Miercoles 06 de abril de 2011
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En menos de que cante un gallo, como quien dice, las Universidades lograron lo que querían. No es fácil eso con alguien que tiene la habilidad de hacerse el sordo. Los bravos muchachos de la “U”, convertidos en horda feroz y agresiva, hicieron del centro de La Paz un verdadero pandemonio. Con gran entusiasmo se fueron allí de todas partes. ¡Al fin, un poco de acción!, habrían exclamado, a tiempo de embarcarse rumbo al Chuquiago Marca.
Hay que tener sentido de oportunidad para vencer al “enemigo”. No todo se consigue cuando uno quiere sino sólo cuando es posible. Como se suele decir, le cogieron en “curva” al gobierno. Mineros y universitarios en las calles o en los caminos, hacen una “combinación explosiva” peligrosa, es como juntar dinamita con molotov. Por ahí se puede desembocar en el Palacio Quemado. El “hermano Evo” lo sabe muy bien.
No es por supuesto una novedad. Desde hace tiempo, pero más notoriamente desde las jornadas de Evo, el dirigente cocalero, el único lenguaje audible en Bolivia es el de la fuerza. Antes de que sea demasiado tarde, el gobierno convocó al diálogo. Y luego, tras un maratónico torneo de retórica, salió el humo blanco. El viejo estandarte de la Autonomía parecía lucir remozado como en sus mejores tiempos.
