Incremento salarial sin poder adquisitivo es lo mismo que igual
11 abr 2011
Por: Jorge Lazzo Valera
El tema del incremento salarial está en tapete y por fin el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, decidió conversar con los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) para revisar ese tema, aunque la actitud asumida por el primer mandatario es de confrontación, porque ayer acusó a los líderes sindicales de “golpistas”, siendo así que ellos antes eran el principal pilar de su gobierno.
En el juego político de pronto los privilegiados pasan a ser “oposición” porque la actual administración del Estado no acepta que nadie reclame, peor aún quienes hasta hace poco estuvieron usufructuando y medrando de su presupuesto, viéndose luego obligados por sus bases a asumir una postura contraria a los intereses del actual régimen. Eso pasa cuando se cree tener “bajo control” a los movimientos sociales y las bases son las que deciden, incluso sobrepasando a sus dirigentes.
La negociación para conseguir un mayor incremento salarial y atención a los ocho puntos del pliego de la COB, es mandato de un ampliado nacional que ni siquiera el ejecutivo Pedro Montes, podrá cambiar, así se lo instruya el presidente Morales y califique de golpistas a los dirigentes, quienes saben respetar sus principios y no se manejan por dictados venezolanos ni directivas de “asesores”, sino por la decisión de sus bases.
Las demandas de los trabajadores en su pliego de ocho puntos, exige un incremento salarial acorde a la canasta familiar y que no sea discriminatorio, la reactivación del aparato productivo para generar empleos y respeto a la autonomía de las Cajas de Salud, así como garantías y seguridad jurídica para las operaciones mineras y el respeto a los trabajadores, pedido que desde la óptica del ministro de Obras Públicas y ex dirigente sindical Walter Delgadillo, no debería ser así “porque el tema de la canasta familiar se tendrá que negociar después que el gobierno aplique su Plan Nacional de Desarrollo y cualquier negociación dependerá de esa estrategia” oficialista.
El criterio de quien fue “ayudante” del viejo líder sindical Juan Lechín Oquendo, otrora ejecutivo de la COB, plantea serias interrogantes, porque no aprendió que la base de la negociación salarial es la canasta familiar y tampoco sabe que la aplicación del Plan Nacional de Desarrollo es una estrategia de largo alcance y los salarios no pueden esperar 10 años y deben ir acordes con la inflación para lograr una nivelación anual y no como pretende demostrar al “justificar una inversión de 12.600 millones de dólares”.
Tampoco es ético que aludiendo al escritor René Zavaleta Mercado, pretenda justificar que el pedido de los trabajadores no tiene razón, porque apenas el 15% de la población es el sector asalariado y que las mayorías de los indígenas, comerciantes y campesinos tienen mayor derecho por ser una masa que no pude y no tiene cómo pedir un aumento, puesto que no reciben salarios y viven de los bonos que otorga el gobierno.
Esa lógica es autoritaria y hasta discrimina al único sector, así sea en número un 15% de la población, que aporta y paga impuestos y sostiene la economía nacional, para pagar los jugosos sueldos y gastos de los ministros, que antes eran quienes “luchaban por mejores salarios” y ahora se convirtieron en verdugos de su propia clase por el solo hecho de tener poder político, que dicho sea de paso es efímero y pasajero, pretendiendo descalificar a quienes en su momento fueron sus bases para llegar al lugar donde están y donde ahora actúan como “sociolistos”, si sociolistos y no me equivoco porque pregonando el socialismo a ultranza son socios de este gobierno, dejan de lado “sus principios” que decían tener cuando “defendían a los trabajadores”.
En resumen la postura del gobierno es negociar sin tomar en cuenta la canasta familiar que la COB estimo en 8.000 bolivianos, y se quiere justificar que cuando el presidente Evo Morales asumió la conducción de su primer gobierno, el Salario Mínimo Nacional era algo más de 400 bolivianos y luego subió hasta 670 bolivianos y este año fue incrementado en un 20 por ciento, llegando a 815,30 bolivianos, que representa un aumento en la gestión del MAS del 100%, lo que nunca ocurrió en la etapa neoliberal.
Lo que no se explica y no se quiere mostrar, es que cuando asumió por primera vez Evo Morales a la Presidencia de la República, todos los bolivianos comprábamos cinco marraquetas por un boliviano y ahora compramos las mismas cinco por dos bolivianos, lo que en resumen es la síntesis del cambio que aplica el Poder Ejecutivo y que agudizó la crisis económica con la chambonada del gasolinazo.
La crisis golpea a los asalariados, porque el ingreso mensual que perciben es lo único que tienen para la manutención de sus familias, puesto que no pueden especular con el valor de sus ingresos y peor aún ni siquiera pueden subir el valor adquisitivo de sus salarios, porque ese juego se determina con la política de libre mercado, que está vigente en el país, como también se mantiene invariable el célebre Decreto 21060.
(*) Periodista
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