Fundamental: Concertación y entendimiento entre todos
24 mar 2011
Por: Armando Mariaca V.
Un mal que lacera a los bolivianos y que aleja esperanzas de prontos cambios, es la pobreza que padecemos desde siempre y que, con el paso del tiempo y de gobiernos por los poderes del Estado, desde la misma creación de la República, se acrecienta, crece sin límite alguno. Ésta es la verdad que reconocemos los integrantes de nuestra comunidad nacional pero que no hacemos algo por revertirla.
Han pasado muchos partidos políticos y gobiernos dictatoriales por los poderes del Estado; cada uno, a su turno, expresó los mejores conceptos y propósitos para encararlos con responsabilidad. Los programas partidarios, muchos presentados en tiempos electorales, consignaron intenciones y pasos importantes que deben darse desde los poderes que alcancen mediante elecciones democráticas.
Llegados al poder, quienes alcanzaron la confianza del pueblo –con voto calificado o con el voto universal desde el año 1956– todo lo prometido quedó en el “costal de olvidos” y se impusieron las políticas del “dejar hacer y dejar pasar” tan característico de los países subdesarrollados y, en grado extremo, del nuestro. Esa dejadez, nomeimportismo, indiferencia y hasta irresponsabilidad han sumido al país en mayor pobreza y lo hizo más dependiente.
Dentro de los parámetros históricos, a cada gobierno se le adjudica lo mucho o poco que haya realizado; pero, es tan poco que hasta da temor y vergüenza decirlo. Por el contrario, ¿qué pasó con países de la misma situación de pobreza?, ¿Cuánto han superado sus falencias, complejos y dejadez?
En cualquier situación –y esto cabe también para los países ricos y desarrollados– es preciso reconocer que las políticas partidistas de la ideología que sea, cuando disponen del poder de administrar un Estado, olvidan sus programas y principios y, no concretan en hechos sus promesas; pero, la mayoría de los que han logrado superar siquiera mínimamente la pobreza, han hecho algo, han dado pasos que han servido para mejorar en algo la situación de sus pueblos; en cambio, ¿cuánto y qué hicieron en Bolivia quienes pasaron por el poder?
Hoy, con pregones sobre cambios, vivimos la situación de no cambiar nada porque quienes deben ser promotores o actores de ello, no cambian en nada y siguen en la senda de los que esperan seguramente mejores tiempos para cambiar o, según parece, gusta mucho más ser como son y “es preferible dejar que el tiempo pase y se olvide todo”. Ésta es la realidad en que vivimos, aunque las esperanzas nunca periclitan en un pueblo que confía y tiene fe en valores.
El gobierno, conjuntamente entidades e instituciones que tengan representación de la sociedad boliviana en todos sus estratos, tendría que dar pasos para examinar realidades del país y sacar conclusiones; en base a ellas, buscar caminos para encarar políticas constructivas y llegar a una situación en que puedan decir: “Dimos los primeros pasos, nos encontramos y logramos, conjuntamente, saber que podemos hacer lo que antes no nos propusimos; hoy, queremos salir del marasmo, de las dudas y desconfianzas del esperar que el gobierno o los otros hagan lo que nos corresponde por igual”. Asumir y cumplir buenos propósitos será posible siempre que se renuncie a la soberbia, la petulancia y hasta la estupidez partiendo del principio de que unidos podemos mucho y desunidos agravamos nuestros males.
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