Una reciente declaración del Primer Mandatario de la Nación hace pensar en un cambio cualitativo en el accionar del esquema gobernante a partir del deseo expresado de respetar toda opinión. “Toda opinión se respeta” aclaró el presidente al referirse a una recomendación formulada por el Cardenal de la Iglesia Católica en Bolivia.
La autoridad eclesiástica sugirió al jefe político nacional “repensar muchas de sus formas de actuar, para que el país pueda tenerlo como un referente que está al servicio de todos”.
El Presidente aprovechó la circunstancia para “saludar la recomendación y pedir a través del Cardenal a la Iglesia Católica y a la Evangélica que cumplan su rol de oración por el porvenir del país”, pero añadió “sin discriminar ni marginar a otros movimientos religiosos”. La apreciación oficial se completó con una reflexión de unidad para que todos juntos trabajemos en bien de Bolivia.
Lo importante es reconocer que hay cambios en la dirigencia del Estado, no otra cosa significa la aceptación del Mandatario a la recomendación del máximo representante de la Iglesia Católica en Bolivia, que a su vez desnudó algunos de los problemas que afectan todavía las buenas relaciones entre el Gobierno y la comunidad.
Para muchos observadores deponer la soberbia, admitir errores, propugnar la unidad de los bolivianos, abrir opciones para que los ciudadanos opinen y tales criterios sean respetados y que sirvan para alimentar el acercamiento entre ciudadanos iguales con las mismas expectativas y con los mismos derechos y obligaciones, es un adelanto importante en la proyección política del Estado actual, que debe dedicar su tiempo a servir eficientemente al conjunto de la comunidad boliviana, dejando para menores responsabilidades aquella agenda de los conflictos políticos internos que restó mucho tiempo a la solución de los verdaderos problemas nacionales.
Hay un tiempo que debe aprovecharse pasando por las reflexiones serenas y llegando a profundizar las relaciones abiertas, responsables y respetuosas que acerquen a los bolivianos entre sí, sin enfrentarlos y más bien comprometiendo voluntades y capacidad para servir eficientemente a la sociedad en su conjunto propiciando un ambiente de estabilidad, seguridad y sobre todo credibilidad.
Los valores del pueblo unos y otros, enmarcados en la diversidad de creencias y en la fe religiosa, son parte de un conjunto de hechos que desarrollados en la misma dimensión configuran el esquema político nacional que debe convertirse en paradigma de la unidad y el sostenimiento de las libertades, los derechos y deberes ciudadanos, única posibilidad de avanzar sin contratiempos hasta que se consolide la vigencia de un Estado de todos y para todos.
“Toda opinión se respeta” debe ser la idea que se haga práctica en un nuevo esquema de relacionamiento entre bolivianos, mostrando que evidentemente aquí se respeta la democracia, la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Fuente: LA PATRIA
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