Ya parece tedioso, aburrido, repetitivo, temático y machacón referirme en cada uno de mis artículos a lo que se hace y se dice en este gobierno. Quisiera evitar referirme al MAS, a su gobierno, a su presidente, a sus ministros y a sus militantes; pero, me siento obligado a tocar este tema, que me puede identificar como opositor, pero no lo soy (además en qué oposición). Soy un simple periodista que a lo largo de su vida de profesional luchó a favor de la libertad, de la democracia y de los más elementales derechos de todo ciudadano. Seguiré en esa línea que me obliga la conciencia.
Otros gobiernos dictatoriales, no pudieron evitar que emita un comentario crítico; no lo pudo hacer el exilio y no lo podrán hacer mientras tenga vida y el sentimiento de patria intacto. Por eso, si aún la vida me brinda oportunidades de poder llegar a los lectores y las cosas cambien en Bolivia, hablaremos de otros temas más gratos. Por ahora, me veo obligado a referirme a la realidad coyuntural que vivimos en la actualidad.
La realidad que vivimos es más que preocupante. Se vienen las protestas de los trabajadores por un salario digno; los precios de los artículos de la canasta familiar suben día que pasa; no hay inversiones en el campo de los hidrocarburos que se agotan irremediablemente; la deuda interna y externa crece día que pasa; en el INE esconden datos reales; no se quiere hablar del fracaso de la Jindal Steel & Power en la explotación de El Mutún, subsidiaria de una transnacional inglesa; o de los 1.000 millones que se lleva otra transnacional como ganancia en la explotación de la mina San Cristóbal y deja al país sólo unos cuantos pesos como regalías; tampoco se habla del fracaso en la explotación del litio, lo que permitió que otros países se adelanten en el tema. El narcotráfico ya es una creciente amenaza con carta de ciudadanía, que no se puede combatir, ni disimular con la incautación de unas cuantas toneladas de cocaína (se les pasó la mano en el show, porque resulta que sólo eran dos kilos) y el apresamiento de una treintena de narcotraficantes de todas las nacionalidades. Podría enumerar muchos otros temas; pero, esta columna sería insuficiente.
Es entonces que el aparato propagandístico del gobierno, que haría palidecer a Goebbels, empieza a trabajar más arduamente que nunca. Sale el tema del mar, el eterno camino de desvío de la atención pública, Pero esta vez a un camino más escabroso y lleno de peligros. Se deja de lado el diálogo (porque hacía perder el tiempo) y de repente en un arranque de patriotismo, el Presidente amenaza con llevar el tema a una Corte Internacional. Hasta donde se sabe, sin una política de Estado delineada con anterioridad y sabiendo que el tema tiene que estar apegado a Derecho y no con sólo a argumentos emocionales e históricos; eso, no podría prosperar en ninguna instancia jurídica del exterior, de acuerdo a elementales conocimientos sobre Derecho Internacional Público.
En la época del Imperio Romano, los gobernantes de la época, ofrecían espectáculos grotescos en el Circo Romano, en lugar de pan. Un ejemplo más cercano. Banzer intentó esa estrategia y utilizó a un milagrero llamado Ruibal, que percibía un jugoso sueldo del entonces Ministerio de Gobierno por mostrar la viborita, llenado estadios; al final, el pueblo se dio cuenta de los propósitos distraccioncitas y zas, se acabó.
Los tiempos han cambiado; por lo mismo, ahora el pueblo exige pan, libertad y democracia, porque sabe que el circo sólo sirve para esbozar una sonrisa, porque no se puede reír con el estómago vacío.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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