Lunes 07 de marzo de 2011

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La ley de causa y efecto, también conocida como ley de siembra y cosecha, tarde o temprano lo saca todo a la luz. Así comprenderemos mejor la expresión: “Los molinos de Dios muelen lentamente”. Lo que de contrario a la ley divina, no ha sido arreglado ni purificado, se dirigirá hacia nosotros, bien en la Tierra o después de la muerte en el más allá, hasta que lo eliminemos mediante el arrepentimiento, el pedir perdón y la reparación.
En el reino de las almas sentimos directamente en el alma lo que hemos hecho a nuestro prójimo, aunque haya sido sólo en pensamientos. Como alma sentimos el dolor, el sufrimiento y todo lo que nuestro prójimo ha sentido y sufrido por nuestra conducta. Eso puede ser para nuestra alma, en determinadas circunstancias, los denominados tormentos del infierno.
Vive por tanto el instante y aprovecha tu tiempo terrenal, para vivir luego como alma en ámbitos más luminosos y sutiles. De la publicación. “Vive el instante”
Vida Universal
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