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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Despreciada Cuaresma - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
En su Mensaje para la Cuaresma 2011, Benedicto XVI nos propone la Cuaresma como un camino evangelizador e interpelador de cinco semanas.
El Santo Padre explicita de una manera profunda y a la vez clara, el intenso nexo entre el Bautismo y la vida nueva en Cristo Jesús: “el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado”. Nos invita consecuentemente a redescubrir la radical novedad cristiana que deriva del Bautismo.
Y tiene razón Benedicto XVI, porque como una mendiga, la Cuaresma camina de puerta en puerta, llama en las aldabas de las almas, y nadie la hace caso. ¡La Cuaresma ha muerto antes de nacer! La hemos matado nosotros, los mediocres cristianos.
Nos recuerda el Papa, que ese recorrido cuaresmal, que apunta a la Pascua, tiene 5 estaciones dominicales, de las que nos ofrece una guía interpretativa, de la clave temática de la Palabra divina, en los evangelios que iluminan cada uno de los domingos cuaresmales.
La Liturgia da enorme importancia al espíritu de la Cuaresma: Es un tiempo ideal para reconocer las miserias personales, las debilidades congénitas, las inclinaciones a algunos vicios, las experiencias de pecados cometidos, la pereza en el seguimiento de Jesús. Un largo tiempo que desemboca en la Semana de la Pasión, si el alma ha penetrado en las profundidades de su espíritu y se conoce tal como es. Y penetra con sentimientos de purificación en la Semana Santa para purificarse con la Sangre de Jesús y prepararse a una auténtica Resurrección interior.
La Revelación divina nos va ayudando gradualmente, con los mejores textos de la Biblia, del Antiguo y Nuevo Testamento, que tratan del valor de la purificación y del gozo de la transformación interior. No sólo los domingos, diariamente durante el tiempo de Cuaresma, hay un mensaje diverso, con textos iluminados por Dios, capaces de sacudir a un alma que se abre con sinceridad a la lluvia de la inspiración divina. Es una teología de la conversión, que descubre hasta las raíces del pecado personal, de sus tendencias al mal, de su anemia espiritual, y le da remedios extraordinarios para su vitalización. Y junto a la reflexión de textos inmejorables, la ascesis, la penitencia, el sacrificio, la renuncia que dichos textos nos presentan como realizada alegremente por personas que nos son gratas, sobre todo por el mismo Salvador espejo de nuestra vida de santidad.
El Mensaje del Papa, nos recuerda que la Iglesia ha visto siempre “en la tríada tradicional oración-ayuno-caridad las formas fundamentales para cumplir con el precepto divino de la penitencia” como lo enseñaba Paulo VI. “En otras palabras: la penitencia, es decir, la conversión de lo malo a lo bueno, y de lo bueno a lo mejor, se produce en los cristianos fundamentalmente por el camino de la oración, el ayuno y la limosna”. Son medios para vivir de modo más radical el amor de Cristo. El ayuno nos abre a Dios y a los hermanos. La limosna nos impulsa a luchar contra la idolatría de los bienes y a recordar el primado de Dios. La oración puede ser, en Cuaresma, sobre todo la meditación y la interiorización de la Palabra de Dios a fin de encontrar tiempo para Él.La Cuaresma solo vale para los buenos, para los que toman en serio su mejoramiento interior, para los que anhelan la santidad. Los demás quedarán en la siesta de su pereza, en la hamaca de sus vicios. Hemos reducido las obligaciones de ayunos y abstinencias a lo mínimo posible, y aún ese ridículo ayuno apenas lo observan más que unos pocos sinceros guardadores de la ley. Quien vive el espíritu de la Cuaresma no espera que nadie le imponga penitencias, porque será el mismo grito litúrgico -con exhortaciones y ejemplos- que llegará a sacudir el fondo de su ser, convenciéndole de la ridiculez de su catolicismo y de la flojedad de su seguimiento a Jesús, lo que provocará su propia reacción de búsqueda de la penitencia.
En Bolivia, la Cuaresma tiene un enemigo formidable: el espíritu del Carnaval, la temporada más larga, más divertida, más viciosa, más pecaminosa del año. En algunas regiones, la celebración del Carnaval (que propiamente debería terminar el Miércoles de Ceniza) se prolonga hasta muchos días más, ensuciando con su baba inmunda personas, tradiciones y costumbres añejas.
Ante la desconsideración que se tiene con la Cuaresma, y la estimación por el Carnaval, debemos todos, con verdadero temor, exclamar; “¡Sálvese quien pueda!”
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
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