Canto al hombre vertical y eterno
Canto a Oruro donde el trabajo
tiene la fragancia del pan moreno.
Trigo y sudor, aire campesino
perfumando la mesa del pueblo
y sangre de mazorca tiñendo de alegría
el fondo de plurales escudillas.
Aroma de pampa
la amistad hecha abrazo:
canción de bienvenida
la voz del arenal en cada esquina
del charango.
Estaño y roca
canto a Oruro.
De un año de siglos
se levanta el carburo
para alimentar tu senda.
¡Cantar de copajira!”
Yo canto al hombre vertical
y eterno:
roca de auténtica ternura
que aflora en cantos y martirio.
Canto a Oruro / Martín Condori
indio o cholo: minero,
capitán de los vientos,
precursor de las uvas.
A la tierra,
donde madrugan las sirenas
alborotando mil montañas,
convocando al socavón
y a la dura tos de dinamita
y a la rosa incendiada
en el fatigado crepúsculo
de la sangre,
y al bronce: flor de campanario,
dulzura de paloma
que en matinal aleluya de alas proclama
la derrota final de las sombras.
Oruro: barro y relámpago
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trabajaron tu nombre
y cuando en los últimos
bodegones de la tarde
encendió sus altas lámparas el vino
tu alma se hizo copla y llanto
en la trágica ronda del estaño.
Hasta tu pecho de metal codiciado
llegó la furia del extraño
y por siglos en tu covacha tétrica,
sin hora ni calendario
escondióse el hambre:
¡Arcángel demacrado!
En tus huayños lloró su noche larga
la luna nueva del harapo:
pero cuando supiste
que la voz del estaño sólo ordenaba
socavones de asfixia adquirió tu voz
la lozana forma del trigo
y te diste –pan de batalla–
en la urgencia brutal de la barricada.
Desde la tierra del Sumaj Orqo
yo vengo a cantar a Oruro
la tierra del hombre vertical y eterno.
Yo canto a sus poetas que cantan
con el verbo encendido
de las admoniciones.
Yo canto al hombre de Oruro
un canto nuevo
hecho de amor y esperanza.
Florencio Tórrez Guzmán.
Potosí, 1927
La muerte del minero
Juan Navarro,
insepulto y sepultado
yace en el fondo
de la mina oscura.
Afuera el Sindicato
un grandioso homenaje
ha preparado:
fue mártir del progreso,
fue soldado…
declama el intendente
En su lectura
y en solemne responso
el señor cura lo llama,
boliviano iluminado.
¿De qué sirve todo eso
Juan Navarro?
¿De qué sirve si estás muerto
y pudriéndote en el barro
sin saber que en Oruro
es primavera…?
Carlos E. Figueroa. Poeta argentino.
Oruro
Oruro es un proletario
que viste casco minero.
Tiene una llama en la frente
y un ruiseñor en el pecho.
“¡Oruro!” gritan los trenes,
que van rayando el silencio.
“¡Oruro!” suena el pututu,
estremeciendo los cerros.
Como una locomotora
que canta a los cuatro vientos
se oyen zumbar los latidos
de su corazón de hierro.
Están los diablos de luna
bailando sobre su pecho
y sus pisadas retumban
en sus pulmones mineros.
Y los quirquinchos resbalan
sobre sus bíceps de obrero,
mientras por las bocaminas
sacan su lengua los cerros.
Oruro es un ferroviario
que en un convoy gigantesco,
lleva al pueblo boliviano
hacia un mañana soberbio.
Oscar Alfaro.
Escritor y poeta tarijeño.
Fuente: LA PATRIA