América Latina está atravesando por una ebullición de cambios políticos y sociales, en este escenario que se está debatiendo de todo, se está cuestionando al Estado, en este escenario es que el buen vivir o vivir bien, aparece, para interpelar las idolologías clásicas europeas, (capitalismo, comunismo) y plantear en la misma lógica una nueva filosofía, ideología y hasta religión, proponiendo a la Madre Tierra o Pachamama, en un plano de deidad por encima de toda otra lógica religiosa.
Este renacer de ideas propias, de intelectuales indígenas de América Latina, convergen en que el vivir bien es el camino a seguir de los pueblos de América, este concepto que varía de nación en nación y de lengua en lengua, se sitúa en el post desarrollo, va más allá del desarrollo económico, social y humano, pues posee indicadores propios de desarrollo, los cuales no son medidos a través de la producción de bienes y servicios, sino, es a través de la vida armónica con la naturaleza, el hombre y la Madre Tierra considerados todos éstos como uno solo.
Tal ha sido la importancia de este nuevo paradigma que países como Ecuador y Bolivia que lo han adoptado expresamente en sus constituciones aprobadas en los años 2008 y 2009 respectivamente incluso otros gobiernos de la región como el de Hugo Chávez se han mostrado partidarios de este nuevo paradigma; este paradigma se ha regado como la pólvora en América Latina.
El origen de este paradigma se puede situar en el emerger de los pueblos indígenas de América Latina, sus cosmovisiones ancestrales, sus tradiciones, y su relación con la naturaleza alientan las bases teóricas del vivir bien. Sin embargo en cada nación indígena este paradigma tiene sus propias particularidades, para el Pueblo Quichua ecuatoriano buen vivir o Sumak kawsay en esta lengua significaría una “vida buena” ni mejor ni peor que las de otros ni un afán en conseguir mejorarla. Para el pueblo Aymara Boliviano el vivir bien o Suma Qamaña introduce el elemento comunitario y podría traducirse en el vivir armoniosamente con los demás y con la Madre Tierra o Pachamama.
Para nuestro castellano neutro, el concepto de vivir bien o buen vivir se deben entender como sinónimos, que expresan una idea fuerza común aunque con sus leves variantes, dependiendo del desarrollo que se esté implantando en cada país es casi igual que el socialismo, todos entienden de lo que se trata pero en cada país socialista las cosas varían.
El vivir bien, no es ecologista, puesto que éste considera a los postulados ecologistas como principios capitalistas ya que se los considera a los recursos naturales como materia utilitaria al hombre, en cambio en el vivir bien lo que se concibe es la Madre Tierra o Pachamama, la cual está representada por toda la tierra, la naturaleza y sus recursos, en este plano existe una dimensión espiritual, en la cual la Madre Tierra es considerada como un verdadero Dios, a la cual hay que brindarle ofrendas, ceremonias y sacrificios en algunos casos, entonces el vivir bien se centra no sólo en proteger la naturaleza, si no en la vida armoniosa del hombre la naturaleza y la Madre Tierra.
Si bien este paradigma reprocha al comunismo y al capitalismo, es a este último contra el que arremete con todo, acusándolo de ser el mal de todos los problemas del hombre y de la tierra. Pero también cuestionan estas teorías porque son doctrinas europeas distintas a las cosmovisiones de los pueblos indígenas de América Latina, estas doctrinas serían sinónimo de neocolonialismo, ya que subyugan el pensar indoamericano con el pensar europeo.
Para el vivir bien, la modernidad ha sido concebida como la expansión del capitalismo, y al capitalismo se lo considera como una forma de colonialismo económico, por lo tanto superposición de una cultura sobre la otra, en el vivir bien se busca encontrar una dimensión de diálogos de culturas puesto que el vivir bien promueve la interculturalidad.
El paradigma del vivir bien emerge en el plano político internacional por la crisis civilizatoria que el mundo occidental está atravesando según sus teóricos, puesto que los paradigmas occidentales europeos se han centrado en sus inicios en el aspecto económico materialista de la sociedad, y en un segundo aspecto en el desarrollo humano y social de tipo hedonista; sin embargo, el vivir bien incursiona en un plano espiritual de las personas, alejado de toda concepción materialista o comunista, este plano está considerado como el verdadero camino de paz de la humanidad.
En los últimos años los postulados del vivir bien han sido recogidos en constituciones de América Latina; al respecto, la Constitución Política del Estado de Bolivia establece en su preámbulo que Bolivia es un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien, es decir que la búsqueda del vivir bien es el fin y los otros principios que menciona como el de la igualdad, la armonía etc. Son los medios o instrumentos, pero no se detiene ahí y lo más importante es que en esta Constitución boliviana se establece que el modelo económico y el modelo educativo están orientados a la búsqueda del vivir bien, esto denota que Bolivia o por lo menos el gobierno de Evo Morales está desarrollando este concepto no sólo en su forma de organización estatal, sino también en su organización económica y social.
En la constitución de Ecuador se reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, por otra parte establece que la nueva forma de organización y vida de la sociedad es el buen vivir, sin embargo es necesario también establecer que el gobierno de Rafael Correa, ha aplicado en su plan de desarrollo principios del buen vivir.
Lo importante de la constitucionalización de estos conceptos es que se los desarrolla en lenguas nativas de América Latina, algo impensable hace algunas décadas, puesto que era más fácil encontrar términos en latín en las constituciones que términos nativos, el otro aspecto importante es que es un paradigma que proviene de los pueblos indígenas, lo que sugiere una originalidad y sintonía con la realidad de estos países, pero lo malo es que también se les atribuye una connotación demagógica o discursiva; lo importante es que comenzamos a ver que existen otros caminos distintos a los que señalan desde afuera, caminos trazados por sus propias costumbres, por sus propios hombres, por sus propios pueblos.
(*) Máster en Estudios Políticos Aplicados por la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Publicas, (Madrid, España,). Magíster en Derecho Económico de la Universidad Andina Simón Bolívar (Sucre, Bolivia), chikivelarde@hotmail.com¡
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