Ironías y amenazas

La vida tiene sus vueltas y revueltas, tiene sus curiosidades, tiene sus grandes ironías y tiene sus absurdos. En fin, la vida de los humanos tan dinámica es, que lo que hoy es negro mañana se dirá que es blanco. Y si alguien es hoy revolucionario, mañana podrá devenir en neo liberal o a la inversa.

De todo hay en la viña del Señor, y no podía ser una excepción a esto el interesante ministro de Trabajo que haciendo gala de una locuacidad lírica y metafórica ante los micrófonos y cámaras descalifica a una Central Obrera Boliviana, que quizás no esté viviendo sus mejores tiempos, pero que se constituye en el último bastión de los que quieren verdaderas reivindicaciones sociales, no tanto para “vivir bien” (que esto suena a una muy subida pretensión filosófica) sino a “estar bien” (que es algo más realista y posible).

La esencia misma de la democracia hace que la COB cobre protagonismo en medio de un gobierno que en su discurso pregona cambios que, no obstante, aún no se vislumbran de manera palpable en la vida cotidiana de nuestra Bolivia.

Si todavía nos consideramos un país democrático, entonces la COB está en plena vigencia, entonces la COB es el necesario contrapeso y equilibrio a la omnipresencia del Estado.

Amenazas y moral

El ministro de trabajo ya amenazó respecto a los descuentos que sufrirán los asalariados por los días de huelga que vayan a protagonizar, afirmando que no hay moral para cobrar si no se trabaja.

Resulta interesante esto. ¿Recordará el ministro sus tiempos de dirigente magisteril? ¿Acaso, como profesor, no luchaba Don Félix Rojas por reivindicaciones salariales en su tiempo de dirigente? ¿Acaso en esas luchas no acató él muchos días de huelga? ¿Acaso no marchó detrás de obreros y campesinos? ¿Acaso no marchó delante de sus colegas maestros?

Sería interesante que el ministro baje por un momento de su pedestal y piense como un humilde, pero digno profesor del magisterio. ¿Estaría conforme con su salario de maestro? Y como maestro urbano ¿no se sentiría discriminado al saber que sus colegas rurales perciben mejor salario? ¿Quisiera él jubilarse con un 70 % de un magro salario de profesor?

En fin, pudiera haber más preguntas pero ya es tarde porque el profesor, ya no es más tal, ahora es Ministro.

Otras furibundas declaraciones del Senador Fidel Surco amenazan con “sentar la mano” a los maestros rurales del altiplano paceño con ayuda de los ponchos rojos y otros sectores campesinos. ¿Es esto bueno?, ¿es esto coherente con el cambio que se pregona?, ¿por qué enfrentar al pueblo contra el pueblo? Algo se está desquiciando en al aparato gubernamental; prueba palpable, aquellas otras declaraciones curiosas y sorprendentes de don Eugenio Rojas, días atrás, al sugerir la aceptación de la tortura para arrancar confesiones.

Cristo dijo: “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Luego, todos tenemos pecados pequeños, medianos o grandes y no tenemos la moral para creemos supremos castigadores o intachables justicieros.

Contradicción y soberbia

Algún desubicado dirigente cocalero de la zona del Chapare, amenazaba a los maestros si acatan la huelga, ya no retornen a las comunidades. Indicaba muy ufano que preferían maestros interinos y otros profesionales que quisiesen trabajar.

Lo anterior suena a aberración, habida cuenta de que el gobierno, mediante su cartera educativa está haciendo esfuerzos por terminar con el interinato mediante el PPMl.

Y la cereza sobre la torta, la soberbia de los llamados ponchos rojos que dicen no permitirán reivindicaciones, que estarían afectando al proceso de cambio.

Asumiendo que los ponchos rojos son unos Diez Mil sujetos, entonces se constituyen en el 0,1 % de 10 millones de bolivianos y bolivianas. Luego, ¿puede un minúsculo grupo decidir lo que es bueno o malo para el restante 99,9 %? Parece que andamos en un mundo al revés.

(*) Comunicador Social