán de marras y aún no se presentó a responder a las imputaciones en su contra. Al comenzar esta semana, un fiscal asevera públicamente que declarará rebeldes al capitán Walter Vargas y una dragoneante, en base a la investigación que sigue sobre el caso Rózsa. Nada se avanza en la otra imputación que siguen abogados de los periodistas amenazados y agredidos en Santa Cruz, proceso delicado por el intento de homicidio que existió y que debería ser esclarecido.
Lo risible es que según el fiscal, “se dispondrán edictos al desconocer el paradero de esas personas”. Varios medios de comunicación reflejan la presencia de los “buscados”, en un acto público de condecoración en el que el ministro de Gobierno ponderó el “valor” de los imputados. Dónde está la justicia y el respeto a las leyes? Lo sucedido no deja de ser un mensaje irrespetuoso con la comunidad que no puede creer que se premie la constancia policíaca que afecta y lastima la seguridad de las personas.
Lo más reciente sucedido en “La Apacheta” en El Alto, cuando desaforados “guardianes del orden” arremetieron contra periodistas y manifestantes, destrozando vidrios de un vehículo de prensa, será constancia para otro premio?. ¿Dónde está la verdadera justicia? Es la pregunta del pueblo.
Fuente: LA PATRIA
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