Sábado 02 de abril de 2011
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Mis amados hermanos, nuestro hogar tiene que ser un lugar donde el Espíritu Santo pueda morar: “Sólo el hogar puede equipararse con la santidad del templo”. En nuestro hogar no hay lugar para el hombre natural. El hombre natural se inclina a “…encubrir [sus] pecados, o satisfacer [su] orgullo, [su] vana ambición, o ejercer mando, dominio o compulsión sobre las almas de los hijos de los hombres, [y cuando él actúa] en cualquier grado de injusticia, he aquí, los cielos se retiran, el Espíritu del Señor es ofendido, y cuando se aparta, se acabó el sacerdocio o autoridad de tal hombre”.
Elder Juan A. Uceda del Quórum de los Setenta/Jason Michel/Santos de los Últimos Días
Fuente: LA PATRIA