En dos frentes hay expectativa por la próxima celebración del Día del Mar Boliviano este próximo 23 de marzo, fecha en la que el héroe Eduardo Avaroa el año 1879 defendió con su vida junto a otros patriotas bolivianos el puente del Topáter, ante la aleve incursión de fuerzas chilenas que ocuparon y nos despojaron de nuestro territorio.
Pero las expectativas no están directamente centradas en el hecho histórico en sí, pues las crónicas de entonces ratifican plenamente la incursión del ejército chileno sobre un desguarnecido territorio boliviano, hoy en el escenario más importante de las negociaciones diplomáticas entre ambos países y con cierta prioridad por parte de Bolivia para recuperar “el mar perdido”, porque así lo establece la nueva Constitución y es deber cumplir tal mandato.
Esa posición ha tomado giros interesantes en las relaciones del actual gobierno con los de Chile, primero a través de la Presidente Michelle Bachelet, que abrió una agenda de 13 puntos consignando entre estos el tratamiento de la demanda marítima boliviana que apunta a recuperar el mar con soberanía. Pero las consideraciones se extendieron “diplomáticamente” durante toda una gestión sin avances concretos. La relación del Gobierno Boliviano con el nuevo mandatario de Chile comenzó con buen pie, en un partido de fútbol, pero el mandatario chileno fue más claro al poner en duda aquella posibilidad de dar a Bolivia mar con soberanía.
Las cosas están como están, con la continuidad de negociación estrictamente diplomática a través de los cancilleres en el orden bilateral, pero el pedido del Jefe de Estado boliviano de poder tener una respuesta sobre el tema marítimo por parte de su homólogo chileno Sebastián Piñera para Día del Mar, el miércoles 23, simplemente no tiene avance.
Consiguientemente surge la expectativa especialmente en los círculos políticos de Chile, en los de la diplomacia del vecino país y su población civil que se expresó no hace mucho a través de una encuesta opinando por el NO a una posible devolución marítima con soberanía. Sobre el tema hay una explicación lógica, técnica y geopolíticamente práctica cuando el Presidente Piñera observó la imposibilidad de “dividir en dos” su territorio para acceder al pedido boliviano, situación que aparentemente sólo se arreglaría a través de la posición peruana de facilitar en acuerdo con Chile un enclave en la zona de Arica, asunto que parece sigue en tapete pero que se ampliaría ahora al otro país vecino, el Perú.
En Chile están esperando el discurso del presidente boliviano que debe pronunciar el Día del Mar, ocasión en la que seguramente se fijará alguna política interna para que cumpliendo lo que dice la Carta Magna se insista en la recuperación del mar perdido.
Los políticos chilenos y algunos opositores bolivianos señalan que el asunto del mar sería utilizado por el Poder Ejecutivo en funciones para desviar la atención ciudadana ahora centrada en la pérdida de popularidad del Presidente Evo Morales. En todo caso, la oportunidad será muy importante para que los bolivianos también conozcan la realidad de las negociaciones con Chile.
Fuente: LA PATRIA
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