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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La semana del mar, una semana de frustraciones - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La decisión del Gobierno de llevar a “tribunales internacionales” el problema marítimo de Bolivia, en procura de encontrar, después de 132 años de permanente búsqueda, una solución negociada al conflicto, ha provocado durante la “Semana del Mar”, un proceso de desconcierto interno y de concentración de la opinión pública nacional en el tema. Paralelamente, sin embargo, no se ha logrado despejar la tormenta política que se avizora en el horizonte inmediato, con fuertes nubarrones y amenazas sociales de evidente descontento social.
Si bien la decisión tiene un contenido pragmático que podría acortar los plazos que todos los gobiernos de Chile, han logrado prolongar en una interminable agonía para todo el pueblo de Bolivia, también genera factores que podrían liquidar la aspiración reivindicativa y cerrar para siempre, toda forma de negociación destinada a concretar el derecho que nos asiste sobre las costas del Océano Pacífico.
No podemos olvidar que Chile, en varias oportunidades registradas en la historia de América, ha reconocido el derecho boliviano y, más aún, ha prometido soluciones y, estos planteamientos, de hecho, consolidan que el reclamo boliviano es justo y que nuestro país nació a la vida Republicana con una extensa costa marítima. Todos sabemos que la ambición de la oligarquía chilena, en componenda con el poder inglés, organizaron y financiaron el asalto armado para apoderarse del salitre y del guano de aquel rico territorio, además de todas aquellas riquezas contenidas en el extenso territorio del desierto de Atacama.
Al anuncio presidencial, se añadieron algunos conceptos que aclararon la figura propuesta por el Gobierno, en sentido de recurrir ante el Tribunal Internacional de La Haya para encontrar una respuesta al problema. Este solo anuncio, no sólo que ha paralizado toda forma de negociación entre Bolivia y Chile, sino que ha puesto en evidencia que el tratamiento del problema, mediante la aplicación de la “política de construcción de la confianza mutua”, ha fracasado y que los trece puntos sobre los cuales se viene hablando desde hace cinco años, no lograron un mínimo de entendimiento entre las cancillerías de las dos naciones.
Ahora bien, llevar ante La Haya el tema marítimo, genera dos vertientes para el análisis general del problema. Una primera relacionada con el hipotético éxito de nuestra proposición y, la segunda, con el negativo resultado que pueda producir dicha Corte Internacional en relación a Bolivia.
En el primer caso, de hecho, Chile tendría que devolvernos nuestras costas, de acuerdo con la resolución o sentencia emitida y, de esta manera y hacia el futuro, los bolivianos tendríamos que esperar la buena voluntad del Mapocho, de ceder nuestro antiguo territorio con soberanía, a Bolivia. Este principio histórico, sin embargo, es contrario a la Constitución de ese país.
En el segundo caso, hipotéticamente La Haya declara legal y con todas sus potestades vigentes el Tratado de 1904, la consecuencia directa sería que Chile cierra toda forma de negociación hacia el futuro e, implícitamente, lograría consolidar su triunfo “sin derecho al pataleo”. Por lo que se ve, en ninguno de los casos, estaríamos logrando un éxito pleno, pragmático e histórico, con nuestra llegada al mar que nos pertenece por derecho. Pero, además, los términos planteados van contra el principio de soberanía también establecido en la nueva Constitución Política del Estado.
La reivindicación marítima a las costas del Pacífico constituye para Bolivia un derecho irrenunciable e imprescriptible, así como, un principio histórico sobre el cual se fundamenta el futuro del desarrollo económico y social del país. Estos conceptos pergeñados desde hacen 132 años se encuentran en la conciencia más íntima de cada boliviano y, seguramente, las futuras generaciones llegarán al mundo cultivando aquel sentimiento que, a partir de 1979, se ha convertido en un “conflicto de orden multilateral” y “motivo de preocupación continental”.
El Gobierno nacional, aparentemente ha dado un giro radical en su posición y se dispone a “emprender su marcha en el escenario jurídico”, al considerar que 132 años no permitieron a Chile, el invasor y agresor militar de 1879, asumir en su conciencia colectiva que la guerra de conquista contra Bolivia ha dejado graves y severas secuelas que diezman la voluntad de las naciones del hemisferio de mantener el equilibrio necesario y fundamentar la paz continental.
Al respecto, nos queda recordar conceptos de la “Declaración del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA)”, firmada por todos los países del sistema (incluyendo Chile), en agosto de 1975. Dice: “…todos los Estados americanos ofrecen cooperar en la búsqueda de soluciones que, de acuerdo con los principios del Derecho Internacional y… los contenidos en la Carta de la OEA, ayuden a Bolivia a remover las dificultades que ha acarreado la situación de mediterraneidad para su desarrollo económico y social”.
Esta afirmación ratificada y complementada por la Resolución 426 de Octubre de 1979, declara de “interés hemisférico permanente” y que el “problema concierne directamente” a estas naciones. Significa que, ambos documentos, introducen el tema de la Mediterraneidad boliviana para su tratamiento en el contexto multilateral de manera específica, a través de la Asamblea General de la OEA.
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