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Domingo 03 de abril de 2011

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Revista Dominical

El ayni un signo corporativo de felicidad trasladado a las urbes

03 abr 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Periodista

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El ayni era un sistema de trabajo de reciprocidad familiar entre los miembros del ayllu, destinado a trabajos agrícolas y a la construcción de casas, es la concepción genérica que se da a esta ancestral palabra propia de las culturas quechuas y aymaras, que sin embargo salió de la comunidad para transportarse a las urbes y traducirse en un signo corporativo de felicidad, ante todo a momento de generar espacios de diversión, como son las fiestas.

En su descripción más sencilla el ayni es una forma de ayuda colectiva entre familias para en un marco de equidad; desarrollar de manera conjunta y optimizar originalmente la cosecha de diferentes productos o construir en forma acelerada viviendas, si cabe el término bajo el lema “hoy por ti, mañana por mí”, siendo esta muestra de solidaridad recompensada con alimentos y bebidas en la jornada de trabajo.

Esta valoración andina que luego fue cambiando a partir de su incorporación a la vivencia urbana, según cita el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el informe sobre desarrollo humano de Bolivia “Los cambios detrás del cambio”, está referida a la cultura de consumo aymara urbana, como derecho de ingreso a la fiesta, fuente de disfrute y “signo de felicidad”, opera dentro de un círculo virtuoso de movilidad social, ya que la obligación de devolución, se realiza también el marco de las redes corporativas protegiendo el funcionamiento de los emprendimientos comerciales y productivos.

También con la denominada “movilidad social”, con seguridad que este sistema solidario se trasladó a la ciudad con bastante impacto que se puede percibir por ejemplo en la cooperación entre vecinos para apoyar la construcción de una vivienda social, tal como trabaja el programa “Hábitat para la Humanidad”.

Si bien la concepción originaria de la palabra ayni, era el apoyo solidario para las actividades agrícolas y de construcción de casos, con el paso del tiempo y en el contexto urbano el “ayni” es interpretado como el respaldo económico para llevar adelante fiestas de gran trascendencia sea en devoción a determinadas deidades religiosas, matrimonios y otras celebraciones que involucra a una comunidad.

El posicionamiento económico, a la vez produce una especie de competencia entre los similares originarios de provincias, que asentando su residencia en la ciudad, incluso impusieron una nueva arquitectura urbanística, o como define el PNUD, “esos elementos forman parte de un proceso de estilización en la vida cotidiana que también alcanza a la estética de las viviendas, cuya nueva apariencia está modificando la arquitectura urbana”.

COMPARSAS

Un espacio propicio para ésta lectura son las fiestas que se desarrollan en la zona Sur de Oruro, el denominado Domingo de Tentaciones, cuando las comparsas protagonistas de la manifestación, en medio de la ostentación económica hacen gala de los lujos obtenidos, pero, en el fondo manteniendo el “ayni” como sistema de cooperación mutua, en este caso para dar rienda suelta a la diversión en tres días de liberación de la presión del trabajo.

Una curiosa invitación a la fiesta detalla: “Se ruega acompañar con cargamentos. El ayni es retribución”, pero la solidaridad de los invitados no sólo se manifiesta en el armado de coloridos y costosos cargamentos, sino también en la entrega de bebidas, comida, otros enseres y productos necesarios para la fiesta.

Allí, producto del “ayni” de carácter festivo se producen fenómenos interesantes, pues la fiesta que dura hasta tres días es amenizada por afamados grupos musicales, electrónicos o folklóricos nacionales o internacionales. Este año por ejemplo, una de las comparsas tenía para deleitar a sus invitados hasta diez artistas entre solistas, bandas de música y orquestas que amenizaron la fiesta.

Este sector social en su mayoría desempeña una actividad comercial y por testimonio de algunos protagonistas, el ayni cruzó también las fronteras, cuando al momento de internar al país o adquirir su mercadería, asocian la solidaridad colectiva para beneficio grupal, es decir que se realizan “préstamos” de dinero o mercancías con el sólo compromiso o garantía de palabra. “Cuando yo necesite, tú también me prestarás. Así nos comprometemos y debemos respetar ese acuerdo, pero si incumples nunca más y solito te aíslas”, refiere nuestro entrevistado.

Entre ellos mismos se organizan para mostrar la fiesta, lo más ostentosa posible, con anticipación importan telas “exclusivas” para las polleras y ternos de los varones, contratan bordadores para plasmar diseños únicos, en algunos casos hasta uniforman sus calzados. Lucen sombreros, chalinas, “ch’uspas” con inscripciones que les recuerde su participación en la fiesta, muchas veces sinónimo de status.

MATRIMONIOS

Los matrimonios, de manera particular, los que se desarrollan con fiestas en la zona Sur de Oruro, tienen también el toque de reciprocidad, pues todos los protagonistas más allegados a las familias de los contrayentes, entregan costosos regalos, para retribuir favores o regalos que ellos recibieron en similares ocasiones.

Como se aprecia en la película peruana de Claudia Llosa: “La Teta Asustada” el desfile de regalos es casi interminable, donde se obsequian lujosos muebles, enseres costosos para la cocina y hasta vehículos último modelo y cero kilómetros. Panorama diferente del que se vivía en las comunidades cuando los regalos, eran productos propios de la comunidad, cuando se entregaban alimentos o animales de granja a los recién casados que juntos deben empezar a asentar un nuevo núcleo familiar.

El espacio público es de libertad y derroche. En la fiesta -que articula los escenarios público y privado- el consumo de las negociaciones se ve condicionado por el control y la competencia social. La vestimenta y sobre todo el ritual urbanizado del ayni, se constituyen en una medida que si no respetada deriva en exclusión y desvalorización social, y que si es cumplida propicia la consagración del prestigio de la burguesía popular y la ampliación de sus redes sociales, describe el PNUD.

Fuente: LA PATRIA
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