Convite es compartir

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Orureños o no en la actualidad conocen como el Primer y Último Convite, al primer y último ensayo, para participar del Carnaval de Oruro, terminología que de alguna manera tiene su origen en el “rodeo” que se practicaba hace más de 100 años, por quienes protagonizaban las primeras fiestas devocionales, para determinados santos patronos, pero de manera más intensa y particular en honor de la Virgen del Socavón.

El “rodeo” puede estar asociado al convite, pues desde principios del siglo pasado, muy próximos a los días de Todos los Santos, los pasantes de las agrupaciones que bailaban en honor de la Virgen del Socavón invitaban a sus amistades ofrendas muy similares a las que se distribuían para pedir oraciones por las almas, pero con la diferencia de comprometerlos a participar de la fiesta a realizarse un año después.

La primera invitación del “rodeo” coincide con las fechas en las que ahora se realiza el Primer Convite, entre tanto que el “Último Convite” es un término ahora asociado con el último ensayo, que se realiza el domingo previo al Sábado de Peregrinación y por explicación de los investigadores, se traduce en la retribución al esfuerzo realizado bailando, luego de prometer bailar en honor de la Santa Patrona.

Sin embargo para Jesús Elías, el verdadero Último Convite, es una costumbre que todavía persiste y tiene lugar el mismo Sábado de Peregrinación siendo protagonizado por los miembros de la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro, los Incas Hijos del Sol y la Morenada Zona Norte, luego de la peregrinación en honor a la Virgen del Socavón.

Detalló que los integrantes de la centenaria diablada que da inicio al Carnaval, una vez concluida su participación, desde hace más de 106 años mantienen la costumbre de trasladarse hasta la calle Cochabamba y Linares, donde los pasantes agradecen a los participantes convidándoles comida y bebidas, quienes luego reciben a los Incas y los miembros de la morenada Zona Norte, para también invitarles alimentos “aún sea un bocado”.

Tras compartir por minutos y hasta horas, cuando los diablos comienzan a retirarse, los morenos retribuyen la atención. “En muchos casos terminan en un fraternal abrazo”, comentó Elías.

Debe ser un interés de las autoridades y protagonistas del Carnaval, fortalecer esta práctica. “Cuando los danzarines luego de pasar de rodillas ante el altar de la Virgen del Socavón empiezan a compartir lo mucho o poco que tienen”, refirió.

ORIGEN DEL CONVITE

“Esta actividad conlleva el origen mismo de la misma peregrinación. Es un fenómeno mucho más interesante, y se origina en otro como es el rodeo que implica una forma de ofrenda que hacen los pasantes invitando a bailar en su conjunto folklórico. Invitan masitas, tal cual se hace en Todos Santos y desde aquella fecha hasta antes de Carnaval para que los amigos y conocidos puedan colaborar con el pasante para realizar la fiesta patronal. Todavía a la fecha en algunos conjuntos se practica el rodeo para los cargamentos o armado de arcos de plata”, afirmó.

Los grupos sociales cercanos a los pasantes no necesariamente deben poseer abundancia económica, otros colaboran con el sacrificio y la voluntad de la danza. A partir del ensayo que se realizaba por un lado para la teatralización del relato de la diablada, los incas y la morenada y por otro lado los ensayos de danza para la presentación en el recorrido de la peregrinación y al existir un desgaste físico, era retribuido con un refrigerio y bebidas.

“El convite es el desprendimiento del organizador o del pasante para agradecer a quienes dieron todo de sí. El pasante realiza una especie de ágape, convivencia o lo que realmente se llama un convite”, destacó.

Esto tiene algunas características, es decir invitarle al cansado, convidarle agua, refresco, chicha alcohólica o no, puede ser de maíz o de maní, además de algún alimento, antes era tradicional el ají de fideo con trocitos de cuero de chancho, en una especie de plato colectivo.

Además de ser una etapa de todo lo que es el Carnaval, el convite es un espacio para la creación y fortalecimiento de lazos de amistad entre los que protagonizan la fiesta, ahí nacían nuevos devotos, se generaba la conciencia religiosa y espiritual. Se generaba también el interés por continuar dentro la actividad que si luego ya no podían bailar algunos se comprometen a entregar una ofrenda económica.

Elías sostuvo que el convite tiene más de 100 años de data, el término es muy acuñado en Oruro, pues en otros sectores se denomina ágape, convivio, invitación, reposición de lo prestado. “Esto ya trasunta al siglo XIX, no sabemos cuánto tiempo pueda tener en la cultural orureña, pero en forma documental nos remontamos a por lo menos 150 años atrás”, concluyó.

Fuente: LA PATRIA