La solución del problema marítimo de Bolivia en el tiempo
08 abr 2011
Por: José G. Roque García
Han pasado 132 años desde que Chile ocupó territorios de Bolivia y Perú. Durante este tiempo se han realizado carias acciones para revertir de alguna manera los efectos negativos de esta acción. Pasando los años, los países vencidos en la guerra de 1879, han resuelto de manera relativa los resultados de su derrota: Territorialmente hablando Perú ha recuperado en 1929 Tacna, pero ha perdido Arica y Tarapacá, aunque en el fondo no se resigna a perder estos territorios y alberga un natural espíritu reivindacionista, lo cual ha dado inicio a una peligrosa carrera armamentista con Chile, quien naturalmente se ve obligado a contar y medir cantidad y calidad bélica con sus vecinos por motivos obvios. Este extremo beligerante alcanzó su mayor presión durante la presidencia del presidente peruano Morales Bermúdez e la década del 70 con orden de movilización de tropas a su frontera sur.
Bolivia ha perdido Atacama y hasta la fecha no ha recuperado nada, y de recuperar lo perdido, aún su problema no está resuelto, pues su comercio se realiza principalmente por puertos antes peruanos como son Arica e Iquique, más próximos o accesibles a sus principales centros económicos. Bolivia realmente está lejos de ingresar a la carrera armamentista entre Perú y Chile. Este último país considera suficiente haber instalado minas eplosivas en su frontera con Bolivia. En virtud a tratados internacionales, se ha dispuesto que Chile las retire, habiéndose comprometido a hacerlo en un plazo no mayor a 50 años. En lo que sí Bolivia lleva ventaja indiscutible a ambos países, es en la necesidad que tiene de un puerto soberano sobre el Pacífico, ya que el “derecho a tránsito irrestricto” otorgado por Chile en el Tratado de Paz y Amistad de 1904, no satisface actualmente las necesidades de la economía boliviana, entre otros, debido a que ambos países tienen un grado de desarrollo socioeconómico muy diferente.
La evidencia de esta necesidad para la economía boliviana, ha sido hasta ahora un argumento insuficiente para promover la obtención de un puerto propio sobre el Pacífico, todo parece indicar y en realidad ratificar, que la sola necesidad de algo no llegará a solucionar el problema marítimo boliviano por gravedad, será necesario invertir un esfuerzo o sacrificio adicional.
Este elemento ha sido identificado por algunos como canje territorial, o pago por una franja de territorio sobre la costa del Pacífico, al parecer no existe otra alternativa que el territorio comprendido entre al actual frontera entre Perú y Chile conocida como Línea de la Concordia y el radio urbano Norte de la ciudad de Arica, solución que fue analizada en 1975 desde diversos puntos de vista y que culminó con la contrapropuesta del Perú, propietario original de este territorio, de compartir la soberanía de este enclave entre los tres países, además de modificar la extensión territorial de este enclave trinacional hasta el puerto de Arica, es decir ir más allá del radio urbano, reconociendo soberanía exclusiva para Bolivia a partir de la Carretera Panamericana hasta la actual frontera con Bolivia.
Chile en su condición de actual propietario de este territorio, desestimó la propuesta peruana, prolongándose así indefinidamente la solución de este problema.
En el futuro próximo o lejano, siempre que se trate el tema del puerto boliviano, se deberá considerar necesariamente la zona del puerto de Arica, ya que de acurdo a entendidos en el tema, la construcción de un puerto nuevo al norte de esta ciudad es técnica y financieramente inviable. Más allá, por un necesario e ineludible principio de respeto se deberá consultar a la población de esta ciudad. En caso de existir acuerdo, existe aún otro paso que dar como es el cumplimiento del anexo al Tratado de 1929 entre Perú y Chile, en virtud del cual el destino de Arica debe ser necesariamente sometido a consulta de su propietario original, quien a ser posible y aún deseable para Bolivia, no deberá modificar nuevamente los términos de este acurdo, al menos no en una proporción y ámbito sensible al gobierno de Chile, como ocurrió en 1975.
Como es posible observar, existen antecedentes para encarar nuevamente la búsqueda de una solución al problema.
¿Quién, cómo y cuándo debe hacerse este trabajo?
No será Chile ni Perú, quien tenga a su cargo el gasto de recursos y energía, para resolver un problema que no les afecta de manera que se vean obligados ineludiblemente a encaminar su pronta e ineludible solución.
Existen los canales diplomáticos suficientes para establecer una comunicación que permita iniciar el tratamiento del tema. Se deben desestimar los foros internacionales, que han servido para un propósito específico, como es el reconocimiento de la comunidad internacional sobre la existencia de este problema para Bolivia, sin embargo el apoyo internacional hasta ahora ha sido insuficiente para logara una solución real.
Por cuanto existe una necesidad real y urgente, se debe considerar el inicio de esta tarea con el mismo carácter, sin embargo se deben respetar los usos y costumbres que ordena la prudencia en política internacional.
Entonces la solución de este problema visto así a la luz del análisis histórico meramente objetivo, desprendido definitivamente de consideraciones personales nacionalistas, que en los años que dura el conflicto, mas han aportado a encarecer el análisis del tema y en nada han ayudado a su solución definitiva; debería estar más próximo a su desenlace.
El análisis histórico a partir de la versión nacionalista de cada uno de los tres países protagonistas de la guerra de 1879, es por supuesto parcializado. Este extremo impide ver una solución integral al problema, limitándose a inspirar un natural desenlace a favor local, sin embargo tratándose de un problema tripartito, muy diferente por ejemplo al problema macro económico de un solo país, es triplemente complicado de resolver, pues se encuentran en su interior temas tan complejos como las relaciones comerciales internacionales, la actual coyuntura política en Chile y Bolivia, el efecto mediático de las últimas declaraciones de los mandatarios de ambos países, etc.
En los últimos días se ha anunciado la creación de una Nueva Dirección gubernamental a cargo del tema marítimo en Bolivia, que tendrá entre otras tareas, la delicada función de analizar, diseñar y encaminar la política de reivindicación marítima boliviana sobre el Pacífico ante el tribunal de La Haya. Desde esta columna deseamos que este trabajo permita un avance real en la solución de este conflicto que ya lleva 132 años en el tiempo.
(*) Abogado del foro orureño
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