Riquezas de un pueblo de esclavos reflejadas en cargamentos de plata

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La riqueza de un pueblo que fue esclavo en la época de la colonia por invasores del viejo mundo, es representada en los fantásticos cargamentos de platería fabricada por orfebres orureños, cada año en el fastuoso carnaval y fiestas patronales.

La entrada de cargamentos es una expresión tradicional en la celebración del Carnaval de Oruro, sin embargo, se manifiesta también con el mismo sentido en todas las fiestas patronales que tienen lugar en las provincias.

Consiste este acontecimiento en el acompañamiento de la riqueza en plata labrada, joyería en oro y piedras preciosas debidamente dispuestas y arregladas sobre aguayos y albos manteles en vehículos motorizados de diversa índole, siguiendo a los conjuntos folklóricos durante la entrada de Carnaval de Oruro obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

El número de estos cargamentos tenía variaciones, se presentaban según a la capacidad de cada grupo de folkloristas, durante el Carnaval y también este número de cargamentos fue variando cada año, siendo menor su apogeo.

Existen muchas hipótesis que tratan de explicar el significado de los cargamentos y la práctica de la misma en las fiestas patronales. La más aceptable de todas las hipótesis está basada en el hecho de que los cargamentos simbolizan el traslado de la riqueza extraída de los socavones en la época de la colonia para luego ser exportada a la corona española.

Tiempo atrás el mineral era transportado en grandes cargamentos por senderos altiplánicos y valles hasta llegar a las costas oceánicas y embarcar los grandes tesoros de mineral en grandes carabelas hasta llegar al viejo mundo europeo, donde la corona española gozaba de la riqueza de Charcas.

Este hecho en la actualidad se convirtió simbólicamente en la entrega material y espiritual a la representación superior de la fe, nada forzada, sino, por adhesión estrictamente devocional, Alberto Guerra en su libro “Estampas de la Tradición de una ciudad”, explica este hecho como la “auto entrega de algo conseguido con trabajo para bien del pueblo mismo”, además de ser una actitud de protesta en contra de la invasión y explotación extranjera.

La práctica de los cargamentos se convirtió en un sello netamente simbólico como una autentica soberanía nacional, puesto que este hecho se replica en varios puntos del país, con mayor o menor incidencia en la cultura popular y en las grandes metrópolis esta costumbre se va perdiendo.

Por otra parte en la década de los 40’s, el carnaval orureño presentaba dos tipos de entrada, por ejemplo el sábado de Carnaval que se caracterizaba por el ingreso de comparsas de artesanos, trabajadores de fabricas, fabriles y los famosos carniceros o matarifes, pioneros de la diablada tradicional.

La otra entrada, se realizaba el domingo, donde participaban los jóvenes de alta sociedad quienes lucían trajes de lujo refinados, elaborado por los mismos bordadores, con tendencias europeas, además de ostentar su riqueza en grandes cargamentos cargados por jumentos y posteriormente en movilidades de la época.

Pero la población esperaba con ansias la entrada del sábado, puesto que era más devocional y no existía distinción de clases sociales, ya que todos podían ser parte de esta fastuosidad pagano religiosa, además de apreciar cargamentos que no eran para dar a conocer el poderío económico de las familias, al contrario, adornaban a mulas, asnos o bueyes con platería, para representar las riquezas extractadas en la época de la colonia, pero simbólicamente, se hace entrega estas ofrendas materiales a la Virgen del Socavón patrona de los Orureños desde hace siglos.

De aquel tiempo de bonanza se recuerda a capataces vestidos de terciopelo con grandes cantidades de plata que adornaban sus manos y cuello, al igual que sus jumentos que cargaban el preciado metal, para encandilar al visitante.

En años pasados la devoción era más profunda y no existía ese exhibicionismo reprochable por parte los danzarines ni el paganismo. La tradicional Avenida 6 de Octubre era la calle por donde pasaban los folkloristas con pasos gallardos al ritmo de la música interpretada en tonos de diablada, morenada y otros.

Los bueyes en filas de dos cabalgaban con más lentitud los cargamentos que mulas y burros, por otro lado las mulas mostraban en sus orejas cintas tricolores sujetadas con finos pendientes en forma de estrellas o media luna, cada animal llevaba un muñeco vestido de oropeles, esta tradición aun se mantiene, pero en ciertos casos es remplazado por oso de peluche.

Significaba para propios y extraños contar cuantos cargamentos paseaban por la plazuela del Santuario de la Virgen del Socavón, al principio sobrepasaban más de 100 cargamentos, pero luego rebasaron la cantidad de 300 cargamentos, pero con la modernidad ya no eran cargados por mulas o bueyes, estos fueron remplazados por motorizados cubiertos de aguayos y cintas multicolores con platerías colgantes labradas a mano.

Esta riqueza cultural a pesar del tiempo seguirá presente en el Carnaval de Oruro, porque representa la esclavitud de un pueblo y el saqueo de la riqueza natural que fue sustraída, el dolor que este hecho representa para todo un pueblo devoto de sus costumbre y respetuoso de los seres supremos es ofrecido a la Virgen Candelaria, luz que ilumina el camino de sus feligreses.

En los cargamentos se podía observar la muestra de platos, cucharas, fuentes, bandejas y otros utensilios que eran diseñados y elaborados a mano por orfebres orureños capaces de crear las más hermosas y finas platerías.

Fuente: LA PATRIA