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Del ritmo afro-boliviano de Saya a la danza estilizada de los Caporales
05 mar 2011
Fuente: LA PATRIA
Por: Jorge A. Godinez Quinteros - Autor del documento “Contexto de la Cultura Negra en Bolivia”
• Publicado en el libro Carnaval de Oruro Aproximaciones II
Copilado por Carlos Condarco Santillán
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Legado de cultura negra en Bolivia, la cual fue plagiada del cálido congo africano a tierras mineras de desolado y frígido altiplano.
Sentimiento y expresión corporal de canto, copla y baile, con aroma a fogata nocturna de pena y desolación, para generar esperanza de nuevo amanecer de cobijo y adopción.
LA SAYA, SEMILLA PARA EL BROTE DE LOS CAPORALES
Percusión, sonido de bombos, cajas, reco-recos y reje-rejes, transmiten sentimiento de dolor, sufrimiento en minas de Oruro y Potosí, pero expresión de felicidad y prosperidad en Chicaloma, Tocaña y Coroíco, en los Yungas de La Paz.
La cultura negra junto a la originaria campesina, que los cobijó y amparó, sembró herencia Afroyungueña ayer, hoy Afroboliviana, fruto del encuentro de dos culturas; la primera plagiada y sometida en minas de plata, cuyos ritos de desahogo o dolor fúnebre, se convierten en festividad religiosa de fecundidad y la segunda, raza de bronce, conservadora de tradiciones, costumbres y creencias religiosas y naturales, sensible al sufrimiento y dolor del ser humano, adopta una simbiosis cultural, para fortalecer la rebeldía contenida de opresión y represión.
Sufrimiento, dolor que victimizaba a la raza de color, por la actitud soberbia de un personaje, que representa al mulato (etnia híbrida), que al asumir su labor opresora de “capanga” (preferido del patrón), con látigo en mano, resentido y “desclasado”, se convierte en verdugo de su propia raza, cumpliendo la labor de “bedel” o “capataz” para controlar la producción de cocales y frutales, de actitud prepotente da lugar al despreciable caporal.
AFROBOLIVIANOS
En 1517, se registrar el tráfico de seres humanos de color por “negreros”, traficantes de seres humanos a centros mineros argentíferos, lugar donde se produjeron bajas, por lo que fueron llevados a los Yungas de La Paz para su adaptación, recordando la hacienda Misuri y Mururata (en Tocaña-Nor Yungas-La Paz) de propiedad del Márquez Ignacio de Pinedo y Zabala de Muztafar del Haro, donde fue reconocido entre los negros un Príncipe Negro, gracias a un tatuaje en forma de serpiente que tenía en la cintura.
Los ancianos o awichos, se entrevistaron con el Márquez, para solicitar libertad de su Príncipe, prometiendo duplicar jornadas de producción, fijando la Festividad de Pascua y Resurrección, la Coronación de Bonifacio I Benjamín Pinedo, en homenaje a San Benito, patrono de los negros, hecho que se reeditó el 1 abril 1992 en la propiedad de Martín Cariaga Osorio, hecho que años después se reedito Coronando al actual Rey Negro Julio Pinedo, en Jornada de magia ancestral-mítica-pagana negra, de contrapunto de canto y baile.
Consolidar la danza estilizada entre la juventud, defenestro snobismo alienante de cultura enlatada, revalorizando identidad a través de música, ritmo y movimiento afro-andino-mestizo: En Peru el “Lando”, en Uruguay el “Candombe”.
Del “Kikongo”, “Morongo”, la “Zemba”, “Mouchi” (danza fúnebre), emerge la Saya que seduce mediante sonido de percusión, a nuevas generaciones que se encontraban absorbidos por el snobismo comercial, que generaba pérdida de valor cultural y alineación enlatada.
Saya, Tuntuna, Tundiqui y Caporales, son ritmos afro-andinos que seducen sin distinción de género, raza, clase, edad, cautivando importantes espacios sociales.
LA SAYA
Considerada en el proceso de auto identificación, cultura negra, que reafirma existencia de integración afro-andina ayer, hoy Afroboliviana.
Ritmo y percusión, danza y canto mítico, religioso y casi humorístico, comunicación, melodía y estilo, expresión espiritual de alegría, tristeza y amor.
TUNDIQUIS
Acción que ridiculizaba, pero al mismo tiempo expresión de aceptación de la raza andina a los hombres de color, por eso la danza se baila pintándose la cara y manos con carbón vegetal, cantando coplas picarescas y atrevidas casi en tono despectivo, golpeando instrumentos de percusión en dos tiempos.
MÚSICA Y DANZA
La Saya es una mezcla de siete diferentes ritmos de percusión, ejecutados de forma simultánea, acompañan coplas de contrapunteo cantados por hombres y mujeres, que se inspiran en la discriminación, la naturaleza, el amor. Mientras los varones golpean “la caja”, las mujeres danzan, en medio de este baile sobresale la figura de un caporal a manera de capataz, denominado Jilak´ata (término andino de autoridad).
En tanto, la música de los caporales, tiene ritmo de dos tiempos, se asemeja al Tundiqui, es amenizado por una banda de música. Las mujeres bailan con pasos estilizados, luciendo provocativos diseños de pollera corta y lencería sugestiva, en tanto los varones bailan con látigo en mano que representa “poder”, simbolizando una sociedad de mando y orden, que recuerda coyunturas política caracterizada por continuos golpes de Estado en los años 70.
La coreografía de los caporales se asemeja al paso del ejercicio militar que da lugar a rebeldía y escape de la realidad. La danza del caporal, es el resultado de un proceso de innovación, que expone sentimiento autóctono criollo-mestizo.
No tiene música propia, se adapta al “huayñu”, la música de los caporales no tiene identidad definida en esencia, confunde interpretación musical con la foránea, dando lugar a críticas de incomprensión y actitud reprimida de constante rebeldía que tiende a la interacción y globalización.
Por su controvertido origen, se rescatan 4 versiones sobre su origen:
HERMANOS ESTRADA
Hijos de Yola y Víctor Estrada Pacheco, vecinos de la populosa zona Chijini, en La Paz, dedicados a la confección de trajes folklóricos y conocidos como los “saltimbanqui” por su actividad en torno a un grupo de jóvenes que se dedicaron al taller de danza folklórica andina (wacas, k´usillos, negritos)
Víctor, Vicente, Jorge, Carlos, Zenón, Moisés, Eva, Remmy y Lidia Estrada Pacheco, junto a Julio Rivas, Juan Bustillos, Héctor Escalier, Félix, Jaime Zamorano, Dandy, René Villacorta, Nicolás Uruchi, Fortunato Atahuichi y otros, fundaron la primera institución de caporales, “ Juventud Artística Urus Gran Poder”, el 25 enero 1969.
Al final de los 60, Víctor, Vicente y un tío se internan a Chicaloma (Sud Yungas), lugar donde les despertó interés, la actividad de un anciano negro, quien recorría en la madrugada las calles de su comunidad vestido con camisa muy peculiar y pantalón blanco ancho, botas dobladas con cascabeles y faja al cinto, llamado por su comunidad Rey Caporal. Esta forma de vida del anciano negro, dio lugar a la creación de la futura danza de los caporales.
HÉCTOR ESCALIER FLORES
Protagonista junto a los Estrada y en compañía de sus primos Félix y Jaime Zamorano, la Fundación de la Juventud Artística Urus Gran Poder, afirma que al final de los 40 junto a sus padres y otras amistades asistieron a la festividad de Chuchulaya, cerca de Sorata, a bailar “negritos” donde llamó la atención de muchos novenantes el baile central de una figura caporal, danzado por René Camilas en el grupo de negritos “Tundiquis”.
Según Escalier, este personaje generó el origen de los Caporales, además de recordar, ser protagonista de la fundación de los Caporales Waras, Caporales Zíngaros Villa Victoria en La Paz y de Caporales Centralistas junto a sus primos y otros jóvenes paceños y orureños, en el Carnaval de Oruro.
FREDDY YANA COARITE
Folklorólogo paceño, afirma en un documento, presentado en el 1er. Encuentro del Origen de los Caporales en La Paz, que los Caporales es el resultado de un proceso de transformación de negritos y tundiquis, por los 60 cuando la Fraternidad Negritos Illimani, invitó a un grupo de Chicaloma de los Yungas. Al referirse a la música indica que es una adaptación del Huayñu y el Taquirari realizado por Freddy Suazo integrante de “Los Payas”.
FRANCISCO CASTELLÓN HERRERA
Antropólogo orureño, afirma que la danza de los caporales, no es producto de una investigación, sino resultado de un hecho casual que se origina en la Facultad de Medicina en la UMSA La Paz, en los 60, en ocasión de un festival de danza folklórica, época en el que la juventud se identificaba con la “canción protesta” y “denuncia social”.
Castellón narra, que un grupo de universitarios orureños de medicina, presentaron una danza en base al baile “Ckasachok” (danza de kosacos rusos), nuevo estilo de danza y plasticidad logrando despertar singular preferencia por su vestimenta: Guaracha cubana, bombacha gaucha, botas del gangaceiro brasileño.
ORURO
En la Capital del folklore, la danza de los caporales, se globalizó y universalizó al mundo a través del Carnaval de Oruro, danza contemporánea, con sentimiento tundiqui, agresividad de tuntuna, fortaleza de saya, siendo gestores de la danza en el Milagro anual Orureño: Abelardo Espinoza (Negritos Centralistas), Héctor Escalier, Hnos. Félix y Jaime Zamorano (Co fundadores de los Urus del Gran Poder, Waras La Paz), Jaime Durán, Walter Escobar (Fundó más después Caporales San Simón), Zaida Rodríguez, Hnos. Alave, quienes el 6 diciembre 1975, fundaron la primera institución de Caporales en el Carnaval de Oruro, hecho cultural que generó después la creación de Sambos Caporales, Caporales Enaf, Caporales Ignacio León, Caporales San Simón, Caporales CBN, recordando a Caporales San José.
Fuente: LA PATRIA
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