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Domingo 17 de abril de 2011

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Cultural El Duende

Lupe Cajías:

Alejandra, Marina y otras más

17 abr 2011

Fuente: LA PATRIA

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En un apunte de sus diarios, Alejandra Pizarnik hace referencia a Marina Nuñez del Prado; por lo que leí de sus recuerdos y cartas, ésta es probablemente la única referencia a una persona de nacionalidad boliviana. No es un ejemplo aislado, en los años cincuenta, de las contadas artistas nacionales reconocidas en el exterior, con frecuencia estaban Marina, su hermana Nilda, María Luisa Pacheco y Esther Ballivián.

La referencia no se detiene en alguna escultura de esta mujer de manos creadoras. Alejandra la nombra así: “Gabriela Mistral y Marina Nuñez del Prado, recorriendo y reviviendo América por obra de su añoranza y nostalgia materna. Ambas feas, lesbianas y voluntariosas. Enamoradas de la madre tierra” (Buenos Aires, 3 de enero de 1960).

No pude encontrar otra nota que tenga que ver con la orientación sexual de Marina Nuñez, ni pude ampliar el por qué del interés de la poetisa en nuestra afamada artista. Pizarnik mantuvo una ambivalencia sexual en su juventud hasta definirse ella misma -no sin angustias y muchos desgarramientos- en los últimos años, como revelan sus propias anotaciones más íntimas. Quizá alguna exposición de Marina en Argentina, o un reportaje, le motivaron el comentario al inicio de los sesenta, ¿cómo la conocería?

En el ambiente de los artistas, durante años se tuvieron dos parejas lésbicas como emblemáticas de espíritus libres que habían decidido vivir con sus parejas, sin estridencias, pero sin escondrijos, sin hipocresías sociales.

La más famosa fue la de Getrude Stein y su amiga íntima, secretaria y confidente, Alice B. Toklas. Stein escribió la biografía de su pareja aunque en realidad con esta historia contó pasajes de su propia vida y sus gustos culturales, jugada que convierte ese libro en una caja de sorpresas por sus múltiples puntos de partida. ¿Quién entrevista a quién? Stein rememora, a través de Toklas, o Alice a través de Getrude, los más intensos años de su vida, de 1907 a 1932, en su rol de mecenas de pintores que se abrían campo en París. Su amistad con Pablo Picasso, con Amadeo Modigliani, con Matissse y decenas de vanguardistas de la época, sus respectivas esposas, exposiciones, escándalos y tragedias.

La otra pareja lésbica notable fue la de la belga/francesa Margherite Yourcenar y su compañera estadounidense Grace Frick, que la sedujo cuando la escritora apenas iniciaba su carrera. La laureada novelista selló documentos íntimos para ser abiertos dentro de 25 años y seguramente recién se conocerá la historia de la pasión de los primeros años. Después fue más una relación amistosa entre dos almas solitarias.

Ellas vivieron juntas hasta la muerte de Grace, sobre todo en su refugio rural en el este de Estados Unidos. De hecho, fue por ese amor que la autora de “Memorias de Adriano” radicó fuera de París. Grace la consoló de su amor frustrado con su editor André Fraigneau, quien nunca correspondió al amor de la entonces joven autora.

Grace se encargó de resolver todos los problemas cotidianos de Margherite para evitar que la autora distrajese su tiempo en compras de mercado, pagos de luz o preocupaciones por la falta de trabajo. A cambio, la escritora le dedicó sus obras más reconocidas, las de la madurez de los años 50, y la cuidó cuando Grace enfermó de un invasivo y largo cáncer.

Sin embargo, ni en los poemas de Pizarnik, las novelas de Stein o los libros de Yourcenar se reconoce la inspiración amorosa directa de sus parejas.

Bibliografía: Pizarnik, Alejandra. Diarios.

Lumen, Barcelona, 2007

Stein, Getrude. Autobiografía de Alice Toklas.

Lumen, Barcelona, 2000

Savigneau, Josyane.Yourcenar, La Invención de una vida.

Alfaguara, Madrid, 1990

Fuente: LA PATRIA
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