Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Lo que deja 1879 - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Corría el año 1879, en que nacía una de las figuras más señeras de las letras americanas y mundiales, Alcides Arguedas. Ese mismo año, militares chilenos ingresaban en los puertos bolivianos del Litoral, huérfanos de una presencia ciudadana e institucional por parte del Estado, suficiente para defender sus territorios.
Es ese historiador, quien a cerca de los años previos a la catástrofe, manifiesta: «Entretanto, la vida política andaba más revuelta que nunca, y la urgencia del brazo fuerte era reclamada por todos. El mismo pueblo se daba cuenta de esta necesidad, y el problema de encontrar al hombre estaba ya resuelto para él, porque “en acuerdos de gabinete, en documentos públicos…juraba con vehemente arrebato y con lágrimas de enternecimiento, juraba espontáneamente fidelidad al gobierno, sumisión a la ley del Estado”. Ese hombre era Daza, ministro de Frías».
Hilarión Daza, a quien, debido a una asonada propiciada por él mismo -otra en la turbulenta vida nacional-, el 4 de mayo de 1876, le tocaría afrontar el episodio de armas que tuvo lugar en 1879.
¿Qué pudo llevar a un país como Bolivia, a una tragedia tan nociva como perder su salida al océano? Pudiera argumentarse la “inmadurez”, que el país tenía por entonces, con casi 54 años de vida independiente como República, empero esa especie no es suficiente, Chile no era mucho mayor, pero acaso tenía una mayor organización política, que pudo mostrarse en el campo de Marte.
“En el corto período de cuatro años, de 1872 a 1876, se habían sucedido catorce revueltas, motines y asonadas, o sea a más de tres por año…”, explica después.
He ahí uno de los motivos que condujeron a la fragmentación; la inestabilidad política, las consabidas “revueltas”, que han marcado, como señala el discípulo de Tácito, esos años previos a la guerra, asaz difícil, esperar así, éxitos como Nación.
“Las quejas de los soldados, acentuadas después de los primeros desastres -refiere Arguedas- de Pisagua, Dolores y San Francisco y de la retirada de Camarones, trajeron el descontento y la desconfianza al país mismo donde al punto se formó una corriente adversa al mandatario al que los papeles de oposición le acusaban francamente de traidor y vendido. Y Daza, exasperado con estas noticias, indiferente a los éxitos de la campaña, sólo quería volver a Bolivia para afianzar su gobierno y “probar el poder de los cañones Krupp, y romper a balazos los periódicos subversivos, pegados al pecho de los autores”…
Tal era la situación, que el autor de “La danza de las sombras”, maestro en documentación histórica, asigna al país en esos tiempos. Eran, pues, los síntomas de la tragedia, se hallaban en el país mismo, y fue culpa de los bolivianos, de la ausencia de una filosofía política que concrete la estabilidad institucional, nacional de la Patria.
Los caudillismos semi-bárbaros que pululaban por entonces, las asonadas que acaecían por doquier, facilitaron de manera harto considerable, el camino para que los avispados vecinos asienten sus tropas, y después su soberanía.
Qué habría pasado, si en esos tiempos los bolivianos hubieran tenido el hado propicio de contar, por ejemplo, con un régimen parlamentarista, en el cual se hallen personas dignas de ejercer el antiguo, y, talvez rimbombante título de “padres de la Patria”, talvez no, en el Congreso. Que no permita, radicalmente, cualquier aventurilla de uniformados o civiles que nada bueno dejan para la Nación.
1879 o el “Tratado de Paz y Amistad”, de 1904, es o debe ser un mensaje para los bolivianos, quizá el más lamentable, pero no menos enseñador de que las ambiciones presidencialistas, suelen constituir la ruina del país que aspiran dirigir.
Por eso, y por otras razones que la Historia ha confirmado, en Inglaterra, por ejemplo, conviene, si se quiere engrandecer y hacer digna de respeto a esta parte del mundo que llamamos Bolivia, fortalecer y darle la importancia, en cuanto institución y en cuanto a la calidad de sus miembros, a lo que representa ese edificio instalado en la Plaza Murillo, y que es más grande que el “Palacio Quemado”, y que, también tiene un reloj que hace tiempo no funciona.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.