Jueves 17 de marzo de 2011
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Ya se ha hecho una costumbre que después del Carnaval se haga una serie de análisis sobre el desarrollo del evento, generalmente los comentarios son de crítica a problemas que no pueden solucionarse y que se mantienen de manera anual, sin que se encaren planes concretos para que el próximo se realice sin aquellas fallas, diríamos de “orden tradicional”.
En lo que corresponde a la última edición del Carnaval 2011, en criterio de los “entendidos”, se han logrado algunos avances significativos, por un lado en lo que corresponde a preservar la seguridad de danzarines y de dar comodidad a los espectadores, con mejores graderías, con más barandas de seguridad y con más baños químicos o sanitarios temporales.
Los conjuntos folklóricos por su parte mostraron algunas innovaciones en materia de indumentaria, se observó el retorno a ciertas tradiciones y se eliminó -aunque en poca escala- la distorsión en máscaras y parte de los atuendos que mostraban características más orientales o asiáticas que específicamente las folklóricas andinas que no deben suprimirse.
En el orden organizativo y administrativo los problemas siguen siendo los mismos cuando se tratan de establecer responsabilidades en función de una Ley vigente y sus correspondientes normativas que asignan a la Alcaldía, a los Conjuntos Folklóricos y al Comité de Etnografía y Folklore la delicada misión de organizar el gigante evento desde su inauguración (en noviembre de cada año) hasta su culminación en Miércoles de Ceniza (en febrero o marzo).
Fuente: LA PATRIA
