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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 El Carnaval del Bicentenario mejoró en relación a los otros - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El Carnaval del Bicentenario mejoró en relación a los otros
07 mar 2011
Por: Ximena Miralles Iporre
El Carnaval del Bicentenario mejoró en relación a los otros. Baso esta afirmación en el hecho de que hubo poco bache y fue mejor organizado, por lo menos en el sector del Santuario, la iniciativa de poner vallas fue buena, ya que se logró una mejor estructuración del espacio para los danzarines, que además de demostrar sus habilidades pudieron acceder al templo sin problemas.
Cuando pusieron las vallas en todo el recorrido la primera vez, creo que muchos pensamos que le quitaban la esencia al Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, pues parte de esta fiesta devocional era el compartir con el público, interactuar con los espectadores, por lo menos en algunos casos como el personaje del oso de la diablada que se “robaba” a las muchachas jóvenes y las invitaba a bailar con él.
No obstante, esta manifestación cultural creció tanto y tan vertiginosamente que hacía falta algo que contuviera el caos generado por el consumo de bebidas espirituosas, pues los jóvenes ya no esperaban a que un personaje, que vinculaba a los danzantes con el público escogiera a quién invitaría a bailar, bajaban al espacio del recorrido y se ponían a danzar con desenfreno, cometiendo en algunos casos desmanes y perjudicando a los que expresaban su devoción por la Virgen del Socavón, desluciendo totalmente la Entrada.
Lo mismo ocurrió ahora en el Santuario, la contención colocada en el rededor de la plaza del Folklore ayudó mucho a que la danza se convierta en una expresión sincera de fe y no un desenfreno que empaña la fiesta orureña.
Por otra parte, sí se vio alrededor del Santuario aún gente ebria, sobre todo en la madrugada, personas que hasta perdieron el conocimiento, pero al menos no estaban dentro del templo ni en sus puertas. A diferencia de otros años, dentro del Santuario del Socavón se vio menos gente pernoctando, ya sea por cansancio o por haber consumido bebidas alcohólicas en exceso, lo cual le dio un ambiente más solemne y espiritual.
Lo que sí deslució un poco la fiesta devocional fue el descontrol en algunas arterias de la ciudad, espacios que aprovecharon personas que se excedieron y se emborracharon ya que además de causar molestia también atentan contra la seguridad de los bailarines.
Por otra parte, está el hecho de que los danzantes, en especial las mujeres necesiten protección extra de sus familiares hace que el público que disfruta sanamente no pueda hacerlo a plenitud, pues estos “acompañantes” tapan todo, como en el caso de los Caporales de San Simón, famosos por su impresionante coreografía que no se aprecia cuando tienen a un séquito de personas que por un lado no les permiten desplegar su talento y por otro hacen de muro que no deja al espectador lograr su cometido, observar el espectáculo.
En cuanto a la música, en mi opinión la Banda Poopó presentó un espectáculo digno del aplauso, la emoción, la coreografía, la preparación, la coordinación y la interpretación de sus instrumentos hicieron ver por qué se considera local, nacional e internacionalmente como la “mejor banda de Bolivia”. No obstante, mi favorita fue la Continental 100%, por su elegancia, por la interpretación de la música, además por el carisma que tienen sus integrantes, en especial Víctor Hugo Sepúlveda, quien a pesar de no haber nacido en Oruro, se siente más orureño que el chuño y lo demuestra con el cariño que siente por la gente oriunda de esta tierra de los Urus y por la música propia del Carnaval.
La nota que le quita un poco lo devocional a la Obra Maestra es, en mi opinión, son los escotes excesivos tanto por arriba como por debajo, pues si bien es un deleite para el público masculino el poder apreciar los atributos de las mujeres, considero que no es necesario tanto exhibicionismo para mostrar la belleza femenina, menos tratándose de una fiesta de fe, devoción, religiosa.
Lo que más disfruté fueron tres cosas, el cargamento de los Suri Sicuris, llevado en un auto antiguo, el cargamento de la Diablada Ferroviaria, en un carro tirado por un caballo y la imagen de la Virgen que se veía muy bonita, la cual, luego me enteré, es la maqueta del monumento que se construye en el cerro Santa Bárbara, pues le dio otro aire a la Entrada de Carnaval recordando el porqué de esta fiesta.
Quizás algunos de los lectores estén de acuerdo con mi opinión, otros no lo estarán, se respeta, pues cada quien ve, vive y siente el Carnaval de Oruro a su manera, por eso es necesario estar presente en la Capital del Folklore de Bolivia, para saber cómo es, pues no se puede describir con palabras, hay que vivirlo.
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