Lunes 28 de marzo de 2011
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En el deporte, cualquiera sea la disciplina que se practique, siempre existen fanáticos que son muy superiores a los hinchas, por ello su acciones siempre han sido más violentas porque no siempre están observando el desarrollo de un encuentro deportivo, sino a los hinchas contrarios al de su equipo.
Pero en el fútbol el fanatismo ha sobrepasado los cálculos de los dirigentes que tienen sus “barras de hinchas” para apoyar a un determinado equipo en una competencia futbolera. A diario se conoce hechos de violencia e inclusive muertes de hinchas que fueron presas de la rabia de los fanáticos.
El prestigioso escritor Eduardo Galeano, en su obra “El fútbol a sol y sombra”, define al hincha y el fanático así: “Rara vez el hincha dice: ‘Hoy juega mi club’. Más bien dice: ‘Hoy jugamos nosotros’. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos”.
En cambio, “el fanático es el hincha en el manicomio. La manía de negar la evidencia ha terminado por echar a pique a la razón y a cuanta cosa se le parezca”. Agrega que cuando llega al estadio, “el fanático no puede distraerse, porque el enemigo acecha por todas partes”. Para el fanático, “el enemigo (equipo contrario), siempre es el culpable, merece que le retuerzan el pescuezo”.
Fuente: LA PATRIA