Lunes 07 de marzo de 2011

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Por unas horas, por un par de días, Oruro fue noticia nacional, como todos los años por la realización de su fastuoso Carnaval, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, sin embargo, como siempre, luego de la fiesta, del suceso, la ciudad y la región, volverán a su quietud de olvido y marginación, pero a pesar de todo sin duda, esta gran fiesta a diferencia del poder, es de todos; en ella se funden las expresiones más contradictorias y se construye una identidad colectiva.
Ese es el análisis del asambleísta departamental por Unidad Nacional (UN), Eduardo Campos, que se refiere a ciertas aristas del Carnaval de Oruro, que connotan escenarios singulares.
“Es frecuente referirse a la fiesta como una actividad banal, poco seria incluso perjudicial. Se dice que es una manera de perder el tiempo y postergar los asuntos importantes. Esos criterios aparentemente responsables y serios olvidan que la conducta humana está llena de misterios y contradicciones, a pesar de las dificultades de la vida, la mayoría de las personas no dejan de confiar en un futuro de felicidad, y es que el hombre (como especie) asume su existencia en un plano corto, el cotidiano, el del sacrificio, de la entrega, la dedicación y otro largo, uno estratégico, el de la realización, del éxito, de felicidad. La fiesta, es el puente entre un escenario y otro, es lo que le permite esperar que las cosas no sean siempre como son, sino mejores. La fiesta es la expresión de esa ilusión de confiar en la bondad de la vida”, explicó Campos.
Fuente: LA PATRIA